jueves, 31 de enero de 2008

Sólo queda Messi....y Laporta y Cruyff.

Los diarios deportivos se agarran a un clavo ardiendo. Y hoy, claro, se enganchan a Messi, que es lo que queda de este Barça destruido por Laporta. La amargura del todavía presidente es que a Messi no lo descubrió él. Ni Soriano. Ni Txiqui. El argentino venía en la repudiada mochila. Laporta/Soriano sólo han sido capaces de fichar a bombo y platillo a Thierri Henry, en el ocaso de su vida deportiva. Sólo marca en fuera de juego, porque un defensa del Rácing le da el balón o ante el Levante, que marca hasta mi portera.

En los días que hay que decidir, decide Messi, el delantero merecedor de un castigo por su osadía de ir a Qatar en su día libre.

Antes, Ronaldinho, nos hacía trempar. Se llenaba el Camp Nou incluso a las 00,05 y ante el Sevilla en un partido más del campeonato. Ahora, hacen un llamamiento público a la afición Laporta/Soriano para que llenen el campo, y ni con las puertas abiertas acaba llenándose. Y eso que no se juega a medianoche. Y los que acuden a la llamada del Barça (no del presi/ni del vicepresi) van por Messi que es el único capaz de hacer empalmar a la parroquia.

Si tenemos que ir para ver el actual equipo que nos han diseñado los actuales pensantes, nos quedamos en casa escuchando a Puyal o el carrusel de Paco González. Pagar por ver (por ver este Barça), tampoco.

¿Vale la pena ir/o pagar para ver un equipo que (Messi aparte) sólo es capaz de vencer por uno-cero, y en off-side, al Villarreal...?.

No nos engañemos. El Villareal es un buen equipo y nada más. Y sin Riquelme, menos Villarreal. No nos dejemos engañar por la prensa-de-las-promociones. A este Villareal, el Real Madrid le acaba de meter tres goles (y le metió 0-5 en casa). Y el Espanyol de Tamudo, tres goles más. El submarino va camino de ser una zodiac.

Acabo. En los últimos seis partidos, el equipo de los fantásticos ha marcado cuatro goles, dos de ellos con colaboración externa. Y los rivales han sido Athletic/Rácing y las eliminatorias ante Sevilla (sin Kanouté y Keita) y el Villarreal sin Riquelme y con Nihat anoche en la suplencia. No es para lanzar las campanas.

Hoy, por Messi, somos capaces de hacer un esfuerzo de ir a las nueve, o alguna vez, de forma excepcional, a las diez de la noche. Pero ni locos acudiríamos a las 00,05.

Entre Laporta/Cruyff/Soriano, los palmeros, y los arribistas de última hora, nos han quitado aquel gran sueño.

martes, 29 de enero de 2008

Laporta necesita a Mourinho.

José Mourinho será el próximo entrenador del Barça. Laporta y Jorge Mendes ya lo han pactado, y Jaume Roures ya ha dado la primicia. La operación interesa a todos, pero especialmente a los tres citados. Laporta, porque entra en la recta final de su mandato y necesita más que nunca títulos. Los necesita no pensando como culé (que ya poco le importa), sino en clave política. Laporta quiere ser el futuro presidente de la Generalitat. Para este recorrido necesita un esfuerzo final. Salir por la puerta grande del Barça y en olor de multitudes. Eso sólo lo puede conseguir con títulos de importancia. Y con Frank Rijkaard eso ya no es posible.

Necesita un entrenador con ambición. Con la misma ambición que él. Y después de darle vueltas/vueltas/y vueltas, no queda otro remedio que fichar al portugués Mourinho, que además es el que le ha recomendado insistentemente uno de los hombres con más poder hoy en el Barça: Jorge Mendes, el intermediario que ha sustituido en los últimos años a Josep María Minguella en el concierto europeo.

Hoy, en el fútbol europeo, casi todo pasa por las manos de Mendes, y éste le habría recomendado el entrenador portugués a Laporta como un "seguro de títulos" a corto plazo. Además, el agente FIFA, le habría asegurado al presidente azulgrana que haría lo imposible por lograr que Cristiano Ronaldo (también en la cuadra del agente) se enfrentara al Manchester United para lograr el traspaso.

Con esta operación, Laporta/Mendes/Mourinho/Cristiano Ronaldo estaría del todo de acuerdo Jaume Roures, el actual propietario de los derechos televisivos del Barça a través de su productora Mediapro. Para que éstos derechos obtengan la máxima rentabilidad, Roures necesita un Barça fuerte/potente/líder. Y el ex asesor de Cruyff (pero sin embargo amigo, o más que amigo) le habría dicho a Laporta que agradezca los servicios prestados a Rijkaard y que no se meta en nuevos experimentos, como podría ser la hipotética contratación de Van Basten, después del fiasco de Koeman en el Valencia. Que vaya a lo seguro, y lo seguro, como ya le había anticipado Mendes, es Mourinho.

No hay otro.

Así que todos aquellos que censuraron/criticaron/insultaron/maldicieron/odiaron/ningunearon y putearon a Mourinho ya pueden cambiar de canción y aprovechando que los carnavales están aquí, echar mano de cualquier careta para disimular y pasar desapercibidos ante el futuro que se avecina con Mourinho de "ordeno y mando" en el banquillo...y en la directiva. Porque después de haber trabajado con Abramovich, ya se lo conoce todo en el fútbol.

