Todo apunta a que Ronaldinho ya ha pasado a ser historia del FC Barcelona. Y lo hará, con toda seguridad, por la puerta de servicio, como le ha sucedido a la mayor parte de estrellas del club y, también, por unas u otras razones, a casi todos los brasileños que han vestido los colores azulgrana.
Joan Laporta, tras ser elegido presidente del club, dijo que con él, ningún gran jugador volvería a salir en falso del Barça. Una mentira más en su extenso y variado repertorio de engaños y falsedades que viene prodigando en sus cinco años de presidencia. Ahí está el caso Ronaldinho. La penúltima mentira con el parte médico del club en el que hace dos semanas se decía que no tenía ninguna lesión con lo cual se daba a entender que era una inventiva del delantero para borrarse de los partidos. Ahora, se ha demostrado que Ronaldinho no engañaba, que estaba lesionado. Los que mentían eran los médicos, el cuerpo técnico, el departamento de prensa, la directiva y el presidente. Todos mentían impunemente, menos el jugador.
La falsedad y manipulación de ese parte médico no tendría que caer en saco roto. Todo lo contrario. Deberían de intervenir, entre otros, el Colegio de Médicos por una parte, y en el Colegio de Periodistas por otro lado. En el primer caso, para pedir responsabilidades a los médicos del Barça por firmar un parte carente de veracidad conscientes de ello. De entrada, el colegio de médicos los tendría que apartar de sus funciones facultativas, abrir expediente y si es preciso suspenderles de su profesión durante un tiempo.
Que unos médicos se presten al engaño en perjuicio de la salud de una persona, en este caso Ronaldinho, no puede pasar sin castigo alguno.
Por otro lado, también el Colegio de Periodistas debería intervenir en contra del jefe del departamento de prensa de la entidad, Jordi Badía, como responsable y autor de un comunicado que ha dañado gravemente la imagen pública de Ronaldinho.
En ambos casos, además de los citados colegios, debería intervenir de inmediato la Junta Directiva y el presidente del FC Barcelona para apartar de la disciplina del club a los firmantes de este grave escándalo, y en el caso de que no lo hagan, todos los directivos y el presidente se convertiran en cómplices de uno de los mayores escándalos que ha vivido la entidad en muchos años. O mejor dicho: es un escándalo sin precedentes en la historia de la Entidad.
De este grave perjuicio ocasionado al delantero y al club, deben responder ya, sin más dilación, todos los causantes del daño, con el presidente JL a la cabeza quien, además, debe dar explicaciones públicas de cuanto ha sucedido.
Los socios, los aficionados, y hasta los ciudadanos, merecen una respuesta clara y contundente de cuanto ha sucedido para que unos médicos, unos periodistas, unos técnicos y unos directivos hayan falseado la realidad. En una palabra: hayan mentido a los socios y a la opinión pública.
El caso Ronaldinho no puede quedar así. Y si el club, y los colegios profesionales citados no lo aclaran, ahí están los estamentos deportivos y jurídicos, incluso la Generalitat de Catalunya para intervenir en un gran fraude con gravísimas consecuencias para la integridad física, moral y pública de un afectado al que se le ha querido gravemente perjudicar con el añadido impacto negativo que ello representa para la imagen universal del FCB.