viernes, 11 de abril de 2008

Brasileños en el Barça.

Parece que las horas de Ronaldinho con el Barça están contadas. Uno de los más grandes jugadores que ha pisado el Camp Nou, desgraciadamente también dirá adios por la puerta pequeña. En contra de su voluntad. El gaúcho quería ser jugador del Barça eternamente. No entraba en su cabeza/en sus cálculos, dejar el Barça y dejar Barcelona. Pero en un año todo ha cambiado. Es cierto que el brasileño ha llevado una vida desordenada. Pero ya en los tiempos felices trasnochaba al igual que otros compañeros de equipo y cuando entraba en la sala Bikini más de un directivo aplaudía cuando tocaba los bongos.

Ronnie, pues, ha caído en el pozo, pero no le han faltado colaboradores a la hora de caer.

Ronaldinho vino por Rosell, y fichó por la personalidad y cabezonería de Rosell. Cruyff no lo quería. Txiki, no se mojaba. Rijkaard no decía nada, porque aún no conocía el club por dentro. Y Laporta quería lo que quería Cruyff, pero tampoco se atrevía a enfrentarse a Rosell que era el vicepresidente deportivo. Nadie habría entendido un enfrentamiento entre el presi y el vice, ya antes de tomar posesión. Rosell quería alguien que ilusionara, que fuera capaz por sí sólo de dar la vuelta al calcetín y argumentaba que con la Triple A (Albelda, Ayala, Aimar) ni el equipo, ni el socio, iban a trempar. Y se cerró en banda: "O Ronaldinho....o que venga Cruyff aquí y se moje". Como Cruyff quería estar, sin estar, y JL no quería un escándalo tan pronto, Rosell acabó ganando la batalla y se fichó al brasileño. Y llegó Ronnie de la mano de Rosell y ante el cabreo poco disimulado de Cruyff y su séquito. Hay que acudir a la hemeroteca de los artículos escritos por Cruyff y buscar con lupa una línea/una sólo línea, en la que haya dicho algo elogioso del gaúcho. A más éxitos, a más genialidades, a más golazos, el silencio era cada vez mayor en Cruyff y todo su círculo. Ahí están las palabras de JL sólo ganada la primera Liga en que ignora al brasileño y felicita públicamente a Cruyff. ¿Por qué...?

Rosell tenía una baraja de ases para fichar en un plazo de dos años. En una primera tacada, quería a Ronaldinho (el primero), Deco (el segundo) y Kaká (el tercero). Después, al portugués Cristiano Ronaldo, hoy la gran estrella del Manchester United, y Luis Fabiano, el actual goleador del Sevilla. Incluso habló con todos ellos, pero en aquel momento no había liquidez en la tesorería del club para tanta promesa. Lo que no vinieron (Kaká, Cristiano Ronaldo, Luis Fabiano) también querían venir, pero por el Barça y por Rosell. Pero el Milán (Kaká) y el Manchester (Cristiano Ronaldo), eran demasiado club para decir no y esperar.

Ésto, ni JL, ni Cruyff, ni Soriano, ni Ingla, ni Echevarría, ni otros se lo perdonaron nunca a Rosell y, de rebote, al propio Ronaldinho. Los mandamases del club, con JL a la cabeza, abrazaban al delantero en la cara, pero lo apuñalaban por la espalda. Ésto siempre lo ha sabido el jugador desde el primer día. A pesar de que los "Judas", en una última cena, a espaldas de Rosell, le ofrecieron el oro y el moro al jugador, a su hermano Roberto, a su hermana Deisy, y hasta a doña Miguelina. Un contrato blindado hasta el año 2014. Todo para ganarse la voluntad del jugador. Naturalmente, no cumplieron. Fue una nueva mentira. Importante mentira.

Además de no cumplir lo prometido, poco a poco le han ido quitando de alrededor sus hombres de más confianza, incluso los futbolistas de mayor amistad, para dejarlo sólo, aislado. Con Deco no han podido del todo, porque Deco es mucho Deco, y es capaz de decir en la cara lo que otros dicen a lo bajini.

La historia es que el brasileño más deslumbrante, más mágico, más extraordinario, para no perder la tradición del club, también saldrá por la puerta pequeña, por grande que sea el club al que va destinado. Ronaldinho no quería salir ni por la puerta grande y menos aún por la pequeña. Ronaldinho quería, ha querido siempre, seguir aquí.