¿Quién va a toser a Mourinho en el Barça...? ¿Txiki? ¿Ingla? ¿Soriano?. No me hagan reir. Ni una vez fichado, el propio Laporta.

Mourinho se las sabe todas en el fútbol. Lo ha mamado desde la cuna. Su abuelo fue el presidente del Vitoria Sétubal. Su padre fue un formidable portero portugués. Y él comenzó su aprendizaje con el inglés Bobnby Robson. Juntos aterrizaron en el Barça de Núñez para cubrir la transición entre Cruyff y Van Gaal. Lo cierto es que hicieron una buena labor. Pero en aquellos momentos todos los éxitos se atribuyeron a Robson porque Mourinho había llegado como segundo y sobre todo como intérprete del inglés. Y buena parte de la prensa, e incluso parte de la oposición que movilizaba Laporta (hoy algunos directivos) le consideraban "el chico Martini". Nadie creía en él. Lo consideraban, con toda la mala leche del mundo, "el amigo del abuelo (Robson)".

Aquel Barça de Robson/Mourinho lo cierto es que realizó una gran campaña y que sólo la doble derrota ante el descendido Hércules de Alicante le privó de conquistar la Liga. Pero se vieron partidos apoteósicos. Especialmente un Barça-Atlético de Copa, en la noche frustrante de Pantic que después de marcar cuatro goles (algo que no ha hecho ningún otro jugador en el Camp Nou) caía derrotado su equipo (5-4), con la patética imagen de un Vitor Baía desplomado en el césped, impotente, llorando a lágrima viva, tras el infortunio de su noche.

Aquel Barça de Robson/Mourinho fue un Barça "aportuguesado", con la presencia de Figo y los fichajes de Vitor Baía/Fernando Couto/ y el nigeriano-portugués Amunike. Y la guinda, fue el fichaje de Ronaldo, descubierto por Robson en Holanda.

Sin embargo, de nada sirvió aquel trabajo desarrollado por Robson-Mourinho porque Núñez (con el respaldo de la prensa deportiva y no deportiva) tenía fichado a Louis Van Gaal. Y a la campaña siguiente, Robson fue envíado a un despacho como teórico director deportivo internacional. El mando, el único mando, todo el mando fue para Van Gaal....hasta que el inglés, después de un año de tomar el sol en Sitges, se marchó. Y Mourinho, que ya era listo, aunque algunos le tomaran por tonto, prefirió quedarse con Van Gaal a seguir al Robson. Del abuelo inglés ya lo había aprendido todo. Ahora le faltaba la experiencia de trabajar junto a Van Gaal, el técnico de moda en Europa, con fama de duro, pero con menos mala leche que Cruyff.

Una vez cubierto todo el ciclo de aprendizaje, Jose Mourinho decidió volar solo. Ir por libre. Y dejar atrás la etiqueta que le habían colocado de ayudante/de amigo/de intérprete/de segundo. "Ahora vais a ver quién es Mourinho". Dicho y hecho.

Su trayectoria desde que decidió entrenar ha sido irresistible. Hizo del Porto el mejor equipo portugués (dos ligas) y europeo (campeón de la UEFA y de la Champions), y después dió el salto a Inglaterra y junto con Abramovich arrancó al Chelsea de la miseria para convertirlo en uno de los grandes europeos. Dos ligas consecutivas. Le falló la Copa de Europa.

Mourinho pasó a ser el entrenador más de moda. El nuevo Helenio Herrera de la era moderna. El entrenador más elogiado/envidiado/ y odiado de Europa. Todos los ojos han girado en torno a su figura estos últimos años.

Ahora, Mourinho está libre. O estaba. Porque a estas alturas, si nada lo remedia, Laporta-Roures-Mendes ya han pactado su aterrizaje en el Barça. Para Laporta, además, es un excelente paraguas si como se presume puede haber ausencia de títulos. Para un club como el Barça conquistar la Copa y nada, es casi lo mismo. Todo lo que no sea la Liga y la Champions, no cuenta. Y para Roures lo mismo. Los derechos necesitan de auténticos equipos campeones, y la Copa no entra en el concierto internacional.

Así, pues, que todos aquellos barcelonistas que han maldecido a Mourinho durante años, incluída la casi total directiva del Barça,vayan poniendo buena cara al tiempo que se avecina. Mourinho tiene todos/todos/todos los números para sustituir a Rijkaard.

Al profeta, entre Laporta y Roures, le han convencido.

lunes, 28 de enero de 2008

Un jeta llamado Cruyff.

Acabo de leer el último artículo firmado por Joahn Cruyff en "El Periódico". Me parece, como siempre, vergonzoso/bochornoso. Como antes pasaba en "La Vanguardia". Sigue con su tradicional odio/rencor hacia Ronaldinho, aún sin citarlo. Lo que me parece más cobarde todavía. No cesará hasta ver al brasileño lejos,muy lejos del Barça, de Barcelona y de Cataluña. Es capaz ahora de poner como modelo a Kaká, y si lo pone es porque está en Milán y no aquí. Aún, a sabiendas, que quién descubrió a Kaká es el mismo ex directivo que descubrió a Ronaldinho. El milanista era el tercero en la lista del ex vicepresidente deportivo: 1) Ronaldinho 2)Deco y 3) Kaká. Pero como sabe que la gente no lo sabe, lo cita. Si Kaká llega a venir al Barça de la mano del mismo, lo ignoraría. O lo destruiría. Como ha intentando hacer con Ronaldinho desde el día que fichó por el Barça.

