domingo, 11 de mayo de 2008

Un Barça sin cabeza.

Joan Laporta, o "Jan", como pijamente le gusta que le llamen, no es sordo, no es ciego y me está demostrando (además) que es tonto. Inteligente, no. Nunca lo ha sido. Ha sido (ha ido de) un guaperas, con pico de oro, pero vacío de contenido. Una de esas personas huecas/arribistas/oportunistas, con una ambición desmesurada que va por la vida aprovechándose de los demás. Aproximándose en cada momento al árbol que mejor le cobija. Hasta que el árbol, en escaso tiempo, se da cuenta de quién es/cómo es esa sombra que se le adjunta.

Laporta, "Jan", o JL, como quieran, fue en su momento un mal necesario. Los vientos pedían un cambio, un profundo cambio en la presidencia del Barça. Y los socios barcelonistas apostaron por el cambio. No por el mejor. Por lo que entendían que era el cambio más brusco/más radical. De los candidatos que se presentaban, Minguella era el que más sabía de fútbol. Llauradó, el que más se había entregado al barcelonismo. Jordi Majó era un desconocido. Martínez Rovira, lo encasillaban en tribuna, aunque fuera de Sants. Bassat parecía el primero de la clase. Laporta era el fuego nuevo. Él no entusiasmaba, pero el equipo que formaba la candidatura, sí. Gente joven y preparada, como Sandro Rosell que era el más conocido (y más preparado) de todos, por eso se lo disputaban varios candidatos. Martínez Rovira, por un lado y Lluis Bassat por otro, pretendieron tener a SR en sus filas. Pero no fue posible. SR estaba comprometido con su amigo Jordi Moix que ya quiso que fuera la cabeza de la candidatura. SR no supo decir no a Moix y se vió involucrado en una candidatura que ya estuvo a punto de abandonar (él y Bartomeu) antes de las elecciones porque comenzaron a percibir tics de JL que no les gustaba. Les disgustaba. Pero ya era tarde. Y como lo primero no era JL, sino el Barça, tiraron adelante, y lograron que aquella candidatura (sin la intervención del nefasto Badía) resultara ganadora. Y si el pico (falso) lo tenía JL, el tirón de la calidad/del prestigio personal/del barcelonismo histórico/ y el electoral lo tenía Sandro.

Al día siguiente de las elecciones, ya hubo divergencias. Sandro quería que todos/todos se mojaran en todos los aspectos y no quería que otros (como Cruyff) metieran mano donde no les correspondía, y si él era el vicepresidente deportivo iba a ejercer sus facultades le gustara o no al presi y al asesor en la sombra.

JL se dedicó a sumar voluntades, las voluntades de los directivos más débiles, más conformistas, más dóciles, más envidiosos, más resentidos, para intentar amargar los días/las horas/los minutos a los más válidos, a los más eficaces, a los más preparados, a los que en realidad estaban reconstruyendo el nuevo Barça. Y una vez enderezada le entidad, con un equipo nuevo, con una economía puesta a salvo, dijeron hasta aquí hemos llegado. Y se fueron los artífices del éxito, y se quedaron (dentro) los peores. Los traidores/los hipócritas/los mentirosos/los envidiosos, franquistas y madridistas incluídos, como el cuñadísimo.

Desde aquel día, desde la salida de los válidos, el Barça ha sido otro, convirtiéndose en la finca particular de Laporta y en el rancho de Cruyff.

Un histórico y gran barcelonista, el presidente que salvó económicamente al club, Enric Llaudet, poco antes de morir, escribió una carta en La Vanguardia en la que recordaba que él había sido "uno de los setenta mil socios que no votamos a Laporta". Para buenos entendedores, pocas palabras bastan. Era un aviso a todos los barcelonistas.

JL ha sido (es) un desastre y su directiva cómplice del desastre. El pasado año, tras el fracaso de la temporada, desvió la atención con el fichaje (fuera de tiempo) de Thierry Henry. Pero mientras la prensa hablaba/hablaba/hablaba del Barça de los "Fantásticos", con el francés a la cabeza, no se hablaba de otras cosas....

Ahora, se quiere repetir la historia. Desde la presidencia y la directiva se pretende que se hable de Guardiola y no de los muchos -y graves- problemas que tiene el club. Y vuelta a empezar. A pesar de los desastres, a pesar de las pancartas, a pesar de las pañoladas, a pesar de estar asistiendo a los graderíos cada vez más vacíos, una parte de la prensa continúa echando toda la mierda a algunos futbolistas y no al presidente y los directivos. Y otra parte se dedica a vendernos los éxitos de Guardiola en Tercera División, como anoche en TV3, que parecía que se había fichado al mejor entrenador del mundo. Es de esperar que con la llegada de Mónica Terribes a la dirección de la televisión catalana, mujer de implacable principios, entre las muchas cosas que tiene por arreglar, logre objetivizar el área deportiva de la casa, con algunos profesionales más pendientes de decir lo que JL quiere oir, que lo que la gente quiere escuchar. Y si hablo de TV3 es porque es una herramienta fundamental en la credibilidad del país y algunos no están por ese servicio.

Termino. El Barça está mal/muy mal. No por perder la Liga, o la Champions. Está mal porque el club ha perdido la poca cabeza que tenía. Está sin cabeza, lo que significa que está sin cuerpo, sin vida, sin futuro.

Si hace cinco años la Generalitat intervino para provocar la caída de un Gaspart bunkerizado en la presidencia, hoy, no sé qué hay que hacer pero lo que está claro es que el Barça no puede seguir en las mismas manos, descabezado. El país no se lo merece. Se puede ganar y se puede perder pero lo que no es admisible es tener un club que representa lo que representa en las peores manos que podía caer.

Hay que hacer algo y no creo que la moción de censura sea la solución a estas alturas del año con el campeonato finalizado. Ojalá me equivoque pero me temo que sólo servirá para que algunos medios puedan decir que "Laporta ha ganado". De lo malo, lo peor.