lunes, 5 de mayo de 2008

Palabras, palabras, palabras.

La palabra antes era sagrada. Bastaba dar la palabra y era como una acta notarial. La palabra, entre algunos (pocos) aún es una cuestión de fe. Pero ha perdido fuerza, por no decir que ahora, palabra y nada es casi lo mismo. O lo mismo, según en qué personas o personajes. Por ejemplo, la palabra de Joan Laporta está devaluada/desprestigiada. Ha dicho tantas cosas, ha prometido tantas cosas, la ha utilizado con tanta frivolidad y con tanta mentira, que cuando habla (o amenaza, que le gusta más) soy insensible a lo que dice. Me merece el mismo respeto que la de los trileros que todavía circulan frente a El Corte Inglés, en la plaza Cataluña. Te embaucan en un abrir y cerrar de ojos. Y hay gentes, muchas gentes de buena fe (aprendices de tramposillos) que se dejan engañar.

Laporta pretende ser el trilero mayor del reino barcelonista. Con su juego de palabras, con la facilidad de lo único que tiene (el pico), aún quiere seguir mintiendo a la parroquia blaugrana. Con promesas y, si es necesario (como ayer), con actos de humildad. Falso.

Como ya empieza a ver las orejas al lobo (la nueva pañolada de ayer) y los cánticos en los graderíos a él dedicados ("Barça, sí; Laporta, no) ayer intentó no-ser-Laporta e investirse de humilde: "la reacción de los aficionados ha sido merecida". Palabras para salir del paso. Nada más. Por dentro, como los grandes dictadores, cagándose en todos y en cada uno de los que gritaban en contra de su nombre o mostraban el pañuelo en señal de protesta. Y JL tuvo suerte/mucha suerte que el visitante era el Valencia, que si en vez del Valencia es cualquier otro equipo de esos a los que no se le marca un gol, el órdago es grande. Pero la providencia quiso que el rival fuera el peor equipo del campeonato. Con diferencia. Peor que los que ya han descendido.

Como a pesar de los seis goles hubo pañuelos, hubo gritos y hubo pancartas, a JL no le quedó otro remedio que bajarse los pantalones (sin bajárselos físicamente) y con la humildad que nunca le ha caracterizado anunciar un nuevo proyecto en el que se dejarán la piel. Pero, ¿qué nuevo proyecto...?. Si ya ha estrenado otros y todos han fracasado. Ha estrenado un nuevo proyecto en basket, en balonmano...y en fútbol con los fichajes de Henry, Abidal, Touré, Milito...y otros anteriores que no hace falta recordar para no cabrearse más.

¿Quién va a hacer este nuevo proyecto? ¿JL...? ¿Cruyff? ¿Txiki?...¿o el Chaquetas? que ayer iba de fluorescente pegado al presi. Supongo que el fluorescente era porque en caso de pintar bastos y tenerse que quedar hasta altas horas de la madrugada en el estadio sin poder salir, en caso de avería eléctrica, el "chaquetas" (XSM) le podía iluminar.

Yo, no me creo nada de lo que dice y promete este presi. Son, siempre, palabras mojadas, palabras falsas, palabras huecas, palabras para salir del paso. Todo, de arriba abajo es mentira. Y los barcelonistas, con un gran mentiroso (JG), ya tuvimos bastante. Al segundo (JL) hay que intentar que siga (lo antes posible) el mismo camino que tuvo que elegir el otro. Pero el que venga, que no haga lo mismo que JL hizo con JG: no levantar las alfombras. En esta ocasión, el próximo inquilino se tiene que comprometer ante notario que rastreará todos los rincones, pero todos, para saber que se ha escondido (que se esconde) estos años por dónde ha (han) pisado.

!Ah!. Un ruego a la afición. No lleven al estadi más pancartas como las de ayer: "Laporta: dedica't a la política ja". Con lo desprestigiada que está la clase política sólo nos faltaría un JL en el Parlament, en la Generalitat o en el Ajuntament. Para cambiar de país.