Cruyff es rencoroso/vengativo. Ya en su etapa de jugador digería con muy mal tono cuando alguien citaba el nombre de Kubala como símbolo del barcelonismo. Cruyff nunca ha aceptado (ni aceptará) que haya alguien mejor que él.

Para él, el mejor ha sido/es/y será, él.

En el artículo que firma (dudo que escriba) dice que está "prohibido confundir rendimiento con espectacularidad. Porque una cosa es eficacia y otra fuegos artificiales. Lo segundo siempre llama la atención. Lo primero te da títulos". Y el profeta añade: "A mí, uno que va por libre en el camp no me vale. Un egoista no me sirve para nada". Y más adelante: "La cabeza es más importante que los pies. Para mí es tan importante lo que se hace en el campo como lo que se hace fuera. Sólo eso te da un mínimo de garantías para tener una carrera larga y enormes altibajos. A diferencia de otros brasileños, Kaká apunta este perfil de gran futbolista de largo recorrido".

Cruyff lo que no tiene es la valentía de citar, textualmente, el nombre de Ronaldinho. Y es que los celos, le hierven. Aún y así, los argumentos que expone se caen por su propia base, salvo que no se autobiografíe de su etapa como jugador del Barça. Porque mientras en el caso del brasileño ha sido posible unir eficacia y espectacularidad, en los cinco años de Cruyff como jugador azulgrana (salvo sus primeros cuatro) no hubo por su parte ni eficacia ni espectacularidad. Hubo, eso sí, vagancia y, como ya dije otro día, todos los méritos para interpretar "Los domingos, al sol".

Cruyff, en su última crónica, habla (como siempre) de su etapa del Dream Team, de la que nunca dice que estuvo ocho años para ganar un título de Liga y "encontrarse" de rebote con otros tres (los dos de Tenerife y el del Deportivo). Y dice que un equipo necesita tipos fieles y honestos como "Eusebio, Maldini o Raúl". Y aún no sé como no se incluye él, entre los ejemplos.

Vamos a ver: ¿es que en la centenaria vida del Barça no ha habido más jugadores fieles y honestos que los del "dream team" ?. De entrada, por no remontarme más en la historia, todos los miembros del equipo de las 5 Copas (de Kubala a César, de Ramallets a Biosca, de Basora a Manchón, o los hermanos Gonzalvo) fueron tan o más fieles y honestos que los del "dream team". Como lo fueron posteriormente los Gallego, Migueli, Zaldúa, Torres....Y por citar un sólo ejemplo de los actuales, ahí está Carles Puyol pero que, como nunca ha sido santo de su devoción, ni le ha hecho la rosca, jamás lo ha incluído en los modelos a seguir. No, para usted, Puyol, no es un tipo fiel y honesto.

De lo que sí puede estar convencido Cruyff es que si hace una encuesta entre los más de cien mil socios barcelonistas sobre los "tipos fieles y honestos" en la historia del FC Barcelona, dificilmente encontrará alguien que cite su nombre. Y eso que lleva más de treinta años, predicando y viviendo del barcelonismo.

sábado, 26 de enero de 2008

Laporta, del Barça a la política.

Decía hace unos días que Joan Laporta me parece ya el peor presidente de la historia del Barça. Y si no lo quieren así, uno de los peores. Da igual. Lo digo porque algún internauta aún duda entre él y Gaspart. Para mí no hay duda alguna. Laporta es peor, infinitamente peor que "juanito el tortilla", como le llamaba en su época José María García. Y de Gaspart podría escribir un libro. Sé de sus andanzas en los negocios/en el Barça/ y en la prensa deportiva, que también ha sido sus dominios. Y un día cualquiera hablo, desde su etapa de "juanito el tortillas a su acojonamiento al enterarse que iba a compartir mesa en un plató de televisión con Javier Gurruchaga. Les puedo hablar de eso, de Figo, de Overmars, de la madre Teresa de Calcuta y del a Dios rogando y con el mazo dando.

Pero aún así y todo, Gaspart, cuando se presentó a las elecciones presidenciales del Fútbol Club Barcelona no engañaba a nadie. Casi todos sabían cómo era/quién era y de lo que era capaz de hacer sin alguien que lo frenara, como lo intentaba frenar (cuando podía) Núñez. Gaspart ganó porque Castells dió marcha atrás y prefirió una vicepresidencia en mano que una presidencia volando. Y Bassat no tenía nada que hacer, porque no hay peor candidato que un publicista presumido. Por eso Bassat ha tropezado dos veces en la misma piedra.

Pero a lo que íba. A Gaspart se le conocía y se sabía que era un peligro público en la presidencia. Pero el caso de Laporta es diferente. Sólo le conocían los del Elefant Blau y Cruyff. Y los que hemos seguido sus andanzas desde el Passeig de Sant Joan hasta la calle Villarroel con Diagonal. Pero éstos somos algunos, no muchos. La mayoría de los socios que fueron a votar ni sabían quién era Laporta y menos todavía quién podía llegar a ser si salía elegido. Tampoco importaba demasiado en aquellos momentos. Lo que se quería era un cambio/y el cambio era la candidatura de Laporta.

