viernes, 16 de mayo de 2008

Regreso al fascismo (JL y cía)

Yo pensaba que los peores años del fascismo habían quedado atrás/enterrados. Pero me he equivocado. Hemos regresado a las técnicas y a las tácticas que un día diseñó Gabriel Arias Salgado para perpetuar el franquismo en el poder. Y lo consiguió. El cerrojazo y el enmudecimiento fue total. Absoluto. Sólo se escribía y se hablaba de lo que el poder fascista quería. No existían ruedas de prensa. Había, como mucho, mensajes radiados (sin preguntas) y después televisisados (también sin preguntas) que la Agencia EFE distribuía a todos sus abonados (todos los diarios) con la obligación de publicar a toda portada y varias páginas interiores, que si no eran más es porque en aquellos años el papel no abundaba y era caro/muy caro y además se racionaba. A los diarios con poder, más papel, para así dedicar más espacio al régimen.

Los discursos del dictador venían adornados con la pluma más ilustre del régimen. Si hablamos de Cataluña, hablaríamos de Luis de Galinsoga, que era el "centinela de occidente", gentes queridas/admiradas/veneradas por círculos próximos/muy próximos al actual presidente JL.

Con los años, y con la llegada de la televisión, el régimen se fue modernizando en la forma (nunca en el fondo) y entonces la única tele del país puso de moda las tele-entrevistas dirigidas por Victoriano Fernández Asís, don Victoriano, que era el único con derecho a entrevistar "al señor ministro, si le parece bien". . La entrevista era de un jaboneo absoluto, a pesar de que el entrevistador era un personaje de gran talla profesional, pero nunca tuvo espíritu de héroe o martir. No era Fernando Fernández de Córdoba, el locutor que dió el primer parte de los nacionales, pero tampoco quería salirse de unas directivas porque sino don Gabril lo excolmugaba. Si hubiera preguntado lo que le pedía el cuerpo, ya no habría sido don Victoriano, porque hubiera sido debú y despedida. Por eso Martías Prats, que también estuvo en las trincheras de la zona nacional, fue el más listo de todos, y en vez de poner el micrófono al Caudillo y entrevistar a los minitros, se puso gafas de sol y eligió el fútbol y los toros.

El régimen duró los años que todos saben, con variantes que imponian los años. A don Gabril, le sustituyó don Manuel (Fraga) y hubo ciertamente un cambio espectacular en los medios de comunicación, con técnicas y métodos nuevos. Fraga, con Pío Cabanillas, que eran los más listos del gobierno, dieron un giro a las leyes de prensa. A los periódicos se les quitaba la mordaza....mientras don Manuel y don Pío se quedaban con la tele que ya a finales de los sesenta era por donde se enteraban los españoles de lo que pasaba (o de lo que no pasaba).

Con la dictadura del régimen y con la dictablanda del tardofranquismo, el FC Barcelona ha campeado como ha podido. De entrada, ha tenido vergüenza/pudor y respeto por los medios de comunicación. Les podría hablar de la transparencia barcelonista que hicieron de esta entidad muy justamente "más que un club". Aquí podría hablar, de las gentes que han rodeado y asesorado a distintos presidentes para que no cayeran en los tics franquistas. Podría hablar de los Barnils (Josep María y Carles), de Manolo Ibáñez Escofet, de Juan José Castillo (en la sombra), de Joan Granados, de Jaume Rosell de gentes que quisieron siempre que imperara la libertad en el FC Barcelona y se tratara por igual a todos los medios de comunicación. Sin excepciones.

Con Núñez ya fue otro cantar. Ya hubo buenos y malos, en muchas ocasiones por sus malos asesores periodísticos y/o de imagen. Porque en la época de Núñez ya se puso de moda las "ruedas de prensa televisadas-pactadas", un error de Josep María Gené y Pere Oriol Costa, dos excelentes profesionales, pero que perjudicaron más que beneficiaron a su propio cliente, Josep Lluís Núñez. Pero aún así y todo, con todas las imperfecciones de los asesores externos y las imperfecciones de los asesores interiores (Maxenchs/García), la política comunicativa del Barça durante la época de Núñez ha sido mejor/mucho mejor que la actual. Y con todas las críticas que se le quieran añadir, más transparente (o menos oscurantista) que la actual.

Ahora, con JL y su capo de información JB, hemos tocado techo. O, si lo prefieren, hemos retrocedido, pero hemos retrocedido tanto, que hemos regresado al pasado, al fascismo, al más puro y duro fascismo. Hay listas de buenos y malos. Se marginan periodistas. Se han pedido cabezas de periodistas. Y se anuncian ruedas de prensa para después echar marchar atras, dejar a la prensa inutilizada y si quieren decir y escribir algo sobre el futuro, que se sienten ante el televisor el domingo que comparecerá JL con el "don Victoriano de turno" para hacerle la entrevista que quiere/cómo quiere el Caudillo JL.

Cuando el actual presi tuvo la desfachatez (porque entonces era de un gran cinismo) de presentar la moción de censura en nombre del Elefant Blau, la TV3 catalana (que por lo que parece también era más transparente y más democrática) le dió el mismo tiempo a Núñez que a quien presentó la moción, el entonces justiciero JL.

La rueda de prensa que se había anunciado con JL se ha ido al carajo. Ya no hay y no la hay porque JL teme que le pregunten (y repregunten) por temas que no quiere hablar y ha elegido el camino más seguro (para él, no para el Barça) someterse a las técnicas de "masaje" que se han impuesto en TV3 y que, por lo que parece, ni las recien llegadas Rosa María Cullell, ni la agresiva Mónica Terribas, estan dispuestas a modificar. Han debido reflexionar y prefieren tener contento/entregado al Caudillo azulgrana (como en los peores años del fascismo) y dejar a toda clase periodística con un palmo de narices.

La putada que TV3 ha hecho a toda la prensa no tiene nombre, y la cobardía que ha demostrado JL es digna de las peores secuencias del pasado. Sólo falta que se sumen a los 5 Años de Paz que ha montado la televisión llamada catalana el chaquetas (XSM), el pollero (FS) y el de los fogones (FP) al que acabo de leer uno de los artículos más vomitivos de mi vida, más digno de aquel Galinsoga que insultó a todos los catalanes porque un sacerdote dió una misa en catalán.

Estamos, pues, regresando al pasado. Las mismas técnicas, los mismos modos. Sólo falta que un valiente escriba "Os presentamos al general (JL)" y lo repartan en un acto oficial que esté presente él o su séquito. Para eso, hay que estar dispuesto a ir a la cárcel, como lo hizo en su día ese gran barcelonista que es Jordi Pujol para salvar a todo un país.