viernes, 20 de junio de 2008

La casa por la ventana.

Hace veinte años, un joven talento/novedoso/impetuoso/imaginativo Alfons Arús inventó un programa televisivo titulado "La casa por la ventana". Fue, creo, su primer gran impacto televisivo de los muchos que ha (sigue) generado y que además de sus grandes éxitos (radiofónicos/televisivos) han servido de trampolín para un gran número de profesionales hoy muy conocidos, pero entonces desconocidos.

Estos días de convulsión barcelonista me acuerdo (además de Arús, mucho) de aquel primerizo y original título televisivo de "La casa por la ventana" que es lo que están intentando imitar estos días Joan (antes Juan) Laporta y Ferrán (antes Fernando) Soriano en el Barça. Con una notable diferencia. Mientras Arús desprendía genio/sabiduría/inteligencia con cuatro duros de presupuesto para cada uno de los programas, éstos, el nuevo Dúo Sacapuntas blaugrana (Laporta-Soriano) están tirando la casa por la ventana a base de dinero/mucho dinero/más dinero y sin ningún tipo de originalidad. Todo lo que llevan gastado (no invertido) hasta ahora y lo que seguirán gastándose en los próximos días, no tiene como objetivo el proceso de un proyecto pensado/meditado y planificado. Es fichar por fichar, caiga lo que caiga. Sea bueno, menos bueno y hasta malo. Y si es necesario recuperar lo ya tenido y regalado (caso Juan Carlos Navarro) para pagar ahora a precio de oro.

¿Y todo ésto por qué?. Lo saben como yo. Por la moción de censura presentada por el socio barcelonista Oriol Giralt y nueve mil socios acompañantes, más la sombra de Sandro Rosell por todos los rincones. Esta iniciativa crítica, válida y constructiva cuando la instrumentalizó JL contra Núñez, y hoy considerada autodestructiva para el club para todos los botafumeiros al servicio del laportismo y algo más, ha provocado toda esta oleada de fichajes, más fichajes, repescas, más repescas, todo ello pensado única y exclusivamente en generar portadas y titulares para desactivar la bomba de relojería (la moción) que tienen debajo del culo (si es que les queda) todos los directivos, desde JL hasta el último, pasando por el chaquetas (XSM).

En esta carrera desenfrenada por lograr que no prospere la moción y los envíe a todos los lunes al sol, JL y FS han decidido empequeñecer la política despilfarradora de Gaspart que ya es decir, por mucho que después el vanidoso (FS) vaya por Catalunya Rádio diciendo que él e Ingla van en metro por la vida. Cuando escuché al tamariz-barcelonista-de-los números diciendo que viajando en metro desmienten la fabulación de los aviones privados utilizados con cargo al heraldo blaugrana, me quedé estupefacto. Pero no por la hipocresía del delfin-laportiano, sino por la sonrisa, la gracia y la docilidad de quién le entrevistaba que incluso le dió pie para que el sacrificado vice de los números afirmara que estos días va con una mochila a cuestas cargada de papeles por el muchísimo trabajo que tiene.

A este funambulista de los números que es FS, aprendiz de chaquetas y soñador de presidente, ya es la tercera o cuarta vez que le escucho y le leo que va herniado de trabajo y lo dice dedicándole horas y horas al ocio del autobombo, mientras probablemente usted y yo (más usted que yo) estamos trabajando como putas para pagar la cuota de socio o la hipoteca (o ambas cosas).

Hay que tener cara. Hay que echarle cinismo. Y la prensa beata mirando hacia otro lado o comiendo donde ni usted ni yo lo hacemos, en el rancho-visa de oro de Passeig de Grácia, otrora hotel de gran prestigio, hoy devaluado por los fogones del mayor lame del culerismo laportiano.

Laporta, Soriano y quien tendría que vigilar los números (el chaquetas) están pues en proceso de tirar la casa por la ventana con tal de desactivar la moción y continuar todos en el palco de los hermanos Marx, con perdón in memoriam para los mayores genios que ha dado la vida humorística universal.

No sé si en este echar todo por la ventana, se incluye ya la nómina del nuevo inquilino, Xavier Roig, fichado no solo por su barcelonismo, sino para echar una mano a todos estos cuentistas y malabaristas del barcelonismo con tal de seguir engañando a los socios para que les sigan votando y continúen contándonos sus penas, ahora en metro.

Al final todo esto de la casa por la ventana tendrá su coste y es de sobras conocido quién acabará pagando la fiesta. Ellos, no.