Una vez ganadas las elecciones, Laporta ya comenzó a dar señales (interiormente) de quién era/de qué quería y qué pretendía. A Laporta siempre le ha importado poco el Barça. Únicamente le ha importado (le importa) su persona y sus circunstancias. Como, además, se encontró con un equipo llovido del cielo, el Barça y Barcelona se le ha quedado pequeña. Su ambición no tiene límites. Y si alguien opta por toserle, se lo lleva por delante sin contemplaciones. Ahí está esa larga lista de damnificados víctimas de su tiranía.

Laporta ya piensa en pos-Barça. En la política. El otro día, sin ir más lejos, tuvo que elegir entre el Villarreal-Barça o un acto político y no dudó. Eligió la política, porque ya piensa en política. El Barça ha sido su trampolín/la herramienta desde donde dar el salto. Del Barça ya poco le importa. Tan sólo a quien intentará dejar en la presidencia cuando él se vaya. Si seguir apostando por Soriano que ha demostrado saber estar y también saber callar, u optar por Jaume Ferrer que tiene el respaldo del pujolismo. Todo dependerá de que Laporta vaya con Convergencia o con una nueva alternativa política. Y ésta decisión será determinante a la hora de elegir y apoyar a su heredero, como si el Barça fuera -de hecho lo es- su finca particular.

Ahora aspira/ambiciona a que sea suyo el País.

viernes, 25 de enero de 2008

Messi, en el ojo del huracán.

Se dice que la española cuando besa es que besa de verdad. Pues bien: Lionel Messi, cuando juega, es que juega de verdad. Cuando pone la marcha, no hay quien le frene. Busca siempre el camino más corto al gol. Es letal. Devastador.

Es un tesoro a proteger, por el bien del fútbol en general. No nacen cada día, ni cada año, ni cada década, jugadores de su talento. Hay que protegerle (como a todos) de los defensas desaprensivos. Que los hay. No como años atrás, porque antes, sin televisión, los carniceros del área campaban a sus anchas, y se llevaban por delante todo lo que se movía fuera de lo normal. Un día, hace años, el más universal de nuestros escultores, Eduardo Chillida, nos contaba en una tertulia que había que penalizar a los defensas con el mismo tiempo de inactividad que el jugador que habían lesionado. Era la única manera de intentar evitar la violencia desproporcionada.

El gran escultor guipuzcoano hablaba con conocimiento de causa. Él era un extraordinario guardameta de la Real Sociedad, una de las mayores promesas del fútbol español, hasta que una tarde, un delantero del Madrid fue a su caza y acabó con su carrera futbolística. El destino quiso que perdiéramos un gran portero pero ganáramos al mejor escultor de todos los tiempos. Y es que en aquellos años de la posguerra, algunos delanteros eran tan o más verdugos que algunos de los caciques del área.

Los viejos socios barcelonistas (al igual que de otros clubs ) recuerdan todavía algunos casos sangrantes. Uno, a finales de los años cuarenta, cuando el Barcelona del uruguayo Enrique Fernández arrasaba en el campeonato. En tres años, dos ligas. Fernández trajo tres argentinos, los tres delanteros y buenísimos: Florencio Caffaratti, Marcos Aurelio y Mateo Nicoláu, éste último de origen mallorquín. Eran una maravilla, sobre todo Florencio, que regateaba y chutaba como nadie. Duró menos que un pastel a la puerta de un colegio. Una tarde, en un Barcelona-Español, Florencio armó el taco y levantó los olés continuados de las gradas. Un defensa españolista durísimo, acabó con la carrera deportiva de Florencio para siempre. Ya nunca más llegó a ser lo que había sido.

Otro caso bárbaro, con Kubala como protagonista. Jugaban Barça-Athletic de Bilbao y Laszy tenía la tarde inspirada. Regateaba a uno, a dos, a tres. A todos los que se le pusieran por delante. Incluso esperaba a alguno que se levantara del césped para volverle a regatear. (Hay que decir que a Kubala, a veces, le gustaba provocar con el balón y los codos). En una de las jugadas, un ariete del Athletic de Bilbao, cruzó todo el campo y cuando Kubala se encontraba junto al córner, recibió una patada tan tremenda que de la camilla fue directo al quirófano. Tres meses sin jugar

De éstas jugadas, en todos los campos se han visto y vivido, y no hay ningún club que pueda decir de esta agua no he bebido y0. Ni el Barça. Defensas como Biosca/Gallego/Eladio/Migueli....los ponían por corbata a los rivales. El que diga lo contrario, es que su fanatismo le enciega.

Ahora, el gran peligro que corre por los campos españoles es Lionel Messi. Su forma de jugar, de regatear, de encarar (y hasta su picaresca) le convierten en caldo de cañón. Actualmente, la multitud de cámaras condiciona más a los defensas, pero los siguen existiendo que se olvidan del mundo que les rodea, se les cruzan los cables, y se llevan incluso a su padre por delante.

Messi, por su juventud, quizá no es consciente del peligro que corre su espectacular y maravillosa forma de jugar.

