miércoles, 25 de junio de 2008

Llauradó/Trallero y Laporta.

La moción de censura está, como quien dice, a la vuelta de la esquina. Pero parece haberse enfriado. Poco, casi nada, se habla de la iniiciativa de Oriol Giralt y los más de nueve mil socios que la han respaldado. Pero la moción ya ha significado (pase lo que pase) el mayor correctivo sufrido por un presidente y su junta directiva en la historia del club. Esta moción, sin recursos económicos ni periodísticos, ha tenido (tiene) más consistencia, más fuerza y más dureza que la inventada por Laporta en su época de agitador antinuñista. Aquella fue tan injusta como ésta justa y merecida y no porque no se hayan logrado títulos en estos últimos años, sino por la actitud más improcedente que un presidente barcelonista haya podido evidenciar en su etapa al frente del club. Y es que ya se puede decir, sin temor al error ni la injusticia que Laporta, junto a Gaspart, han sido los peores presidentes de la historia de la entidad desde el punto de señorío/de civismo/de representatividad. No deja de ser curioso (no sorprendente) que en estos días el único que se ha posicionado de una forma descarada al lado de JL haya sido justamente Gaspart, haciendo buena aquella frase de Dios los cría y ellos se juntan.

Todo lo contrario, por ejemplo, de la actitud tomada por Jaume Llauradó, ex candidato a la presidencia del FC Barcelona. Con Llauradó se puede estar más o menos de acuerdo en determinados planteamientos pero nadie puede negar (ni tan solo dudar) de su gran barcelonismo. Llauradó ha hecho más/mucho más por el Barça, que la mayor parte de los actuales directivos que rodean -y palmean- al presidente actual. De entrada, durante los años de nuñismo, Llauradó fue siempre una oposición cívica/constructiva/ejemplarizante (ahí está en el recuerdo su magnífico Fórum Samitier), mientras que Laporta fue un oposicionista-agitador, practicante del tirar la piedra y esconder la mano y con un cerocerismo a su aportación constructiva al club. En su etapa de oposición furibunda a Núñez, ¿qué hizo de constructivo Laporta en todos aquellos años?. Nada. Criticar/criticar/criticar. Acudiendo a todas las tertulias (y más) para desencadenar el hacha de guerra, la mayor parte de ellas sin justificación alguna. Lo que nadie ha hecho actualmente nadie y lo que nadie hizo entonces, incluído Llauradó que fue un elemento discrepante pero nunca destructivo.

Ahora, cinco años después de los últimos comicios, Jaume Llauradó ha roto su silencio de cinco años y lo ha hecho en La Vanguardia para decir una gran verdad: "No perdamos dos años más con Laporta". "Creo que es importante que todos los barcelonistas vayamos a votar a favor de la censura. Simplemente porque nos ahorraremos dos años de agonía que no podemos perder". Más claro, el agua. En su lúcido talante blaugrana, Llauradó ha añadido a Ramón Alvarez: "Lo malo no es sólo no haber conseguido títulos: es la actitud de Laporta, es que al socio se le esté dejando de lado, es que se haya adjudicado la reforma del Camp Nou sin consultar a nadie, es la falta de ilusión en las secciones, es el trato a las peñas que estos días tanto visita el presidente, es el dudoso beneficio de la compra de unos terrenos en Viladecans....Y en lo deportivo, han pasado tantas cosas, ha habido tantas decepciones sin que la junta tomase una determinación.....".

Hablar así, con tanta claridad, con tanta rotundidad, con tanta crudeza, no es el estilo de Llauradó para quienes le conocemos desde hace muchos/muchos años. Y eso que no ha querido profundizar más. Porque si alguien conoce bien/muy bien, el entorno, todo el entorno de JL y de Johan Cruyff es este próspero constructor descubridor de una cantera única que le ha proporcionado una vida cómoda cuya pasión y vocación ha sido/es y será el FC Barcelona.

Las palabras pronunciadas por este ex candidato, que mereció mejor suerte y mayor respeto por parte de los barcelonistas, no hay que dejarlas caer en saco rato. Llauradó habla poco, pero cuando habla dice cosas y las dice única y exclusivamente pensando en el bien de su-Barça, de ese Barça que forma parte de su vida y que tan injustamente le trataron las urnas, quizá, porque aquel no era su momento. Detrás de Gaspart se quería un cambio radical y los socios confiaron más en el nuevo fuego que representaban un grupo de jóvenes y emprendedores socios, donde el menos importante era JL aunque aportara la cara y su pico de hojalata, más propio de un trilero que de un candidato blaugrana. Ese estilo laportiano, totalmente devaluado, sigue sin embargo practicándolo el presi, con ese juego de palabras en las que siempre pretende confundir, como muy bien escribía Manuel Trallero en un artículo titulado "La samfaina catalana".

"El señor Laporta, próximo ex presidente del Fútbol Club Barcelona, ha iniciado una gira por comarcas, lo que ahora se denomina el territori, para hacer frente a la moción de censura. La soledad del señor Laporta es manifiesta y de toda la cohorte de jaleadores mediáticos sólo le restan dos palmeros: el señor Fermí Puig y el señor Espadaler. El resto ha ido desertando vertiginosamente, al mismo ritmo que se producían los fracasos deportivos".

"Pues bien -sigue escribiendo Trallero en LV- en su visita a las peñas de Olot, el señor Laporta utilizó la dialéctica samfaina catalana, que es la salsa de casi todos los platos ideológicos que nos tragamos los catalanes, un tótum revolútum que consiste en confundir la gimnasia con la magnesia. Allá el señor Laporta reafirmó su fe catalanista, como podía explicarnos que hace punto de cruz o que pertenece a la sociedad colombófila. Pero el señor Laporta se confesó catalanista, un catalanista singular, si me permiten el comentario, que no tuvo inconveniente en mantener en su juta directiva a su cuñado, miembro de la Fundación Francisco Franco".

Y Manuel Trallero finaliza así su artículo (que vale la pena leer y releer): "El señor Laporta, al concluir su arenga ante el público de Olot, profirió unos vibrantes gritos de ritual, prácticamente marciales. Dijo "visva el Barça i visca Catalunya lliure" para poner punto final a su intervención. Debo confesarles que estoy francamente intrigado por conocer el significado exacto del "visca Catalunya lliure". Puedo entender perfectamente que alguien grite "visca Catalunya independent", porque al fin y al cabo perseguir la independencia de Catalunya es tan legírtimo como pretender lo contrario. Lo de "lliure" es lo que me cuesta entender. ¿El señor Laporta acaso propugna una Catalunya libre de peajes de autopistas?, o quizás el señor Laporta crea que Catalunya está ocupada por España, un lugar donde por cierto hay miles de seguidores del Barça y es preciso "liberarla" de semejantes infiltrados?. Siento curiosidad por saberlo".

Y yo.