La historia del FC Barcelona y los brasileños es compleja. El Barça ha sido el primer club que ha fichado brasileños en la historia del fútbol español. Los primeros incorporados fueron tres, en el año treinta y uno: el guardameta Jaguaré Bezerra de Vasconvelles, el medio centro Fausto Dos Santos y el delantero Fernhando. Los dos primeros del Vasco da Gama, en la primera gira que un equipo brasileño realizó por España e Italia. Jaguaré y Dos Santos alucinaron a los aficionados. El meta, por su espectacularidad. El medio, Dos Santos, por su inteligencia. "Es imposible superar lo que hace este brasileño" comentó Samitier. Y es que este pequeño gran jugador, Fausto, era una maravilla. El Vasco era un club amateur y no los podía retener, Ficharon por mil pesetas al mes y las primas por victorias. Fernhando era más complicado. Pertenecía a Fluminense, entonces el club más rico de Brasil, y el Torino lo tenía medio fichado. Acabó jugando en Italia. Pero Jaguaré y Fausto Dos Santos se quedaron, a pesar de que no podían jugar por su condición de extranjeros. La directiva del Barça movilizó cielo y tierra para que la Federación autorizase la alineación de jugadores extranjeros. Pero no hubo manera. Incluso algunos dirigentes, con el presidente Gaspar Rosés al frente se reunieron con el político radical Alejandro Lerroux (entonces ministro de Estado del gobierno presidido por Aniceto Alcalá-Zamora) para que influyera en la apertura de fronteras. Pero nada.

Jaguaré y Dos Santos se dedicaron a jugar partidos amistosos. El portero (24 años) no se encontraba muy a gusto en su papel de jugar amistosos, además de que cada vez sentía más nostalgia de su tierra. Y se fue. Fausto Dos Santos aguantó más, y Las Corts se llenaba para ver los recitales que en los amistosos ofrecía el pequeño y grandioso jugador. Pero Dos Santos tenían demasiadas novias como para seguir aquí sin jugar encuentros oficiales. Se marchó. Fue un palo para la afición. Nunca había visto un jugador de tamaña calidad.

Tuvieron que transcurrir más de quince años para que el Barça, de nuevo, acogiera un brasileño en sus filas. Era el año cuarenta y ocho. Luicidio Da Silva Batista, un gran goleador del Palmeiras fichaba por el club azulgrana. Poseía un gran olfato de gol, pero había una gran competencia en el equipo: Escolá, Badenes y un César que venía empujando con muchísima fuerza. Luicidio no era titular (sólo jugó tres partidos oficiales) y disponía de muchas horas libres. Demasiadas. Y en aquellos finales años cuarenta, Barcelona era un Paris en pequeño. El Paralelo y las Ramblas eran un hervidero de felicidad. Las mejores cantantes, las mejores vedettes, las mejores bailarinas, las mejores revistas (con "Los Vieneses" de Kaps y Joham a la cabeza), los mejores cómicos (Alady, José Santpere)...y las artistas y cabareteras más picantes de todo el país. Todas las grandes figuras del cancionero español estaban en el Paralelo, y también los mejores mueblés.

Luicidio Da Silva no pudo resistir tanta tentación y su entrenador, el uruguayo Enrique Fernández, a los pocos meses decidió embarcarlo de nuevo rumbo a su país. El Barça se quedaba sin una figura. La luna pudo más que el sol.

Una década más tarde, en 1957, el Barcelona contrataba un nuevo brasileño. Blanco, universitario y a punto de finalizar la carrera de Derecho. Algo insólito. Su nombre: Evaristo de Macedo. Venía avalado por el gran fichador del club, Samitier, y las negociaciones las había llevado un empresario catalán, Ignasi Faus, cuñado de un directivo de la junta de Miró-Sans. (Ignasi Faus era abuelo de Xavier Faus, el directivo dimisionario de Laporta).

Evaristo, sólo llegar a Barcelona, acudió a Les Corts para ver a su nuevo club que se enfrentaba al Atlético de Madrid en partido de Copa. El Barça batió al Atlético por ocho a uno, en una tarde memorable del paraguayo Eulogio Martínez, autor de siete de los ochos goles. "¿Y para qué me han fichado a mí?", preguntó el brasileño. Evaristo dió un extraordinario rendimiento al club. Jugó 228 partidos y marcó 178 goles. Marcó un gol que todavía hoy recuerdan los más viejos barcelonistas: el que le marcó al guardameta madridista (que era catalán) Vicente y que significó la eliminación por vez primera del Real Madrid de la Copa de Europa. La fotografía de aquel cabezazo en plancha dió la vuelta al mundo. Evaristo fue un héroe.En su etapa blaugrana logró catorce hat-triks. Su ilusión era finalizar su carrera deportiva en el Barça, pero no fue posible. Llaudet se empeñó en que se nacionalizara español para dejar libre una plaza de extranjero. El jugador se negó....y como el Madrid no le puso esa condición, acabó fichando por el equipo blanco. Pero las lesiones le impidieron repetir sus grandes éxitos del Barça.