Pero Messi necesita, además, de otra protección. La externa. La de los que apuntan y señalan. Y la de los envidiosos. Messi ya ha entrado en el cielo de las envidias. Por varias razones. Messi es un autodidacta. A nadie le debe nada. Fichó por el Barça más por insistencia suya y de su padre que por acierto de los ojeadores del club. Ahora, todo el mundo lo ha descubierto. Pero lo cierto es que fue él y su padre quienes (a través de Minguella) llamaron a la puerta del Barça de forma reiterativa. Rexach dijo sí, como podía haber dicho no. Una vez fichado, en las categorías inferiores era ya un espectáculo. Un matador del área. Pero seguían sin creer demasiado en él. Argumentaban su escasa estatura para triunfar, aunque ya estaba sumergido a un tratamiento hormonal para traspasar la barrera del 1,50 a la que parecía destino. Las hormonas le ayudaron a crecer un poco más. No lo suficiente para que el cuadro ténico azulgrana siguiera confiando en sus posibilidades. Fue la llamada de Pekerman, su éxito personal en el Mundial-Sub-20, lo que le abrió las puertas del Gamper. Y la armó. Sólo faltó aquella noche que Fabio Capello le dedicara los mayores elogios para que Txiki/Rijkaard y la directiva reaccionaran, entre otras cosas, porque ya tenía un pie en el Espanyol.

Messi se ha convertido en un pequeño gran gigante en el Barça. Pero aún así y todo, le pasan facturas. Ya denuncié el otro día el impresentable artículo de Johan Cruyff sobre el argentino pidiendo para él una sanción. Y cuando Cruyff apunta, es que la directiva, sino apunta, anota. Y es que digan lo que digan, al igual que Ronaldinho, no es santo de la devoción de ellos. Porque no es "su fichaje". Y esto funciona así. En el caso de Cruyff no es de extrañar. Nunca ha querido ni argentinos ni brasileños en sus equipos. Siempre les ha tenido celos. Basta repasar su historial. En sus ocho años como entrenador del Barça jamás tuvo un argentino en su plantilla. Y eso que tuvo de todo, incluso novios y maridos de sus hijas. Pero argentinos, ninguno. Y brasileños tuvo dos, y casi más por imposición que por devoción. Y los dos le duraron nada. Aloisio fue un defensa de paso, y Romario, pese a su excepcional rendimiento goleador, no sobrevivió el año y medio como azulgrana. Cansado de Cruyff, se fue uno de los brasileños más letales que ha tenido el Barça.

Ahora, el objetivo es Lionel Messi que, para colmo, se entiende bien con Ronaldinho y Deco, lo que en el Barça está penalizado. De momento, por una escapada de veinticuatro horas a Qatar, ya ha sido amenazado. Lo nunca visto. Y es que Messi, además de tener que vigilar a los desaprensivos zagueros que le toquen en turno, tendrá que estar con los ojos bien abiertos a los mandamientos de Cruyff. Porque en el Barça, para Laporta y su junta, no hay otro mandamiento que el que firma el profeta. Y Messi, a sus veinte años, ya está en el ojo del huracán.

martes, 22 de enero de 2008

Cruyff, antes que Ronaldinho y Messi.

Leo los artículos firmados por Cruyff en "El Periódico" como antes lo hacía en "La Vanguardia". Es verdad que lunes que escribe él, en vez de dejar un euro en el kiosko, echo mano del diario en cualquier tasca. El resto de días, pago por leer. Pero cuando escribe el profeta-del-mal, no. A mí, ese, no me saca un duro. Ni me lo sacará.

Sin haber estado nunca en su circuito, le conozco bien. Y eso que los holandeses me han caído bien. Y las holandesas, mejor. En mis años jóvenes, las francesas/las suecas/y las holandesas nos enseñaron lo que las españolas nos escondían. Y si una francesa posó al mundo como Dios creó a la mujer (Brigitte Bardot), una holandesa (Sylvia Kristel) fue la primera sex-symbol de toda una generación. La icono de Emmanuelle era, además, cruyffista. Y su madre, más. Eran hinchas del Ajax, cuando el Ajax revolucionó el fútbol.

Yo, también fuí un admirador de aquel Ajax de Cruyff. Como del Benfica de Eusebio. Pero el Cruyff que conocí en el Barça, ya no era aquel delantero hambriento de goles, de fama y victorias. Yo conocí al sediento de dinero. Al pesetero. Al de sacar la máxima pasta con el mínimo esfuerzo. ¿Para qué esforzarse más si a esta parroquia -la blaugrana-con tres jugaditas se le cae la baba y ya tiene suficiente?

Se lo dije un día a Armand Carabén, el hombre que lo fichó para el Barça y el que le solucionó mil y un problemas que, algún día, les contaré. Porque antes de que Laporta se acercara a Carabén para conocer a Cruyff, yo ya conocía a los dos y tenía cierta amistad (y cariño) con el gerente barcelonista.

Comíamos de vez en cuando. "Menos en Reno, donde quieras, que ahí cualquier día ponen una bomba", me decía Carabén. Y es que entonces a Reno iba la Barcelona poderosa y los hijos del franquismo. Casi todos. Incluída parte de la directiva barcelonista a la que pertenecía Carabén. Porque no todos los directivos barcelonistas han sido siempre demócratas y contrarios al régimen. Ha habido de todo. Como ahora. Desde el sol que más calienta (Laporta) a incoloros (Soriano/Ingla)), pujolistas (Ferrer), franquistas (Echevarria), chaqeteros de colores (Sala Martin) y gentes que han estado y estarán con todos, como Murtra/Borrás/Huguet y cía.

