lunes, 18 de enero de 2010

Josep Guardiola y Sandro Rosell.

Ya lo dijo Albert Perrín: "Sí, me temo que las elecciones serán sucias". Dicho y hecho. Los todavía mandamases/supervervientes del Barça, con el generismo y desprendimiento que siempre ha caracterizado a un diario de colores y con el tontorrismo e imbecilismo que ha caracterizado al otro, están tomando ya parte en las venideras elecciones, si las hay, que todo puede ocurrir. Unos, los de los colores; otros, los tontorrismo, parecen haberse puesto de acuerdo para dar juego a Laporta y ejercer una brutal presión sobre la necesidad de que Guardiola estampe su firma en la renovación cuando -unos y otros- saben que Laporta más Oliver más Sala Martin más Godall más Begiristain mas el semitapado Soriano no pueden ver ni tragar al entrenador. Pero no les queda más remedio que tragar. Tragar, porque ahí están los seis títulos (y su personalidad)y tragar porque hay unas elecciones en puertas y quieren colgarse la medalla no vaya a ser que se la cuelgue otro, el que ya lo fichó para Nike, o sea, Sandro Rosell. Y por ahí, naturalmente, no pasan. Por eso ejercen una presión brutal sobre el entrenador e imagino sobre Orobitg, su silencioso representante. Los del llamado consenso quieren, cuanto antes, la fotografía, y los diarios apuntados también para vender, no a Guardiola, sino a Laporta y sus secuaces del consenso. Porque la pretendida unidad que venden es tan falsa como todo lo que sale por la boca de Laporta, Godall, Oliver, Sala Martin y el, repito, semitapado Soriano.

Vamos a ver: si lo del consenso y la unidad fuera cierto hace tiempo que hubieran intentado un acercamiento a Sandro Rosell, siempre y cuando la aproximación fuera real y no una trampa. Pero ni lo han probado, ni lo han querido, ni lo han pretendido, porque quieren seguir rigiendo/viviendo del club bajo el antojo de ellos, de espaldas a los socios, aprovechando el marcador y los títulos a favor para hacer lo que les pasa por las pelotas. Ya he dicho en más de una ocasión que las alfombras de Gaspart pueden no ser nada al lado de las de esta banda. Al final, Gaspart, habrá sido un angelito que sólo se conformó con la venta de Figo y los fichajes de Overmars/Petit, con lo que cubrió aparentemente su cupo.Bueno hubo después el extra de aquel brasileño al que Pereda se le ocurrió poner precio y le contestaron que el precio lo ponían ellos.

Pero salvo estas "pequeñeces" y alguna que otra, Gaspart va a pasar a los altares barcelonistas en cuanto se sepa, de verdad, lo que han hecho éstos. Y lo sabremos. No por los diarios tontorrones y de colores, lo sabremos por dónde se sabe todo: por las cloacas blaugranas. No hace falta ir al Pipper´s para enterarse de las cosas. Bajas por las cloacas, te llenas de mierda, pero te enteras de todo.

Pero a lo que iba. Esta banda del consenso es tan falsa que nos quieren hacer ver que adoran a Guardiola para su renovación, cuando Evarist Murtra se quedó casi calabérico intentando convencerles para que le ficharan, primero para el "b" y después para el "a" cuando Soriano/Ingla/Begiristain le ofrecían el oro y el moro a Mourinho con la complacencia del presidente, del chaquetas y del aburrido.

O sea, todo ese romance que ahora exhiben hacia Guardiola es más falso que todos ellos juntos. Buscan la foto y punto. Aunque la foto y el punto pueda significar otra sangría para las arcas. Pero después de tantas renovaciones a precio de oro, ya no viene de una. Ya veremos, con el tiempo, quién paga todo lo que se está pagando. He dicho, en más de una ocasión, que Enric LLaudet se pasó ocho años de su presidencia pagando la herencia, no lo sólo la construcción del Camp Noy, con lo que ya contaba, sino las juergas, las amigas, las primas (no sólo las dobles de los partidos), los caprichos y las renovaciones de la era Miró-Sans/Helenio Herrera. Hubiera sido preferible algún título menos pero no sufrir después varios años de sequía porque los antecesores de Llaudet se habían llevado todo, y lo que sobraba.

Pues bien, termino, ahora, "la banda del consenso", además de pretender seguir chupando unos cuantos años más de las arcas del club, de querer presionar a Guardiola con una renovación más falsa que Judas, dicen pretender una unidad de los barcelonistas para encabezar la candidatura del aburrido y/o el chaquetas. Y en nombre de esa supuesta y más que falsa unidad, hablan con todos, menos con quien deben hablar, con Sandro Rosell, al que encima insultan y agreden constantemente con esos latiguillos que tanto gustan imprimir en los deportivos: evitar los ismos y hablar de un supuesto rencor y revancha por parte del aspirante y favorito, es decir Rosell. Y como éste calla, y calla, y calla, y hace bien en callar porque si no le van a bombardear desde todos los sitios porque tienen los cañones preparados y donde no llegan ellos llegan algunas plumas y algunos micros dispuestos a todo, van y venden la falsa unidad, sin querer contar con el más imprescindible. Pero no importa. Así quedan bien ellos. Parece que van de buena voluntad, con generosidad, tendiendo la mano a todo el barcelonismo y las únicas manos que tienden es entre ellos y entre los que les hacen el juego. ¿Y por qué les hacen el juego? Conociendo el paño/los paños de quienes recogen recogen sus mentiras y fotografian también sus mentiras, por algo lo harán. Por barcelonismo, no.

Mejor que, por hoy, me reprima. Pero apañados van, Guardiola primero y Rosell después. O Rosell primero y Guardiola después. Son el odio personificado para los apóstoles (todos judas) de Laporta (el más judas de todos).