Hoy, medio siglo después, Evaristo es todavía recordado como uno de los más grandes profesionales que ha tenido el Barça, y uno de los mejores brasileños que han venido.

Durante un tiempo, el Barça estuvo empeñado en fichar al delantero Pepe, un formidable extremo izquierdo, hijo de padres gallegos, pero que el Santos se negó a traspasar hasta en tres ocasiones. Formaba ala con el más grande jugador de todos los tiempos, Pelé, y se entendían a las mil maravillas. A Pepe le llegó a ilusionar venir al Barça pero el Santos nunca accedió a su traspaso.

En 1966, el presidente Enrique Llaudet quiso dar un golpe de efecto y fichó a Walter Machado Da Silva. Había sido el máximo goleador de su país y estaba considerado el delfin de Pelé. Su fichaje extrañó porque el fútbol español tenía las fronteras cerradas para nuevos futbolistas extranjeros. A Llaudet, le dijeron, extraoficialmente, que la Federación Española iba a autorizar la adquisición de jugadores foráneos. Pero no fue así. Fue cuando Llaudet hizo unas famosas declaraciones en las que decía: "Si no puede jugar, Silva será mi chófer". No fue su chófer, pero se tuvo que limitar a jugar amistosos. En su debú, marcó dos preciosos goles al Botafogo. Al cabo de medio año, fue cedido al Santos. Silva ya se quedó en su país donde siguió goleando. Al Barcelona le costó varios años, cobrar parte de su traspaso. Tuvo que intervenir Havelange en persona para que el Barcelona finalmente cobrara.

Con las fronteras ya abiertas en los años setenta (el año del fichaje de Cruyff), un año más tarde, el Barcelona incorporaba un magnífico defensa, el central Mario Peres Ulibarri, conocido por Marinho. Un zaguero de gran calidad, de corte elegante, que era temible con el balón en los pies. Marinho era pura esencia, pero no se sintió a gusto con el alemán Weisweiler y decidió regresar a su país y fichar por el Internacional de Porto Alegre. Una pena porque se trataba de un central formidable.

Seis años más tarde, en 1980, una fuerte crisis ocasionada por un enfrentamiento entre el entrenador Rifé y el ariete Krankl, provocó el apartamiento del equipo del austriaco y la contratación de un gran goleador: Carlos Roberto de Oliveira, Roberto "Dinamita". Procedía del Vasco da Gama y su debut no pudo ser más esperanzador: marcó los dos goles que sirvieron para derrotar al Almería en la Liga. Pero Roberto Dinamita duró poco. Cesó Rifé y su sustituto, Helenio Herrera, no tuvo paciencia con él. Y después de jugar once partidos pidió regresar al Vasco donde en su reaparición marcó cinco goles.

Roberto Dinamita, varias veces pichichi en Brasil, es uno de los cuatro jugadores brasileños que tienen un mural personalizado en el estadio de Maracaná. Los otros tres son Garrincha, Pelé y Zico.

Desde hace quince años, es diputado por el partido de Lula en el estado de Río de Janeiro.

Dos años después de la experiencia fallida de Dinamita, el Barça intentó de nuevo el asalto a un futbolista brasileño, al lesionarse gravemente Schuster en una entrada del bilbaíno Goicoechea. El Barça trajo a un centrocampista del Internacional de Porto Alegre llamado Cleo Ignacio Hickman que apuntaba buenas maneras. A los pocos días de estar en el club, se filtró desde Brasil que era homosexual. Se armó un gran revuelo en la directiva barcelonista. El jugador lo desmintió y antes de fichar le invitaron a casarse para acallar todos los rumores. Gaspart actuó de padrino...pero Cleo no vistió la camisola blaugrana más que en un solo amistoso, en L´Hospitalet. Aunque tuvo una gran actuación, se dijo que no era el perfil del jugador que buscaba el entrenador alemán para suplir a Schuster y Cleo regresó a su país. Un año después vino a jugar el Gamper en la presentación de Maradona, trofeo que ganó su equipo y él dejó constancia de su calidad.

La historia del resto de brasileños que han venido al Barcelona por ser más cercana la conocen perfectamente. Desde Romario a Rivaldo, pasando por Ronaldo, por citar las tres erres más famosas que ha tenido el club, Ronaldinho aparte. Los tres, pese al rendimiento espectacular de sus actuaciones, no tuvieron una buena salida de la entidad. Romario duró año y medio. Se fue cansado de Cruyff. El holandés pretendía controlar su vida nocturna y diurna y el delantero nunca quiso ser rehén del técnico y acabó marchándose después de que Cruyff le utilizara como cabeza de turco de una derrota por cinco a cero en Madrid.