Pero vuelvo a Carabén. En esas comidas que de vez en cuando hacíamos, muchas de ellas en el Heidelberg, la popular cervecería de Ronda Universitat, hablamos como casi siempre de Cruyff. Cumplía su segundo año en el equipo. Le dije:

-Este tío es un jeta -por Cruyff- Desde que ha fichado está viviendo de cuatro paisajes: del debú, (apoteósico ante el Granada). Del gol que le ha marcado a Reina ante el Atlético de Madrid. Del 0-5 en el Bernabéu, la gran noche de Asensi y Marcial. Y del título de Liga. Lleva ahora un año viviendo de aquéllo y del cuento. Sólo le importa la pasta, el "camel" y mirarse alguna tía cuando su mujer no le puede controlar. Punto.

Carabén que tenía un gran sentido del humor, quitaba hierro, y decía: "Ya verás como volverá a ser el que ha sido. Ahora está distraído...."

La distracción le duró tres años más. Cruyff ya no volvió a hacer nada como futbolista. Y, con sus compañeros de equipo, se fue injusto. O si se quiere, no sufientemente justos. Pero como los focos y el marketing (entonces casi desconocido) eran exclusivamente para él, el resto de jugadores quedaron a la sombra del crack. Los Sotil/Asensi/Juan Carlos/ y Marcial, jugadorazos todos ellos de sacarse el sombrero, pasaban a un segundo plano. Sobre todo, Marcial, que era el mejor. !Dios mío que cacho de jugador el rubio!. No he visto otro futbolista tan elegante y efectivo como él. Ni Laudrup, que ya es decir.

Los tres rubios de aquel equipo tenían repartidos los papeles. El holandés estaba por la caja y, de vez en cuando, por el equipo. El otro rubio (Rexach), como buen catalán, por recoger todo lo que caía, no sólo las primas, sino que todo lo que se le ponía por delante. Se fotografiaba con la Motta (Guillermina) y se encamaba -decían- con la Bárbara, la Rey. La propia vedette confesó no hace mucho que ella y Rexach estaban locamente enamorados, y nunca le había dicho que tuviera novia y estuviera a punto de casarse.

Y el tercer rubio, Marcial Pina, era el que jugaba, el que pasaba, el que asistía, el que repartía cartas a diestro y siniestro para que todos se lucieran. Y si podía, el as se lo guardaba para él, y en el primer año de Cruyff, el que más ases sacó fue Marcial. Pero su defecto es que ni era holandés, ni era catalán. Para mayor inri, venía del Espanyol y era hijo de la benemérita. Las chicas se volvían locas por él, pero los directivos comían y cenaban con Cruyff. Había cola.

Además, la prensa de la época, no publicaba nada de lo no publicable. Ni se hablaba de amoríos y menos todavía de los fallidos negocios inmobiliarios del profeta. La prensa del barcelonismo era fiel a lo que decían Carabén o Ibáñez Escofet, maestro de toda una generación de periodistas. Y además de maestro, un gran tipo. Pero a los dos (Carabén/Ibáñez Escofet) les caía la baba cada vez que veían y estaban con Cruyff. Como la Generalitat no existía, para ellos el president era Cruyff, aunque no hablara catalán.

Más tarde se sumaron a la congregación de cruyffistas, Joan Granados y Jaume Rosell, aunque éstos dos, entre plato y plato en "La puñalada" o en el "Agut", eran conscientes de que el único que mandaba en el club no era Montal, sino Cruyff, que era el que tenía la llave de la caja. Por mucho que pagaran los socios, por mucho que aumentaran los ingresos por publicidad y televisión, el principal botín era para el profeta.

Los directivos y los ejecutivos lo sabían, pero eran prisioneros de los caprichos del líder. A ellos, a los que regían la entidad les quedaban las letras y las deudas. Por eso, Ferrán Riba, el secretario general con Carabén, que era muy listo, a la primera oportunidad de poner tierra por en medio, no se lo pensó dos veces. Se fue con ell banquero Castells y si le fallaba, tenía a Samaranch en la retaguardia.

Detrás de Riba, se fue Carabén, pero era tanto lo que le ataba con el matrimonio Cruyff que siguió siendo su amigo. Pero ahora desde fuera, no desde dentro.

La prensa seguía magnificando al delantero. Y por si faltara algo, un periodista holandés, Theo Stolz, era capaz de hacer ver a los colegas lo que no habían visto. Que aquel gol en el que ni había participado en la jugada Cruyff era posible porque la defensa miraba al holandés y no miraba al resto de compañeros. Y buena parte de ellos, salían convencidos de ver lo que no habían visto. Y eso, que entonces no estaban Patsy ni TV3.

!Ay, Dios, si aquella tarde que se ganó la Liga en El Molinón, al vencer al Sporting (2-4) en vez del rubio Marcial es Cruyff el que hace las jugadas y marca los tres goles que marcó Marcial! Hoy, Oriol Bohigas, Ricard Bofill o Alfons Milá, ya le habríann hecho un parque público con el correspondiente monumento. Pero como fue Marcial...

Y hasta los telediarios de Miguel Ors, que era del Atlético de Madrid, quizás para fastidiar más a los madridistas, abrieron con Cruyff. Las jugadas y los goles de Marcial, eran secundarios.

En sus cinco años como jugador del Barça, cuatro años y medio vividos al sol, su asesor y buen amigo Jaume Roures (entonces sin un duro y hoy multimillonario) podía haber producido ya la película "Los domingos, al sol", sin tener que esperar tantos años a hacer "Los lunes al sol" . Cruyff, pagando el Barça, era el perfecto intérprete al que no tenía que añadir ficción.

