viernes, 27 de junio de 2008

El poder de Sandro Rosell.

Sandro Rosell ha hablado. Salvo en la presentación de su libro "Bienvenidos al mundo real" (un best seller catalán) prácticamente no ha abierto la boca desde que dimitió como directivo del FC Barcelona. Salvo en raras/rarísimas excepciones/muy excepcionales, ha dejado oir su voz. Y es que en contra de lo que pueda parecer, el ex vicepresidente deportivo no es amigo de los papeles. Ni de los micros. Ni de las cámaras. No le gusta el protagonismo. Lo que sucede es que su figura es tan/tan/tan mediática, que incluso sus ausencias y sus silencios son noticias. Es decir: todo lo contrario a Laporta que ha nacido buscando el estrellato aunque va camino de morir estrellado.

Rosell y Laporta son tan/tan/tan opuestos que por eso duraron tan escaso tiempo juntos. A Laporta le podían los nervios (por no decir los celos) comprobar que su vice deportivo, sin hacer nada, tenía mucho más tirón popular que él. Y además de popularidad, convencimiento y credibilidad entre todos. Entre los descamisados y entre los poderosos. Inaudito. Pero tan real como su Bienvenido al mundo real.

Rosell es mucho Rosell sin Laporta. Y Laporta es poco/muy poco sin Rosell. Ésto ya se sabía antes de aquellas elecciones del 2003. Después ha quedado más de manifiesto, sobre todo para los que no lo sabían.

A Laporta le hubiera gustado toda su vida ser un Rosell. Pero ésto no se hace, se nace. Rosell podía haberse dedicado a vivir (y muy bien) del patrimonio familiar, lo que le habría encantado a Laporta, sin embargo, a Rosell le habría traumatizado vivir a cuenta de. Es la diferencia que hay entre el creativo/el imaginativo/el emprendedor y el cuentista. Por eso uno (Rosell) sin ser presidente, es considerado como tal, y el otro (Laporta) siendo el presidente, necesita decir y recordar que es presidente.

Laporta ha sido incapaz de someterse a una rueda de prensa. Rosell se ha sometido al bombardeo periodístico. Es también la diferencia que hay entre quien tiene mucho que esconder (supongo) y quien nada tiene que ocultar. Es ser opaco o ser transparente.

Aún no había abierto esta mañana la boca Sandro Rosell, que los lamelaportianos ya lanzaban puñales contra el ex vice deportivo. Antes de escucharle, ya se repetían hablando de "tapado" de la moción y que no hay todavía elecciones. Era (es) como una consigna lanzada por quien (supongo) ya trabaja para el todavía presidente y para el todavía su delfín (Soriano).

En las próximas horas, vamos a ver/vivir como toda una maquinaria, la de Laporta-Soriano, se tira al deguello del futuro candidato presidencial. Y más, mucho más, al oirse que el club vive en un desgobierno total, en una desestabilización total, que Ronaldinho, Deco y Eto son recuperables, que el intento de remodelación del Camp Nou es una aventura faraónica y que las finanzas de la entidad (más o menos maquilladas) están como estaban en la época de Gaspart. Que una cosa es la deuda bancaria y otra muy distinta la realidad (proveedores, acreedores, patrimonio...).

La aparición de Rosell no ha estado con un ajuste de cuentas. No es su estilo. Ha salido para hacer un llamamiento a los socios que acudan a las urnas con libertad para votar el seis de julio en la moción de censura y que hay que respetar la voluntad de los socios sea cual fuere el resultado final. Que puede ser un reforzamiento de la directiva actual o una convocatoria anticipada de las elecciones y que en este supuesto él y su equipo están preparados ya.

Es lo que ha querido decir. Pero es tanto su poder de convocatoria que la rueda de prensa, en vez de durar cinco minutos, ha durado una hora y cinco minutos. Y es que Sandro Rosell, como un simple socio, es más/mucho más que el socio-presidente-actual. Por eso me imagino que en estos momentos, los celos presidenciales y delfinatos seran tan grandes, que deben estar dando y dando vueltas a cómo conbatir la sombra alargada de Sandro Rosell. Y me temo que el reciente fichaje de un nuevo asesor de imagen por parte de los que quieren seguir en el poder no será suficiente para frenar lo que es natural, lo que es expontáneo, lo que es ser carismático y mediático aunque no pretenda serlo.

Y es que unos nacen (Rosell) y otros se (des)hacen (Laporta).