Los goles/golazos de Romário todavía están en la retina de los aficionados. Dificilmente nacerá otro delantero tan intuitivo en el área y con su instinto criminal. Después de Pelé, el máximo goleador de la historia del fútbol brasileño, con mil goles marcados.

Romário pudo llegar al Barcelona tres años antes, tras la Olimpiada de Seúl, pero Cruyff prefirió un defensa, el también brasileño Aloisio, a Romário, entonces jugador del PSV de Holanda. El entonces director de fútbol del Barça, Ramón Martínez, lo había recomendado. Pero Cruyff no lo quiso. Después cedió a su contratación.

Bobby Robson, el gran entrenador británico, cuando fichó por el Barça, entre sus fichajes, se trajó al jóven Ronaldo, también en el PSV holandés. Fue un hallazgo. Ronaldo explotó en el club azulgrana y realizó una campaña portentosa, con unos goles estratoféricos, basados en su endiablada potencia y velocidad. Ronaldo se convirtió en un sólo año en el mejor jugador del mundo pero las pretensiones económicas de sus representantes acabaron con la paciencia de Núñez que se negó a sus contínuas exigencias. Cuando el presidente lo quiso arreglar, ya era tarde. El Inter ofrecía un contrato millonario al jugador y había llenado de dinero los bolsillos de sus agentes. Ronaldo fue el sueño de un año.

Laporta, entonces oposicionista, criticó duramente a Núñez por dejar escapar a Ronaldo y manifestó que si él un día llegaba a ser directivo jamás un gran jugador saldría por la puerta pequeña. El tiempo le ha hecho olvidadizo.

Para tapar, en parte, la salida de Ronaldo, el Barcelona fichó el último día de plazo a Rivaldo, pagando su cláusula de rescinsión. Rivaldo le dió un magnífico rendimiento al club, pero mantuvo fuertes enfrentamientos con Van Gaal ya que no estaba conforme con su ubicación en el terreno de juego, Sin embargo, ha sido uno de los delanteros más rentables del club. Rivaldo ha sido un extraordinario jugador y algunos de sus goles están entre los mejores de los últimos años, como los que marcó en el Bernabéu en una de sus más afortunadas noches, o ante el Valencia con un hat trick en la última jornada de Liga, un gol de ellos, el tercero, de una chilena imposible de olvidar.

A Rivaldo le faltó carisma para conectar con los medios de comunicación pero en su honor hay que decir que ha sido uno de los delanteros más importantes del último medio siglo del club.

Junto a éstos brasileños han llegado otros más en los últimos años, desde Giovanni Silva (el mejor) hasta Edmilson al que las lesiones han machacado, pasando por jugadores como Sony Anderson, Geovani (que provocó una fuerte polémica entre Pereda y Parera que acabó en los tribunales), Rochemback, Sylvinho, Belletti hasta Deco y Motta, los dos mejores amigos de Ronaldinho. A Deco, se le identifica más como portugués dado que fue fichado del Oporto que está nacionalizado portugués y defiende los colores de Portugal.

De Deco, poco hay que decir. Pocos centrocampistas de su calidad, de su visión de juego, de su coraje y de su temperamento con madera de líder han llegado al Barcelona y junto a Ronnie uno de los grandes artífices del mejor Barcelona que hemos visto y disfrutado en muchos años. Muy por encima del dream team.

En cuanto a Thiago Motta fue fichado siendo muy joven, por decisión de Serra Ferrar cuando era director de fichajes del Barça. Pese a su mala salida del club, ha sido uno de los futbolistas más rentables y de mejor rendimiento en el club en estos felices años. Motta no ha sido tratado con la justicia que su trabajo en el equipo ha merecido. Probablemente el tiempo, juez inexorable, será mucho más justo.

De no haberse producido la "caza de brujas" que ha existido en los últimos tiempos por parte de la directiva de JL sobre todo aquello con olor a Ronaldinho, muy probablemente Motta seguiría siendo jugador del FC Barcelona. No hay que tener mucha memoria para recordar que, en un momento determinado, ha sido uno de los futbolistas del plantel con más novias a la hora de ser traspasado, y Motta siempre antepuso el Barça a todas las ofertas que le llegaron. Ni quería irse del Barça, ni de Catalunya, pero la negligencia y despotismo de Txiki, pudo más, y su marcha fue orientada y forzada desde la presidencia como principio del fin de....Ronaldinho.

Un triste final para una gran película protagonizada por todos estos brasileños que han hecho vivir al Barcelona buena parte de los mejores años de su vida.

Pero a veces los celos, las envidias, las torpezas de una presidencia pueden más, mucho más, que la felicidad y los sentimientos de los asociados. La historia dirá como un presidente (JL) y un teórico asesor (Cruyff) han acabado con una de las mejores páginas de la vida del club.