Yo, aquellos años de Cruyff jugador, los vivía intensamente. Y le veía hacer una jugada cada media hora en casa (tres en un partido) y sacar mejor que nadie los fuera de banda en campo contrario. Y cero jugadas. Pero al día siguiente, algunos de mis amigos, seguían titulando "Cruyff, magistral". Y los socios que no viajaban, a tragar.

El problema-fenómeno Cruyff es que el Barça llevaba catorce años sin ganar una Liga. Y no sólo por culpa de Plaza y Franco. Es que su juego aburría a las ovejas. El único que pudo dinamizar aquel equipo y dió algunas tardes de gloria, se murió en lo mejor de la vida, Julio César Benítez.

En esos cinco años de locura-cruyffista, él, que era más listo que todos juntos fuera del campo, convenció a Michels para que trajera a su amigo Neeskens. Lo pagó Sotil -y el Barça, claro-. Pero como el peruano era incapaz de gritar y había pasado hambre en su niñez, aceptó todo lo que le propusieron, entre otras cosas, arruinar su vida deportiva. Un año al paro era mucho para un joven azteca, con dinero en el bolsillo, y la nocturnidad barcelonesa en pleno apogeo de camareras para todos los servicios. Sotil cayó en la trampa, y el Barça se quedó sin uno de sus hombres más letales en el área. Y el único que era capaz de partirse la cara con aquellos defensas de entonces que sólo mirarlos, asustaban. Por eso duró tan poco Cruyff. No porque le pegaran, sino porque estaba acojonado.

No satisfecho con cargarse el equipo, después se cargó a uno de los mejores entrenadores que ha tenido el club: Weisweiler. Exigía mucho en los entrenamientos y en los partidos. Y al que quería exigir más era a la estrella, a quien más dinero se llevaba. Weisweiler ya le había dicho a la directiva que cualquier día lo dejaba en la suplencia. Que en los partidos de casa aún medio engañaba a la gente, pero en campo contrario jugaban siempre con diez. Ni corto ni perezoso, el técnico, agotada ya la paciencia, decidió en un partido en el Camp Nou ante el Sevilla sustituirle por uno de la cantera, Fortes. !La que se armó!. Montal no sabía donde esconderse ante las amenazas de Cruyff. "Es la última vez que este tío me cambia. Si quiere guerra, la tendrá". Y por si fuera poco lo que había vomitado se despachó con unas contundentes declaraciones: "Él o yo". Naturalmente, él se quedó y Weisweiler se tuvo que marchar.

El balance del-Cruyff-jugador-del Barça fue aterrador. Una sola Liga en cuatro años. Y una sola participación en la Copa de Europa. En esos cinco años, en la Liga marcó 47 goles, a menos de diez goles por campaña. Y de esos goles, sólo catorce en campo contrario (a casi tres por año). Eran goles multimillonarios.

(Es sintomático. Los viejos culés recuerdan varios goles de Samitier, de César, de Basora, de Kubala, de Evaristo, de Eulogio Martínez, de Luis Suárez, de Kocsis, de Schuster, de Maradona, de Rexach, de Laudrup, de Romario, de Ronaldo. Hasta de Martí Filosía. De toda la gama de acciones. De Cruyff, sólo se recuerda el que le metió a Reina, que lo han dado tres millones de veces porque no hay otro espectacular de él en ninguna videoteca.)

Cruyff, como jugador, fue una ruina. En todos los sentidos. El club quedó endeudado hasta las cejas. Y, encima, en su último año, traicionó a toda la directiva que apoyaba la candidatura de Ferrán Ariño ante Josep Lluís Núñez. Ni corto ni perezoso, en vísperas de las elecciones, Cruyff (y Rexach) se soltaron con unas declaraciones televisivas apoyando la candidatura de Núñez. Bueno, Cruyff fue más sibarita. Dijo que ya sabía a quién no iba a votar (por Ariño). Y se quedó tan ancho. Eliminado de los comicios Víctor Sagi, que era el gran favorito, los convergentes entre Ariño y Núñez no tenían duda. Querían el triunfo de Ariño. Pero Cruyff le puso la cruz, mientras se especulaba con qué le podía haber dado Núñez para cambiar la voluntad del profeta.

Ese Cruyff jugador, después de su último servicio, no al Barça, sino a Núñez, se fue por la puerta de servicio. Dejó la tesorería del club como un solar, con una deuda que el nuevo presidente calificó de "monstruosa" (por lo que cobraban los holandeses) y con los inspectores fiscales llamando sí y día también al club para ver quién pagaba lo que no había pagado el jugador.

Al cabo de los años, los mismos convergentes que siempre habían visto -y ven- por los ojos de Cruyff, quisieron "recuperar el Barça" y se inventaron una candidatura encabezada por Sixte Cambra para derribar a Núñez. La clave del éxito era fichar a Cruyff como reclamo de la candidatura. Era una estrategia bien estudiada. Pero Núñez, que como todos los del ladrillo, son más listos que nadie, se anticipó y fichó al entrenador Cruyff. No creía en él. Pero sabía que con él nuevamente ganaba las elecciones y además dejaba a los convergentes "sin entrenador electoral".

Núñez pagó a Hacienda lo que debía Cruyff y el profeta de nuevo se abrazaba al constructor y dejaba con el culo al aire a los convergentes que le habrían dado lo que pidiera y más. Si era necesario, hasta la mujer.

