viernes, 30 de mayo de 2008

Todos somos Oriol Giralt.

Laporta ya tiene en que distraerse/en no aburrirse, en medio de tanto fichaje vulgar, salidos la mayor parte de ellos del todo a cien. Entre refuerzo y refuerzo de suplentes, tiene sobre su mesa las nueve mil cuatrocientas setenta y tres firmas de estos indeseables socios barcelonistas que han cometido la osadía de perturbar el sueño dorado de su vida y de poder pasar a la eternidad como lo que él quisiera: presidente del Barça, alcalde de la ciudad o, mucho mejor, futuro presidente de la Generalitat. El sueño, se lo han jodido estos casi diez mil orioles, disfrazados de elefantes azules pero con la lección aprendida.

En su nuevo ordenador, JL puede repasar, uno a uno, los nombres, apellidos, domicilios, números de carnet de socio, de identidad, para tenerlos fichados de por vida. Pero me temo y me temo mucho que los orioles no se van a quedar en este número, que van a por el récord guinness de las mociones de censura inventadas hace diez años por los laportas, perrines, godalls para, a la salida de unas elecciones democráticas, desestabilizar al recién reelegido Josep Lluís Nüñez. Hoy, aquella herramienta ha renacido y se le ha vuelto en contra al más orgulloso/vanidoso y prepotente de los presidentes que ha tenido la historia del club.

Ya pueden salir, por prensa/radio/televisión sus todavía defensores diciendo que JL se merece un aviso pero no me merece ésto, la moción de censura. Alguno de sus lameculos habituales han llegado a calificar la moción de "inmoralidad". Es decir, fue un instrumento moral cuando él la presentó ante Núñez pero hoy no es moral porque va contra él. Los chicaguianos-laportistas lo justifican diciendo que Núñez llevaba veinte años en la presidencia y JL sólo cinco. Esto no es un argumento. Esto es una imbecilidad. Ni el orgullo, ni la vanidad, ni la prepotencia, ni la ingobernabilidad se mide por períodos sino por hechos. Y los tres últimos años del mandato de este presidente y de los restos de su junta directiva, han sido lo más lamentables en muchos años.

Para mí, la crisis, el desgobierno, se inicia el mismo día que una serie de directivos encabezados por Sandro Rosell deciden romper peras y dejar plantados al presuntuoso y engreído presidente, junto a sus lamentables palmeros que sólo han servido (sirven) para decir amén a todo lo gestado por el presidente o por su consejero aúlico, Johan Cruyff, uno de los más lamentables personajes en la historia del club, con un currículum de treinta años viviendo de esta vaca azulgrana estuviera Montal/Núñez o ahora su inseperable Laporta. Tal para cual.

Defender lo indefendible es hacer el mayor de los ridículos. Cuando leo/escucho/veo algunos ( los mismos de siempre) defendiendo lo que serían incapaces de defender en otros por un sentido de pudor y de vergüenza, creo que no hacen otra cosa que enriquecer a los orioles de turno para que el Elefante Azul que una vez conducido por JL se quedó en las afueras del estadio, ahora pueda entrar por el pasillo principal que hasta hoy ha estado utilizando JL. Sin embargo, creo, que la trompa del elefante la comienza ya a sentir el presidente en su propio cogote si antes no es capaz de hacer lo que haría cualquier persona decente y honesta: dimitir, cosa que acaba de descartar. De mantener su enrocamiento, no habrán suficientes elefantes en el mundo para participar en la mayor procesión que se ha conocido. Y todo/todo porque el orgullo de un inclasificable dirigente lo habrá permitido.

El problema no es ya que ceda ante la avalancha de miles de trompas de elefantes infrenables en su carrera por desbancar al hombre de las mil caras el problema es que esta bunkerización se llevará por delante a todos y a cada uno de los miembros de esta agonizante junta, incluidos el pollero y el chaquetas, otros dos presumidos personajes que han querido rivalizar en aires/humos/coquetería/distanciamiento y chulería con el presidente al que no han hecho otra cosa que guiar bajo palio hasta los propios pies de los elefantes.

Menos mal que este mal sueño, que esta pesadilla, está tocando a su fin. Pronto el Barça dispondrá de más plazas libres de parking, de menos overbooking en el palco, de menos canapés de lujo, de menos tarjetas visa/centurión, de menos servicios de seguridad para nada, de mayor justicia y democracia a la hora de elegir un restaurante en Barcelona, de la eliminación de aviones privados para usos particulares...así sucesivamente, hasta llegar incluso la democracia (y los méritos) al fútbol base a la hora poder ingresar en el mismo sin necesidad de ser hijo de directivo y/o presidente para poder vestir la camiseta de sus sueños.

Hasta en ésto va a cambiar el club, de convertirse en realidad los anunciados elefantes azules.

Estamos, pues, en vísperas de todo ésto y de mucho más, que no es poco.Por eso digo que todos somos, o debemos ser, orioles para que el aire fresco entre de nuevo por todas las ventanas y puertas de la entidad y puedan eliminar todos los malos olores que desde hace tiempo invaden al club.