Este es el Johan Cruyff que viene dando lecciones de moral. Antes en "La Vanguardia" y ahora en "El Periódico". El mismo ser que no ha digerido nunca los éxitos de Ronaldinho, fichado en contra de su voluntad. Y el brasileño, en horas bajas, desde el gimnasio, o desde Bikini, ha hecho más, infinitamente más que el holandes en menos años. Pero desde el primer día lo sentenció. Como ahora comienza a señalar y amenazar a Leo Messi porque tampoco es santo de su devoción. Ya ha lanzado una amenaza por su viaje a Qatar diciendo que es inaceptable y que hay que multarlo.

Y es que a Cruyff nunca le han caído bien las estrellas, y menos si son brasileñas o argentinas. El profeta no quiere más estrellas en el firmamento que la suya. Y como sabe que treinta y cinco años después, (casi) todos siguen diciendo amén a cuanto dice o cuanto escribe (o firma), nada cambia. Él sigue en el cielo, y el resto donde podemos.

Y se queda tan ancho. Que todo se lo publican. Y le dan mil veces la razón.

lunes, 21 de enero de 2008

Gente que he conocido: Garrincha.

Se acaban de cumplir veinticinco años de la muerte de Garrincha. Un genio del balón. No tuve la suerte de verle jugar en directo, pero tuve el privilegio de conocerle. No una vez, sino dos. Creo, además, que fuí uno de los últimos periodistas extranjeros en estar y hablar con él. No quiero decir que fuí el último en entrevistarlo, pero seguro que de los últimos. Ya era un juguete roto. Hundido en la misera y alcoholizado.

Siempre había sentido curiosidad por conocer al hombre -el extremo derecha- que había revolucionado el fútbol con su imaginación en el regate. No había nadie que regateara como él. El letal ante el gol era Pelé, pero la fantasía y el espectáculo eran patrimonio de Garrincha.

Para la generación futbolera que nacimos con los goles de Kubala y Di Stéfano, y las galopadas de Gento y Basora, la magia del fútbol brasileño ya nos había absorvido. El triunfo de Brasil en el Mundial de Suecia (1958), con una delantera tan imaginativa como demoledora (Garrincha, Didi, Vavá, Pelé y Zagalo), nos había cautivado a todos a través de la radio y lo que leíamos en los diarios deportivos de entonces, El Mundo Deportivo y Marca.

En ell Mundial de Chile (1962), con Pelé lesionado a las primeras de cambio, pero con un Garrincha majestuoso sirviendo en bandeja los goles a Amarildo, ya tuvimos ocasión de verlo en la televisión en blanco y negro recién estrenada. Tengo aún retenida en la memoria unas imágenes en que Garrincha desborda al gran Sigfrid Grácia, impotente ante las genialidades del brasileño. Han pasado cuarenta y seis años y todavía "las veo".

El fútbol brasileño era la moda, y por eso los clubs españoles se lanzaron a contratar brasileños para que jugaran en España y armaran los mayores tacos que hemos vistos en los campos nacionales. Tacos de fantasía y tacos de tangana. Una verbena de Sant Joan, Barça y Botafogo protagonizaron una de las mas famosas que se recuerdan, con Kubala exhibiendo sus puños de oro y acabando casi todos en la comisaría de Vía Laietana.

Yo siempre tuve la ilusión de entrevistar a Pelé y a Garrincha, aunque los que les conocían y viajaban a Brasil siempre me recomendaban como personaje a Garrincha. Uno de los primeros que me habló para hacer un documental de él fue Antonio Amorós, un ex portero del Barça, operador de cine y que en los años setenta viajaba con frecuencia a Brasil.

- Si quieres hacer un gran documental, ve en busca de Garrincha, no de Pelé. -me repetía una y otra vez Antonio, que de eso sabía, de fútbol y de cine, al igual que su hermano Juan Amorós, uno de los mejores directores de fotografía del cine español.

En 1978, estando yo en Buenos Aires, meses antes del Mundial de Argentina, estuve cenando con Casildo Osés, el hombre que tenía la exclusiva de todas las giras del Santos de Pelé, y al que había conocido en Barcelona como Director Técnico de aquel Espanyol que soñó Vilá Reyes. Hicimos una muy buena amistad, pese a la gran diferencia de años. (Casildo Osés después lo fichó el Barça como gerente, pero una campaña desestabilizadora promovida por Joan Gich desde dentro y Casaus desde fuera, abortaron su incorporación, pero no su colaboración con el Barça pues disponía de los derechos de los más importantes clubs del mundo).

Cenando, pues, con don Casildo en Buenos Aires me arregló para poder grabar a Pelé, pero no me aseguró lo de Garrincha. "El día tal, a tal hora, Pelé estará a tu disposición". Y asi fue. Pelé estuvo en Río de Janeiro el día y la hora pactada.

- Garrincha es otra historia. Voy a hablar personalmente con Joao Havelange para ver que camino hay para que te puedas entrevistas con él. Pero no te aseguro nada. Más bien da por fracasada la gestión.

Me fuí de Buenos Aires a Río de Janeiro para hacer a Pelé e intentar el milagro de Garrincha. Yo llevaba un mes por aquellas tierras con el objetivo de hacer unos documentales sobre Argentina y Brasil. (Del argentino ya les hablaré otro día). Sólo llegar a Copacabana, en recepción del Hotel Meridien ya tenía un aviso de Osés. "He hablado personalmente con Havelange pero me dice que es como un imposible tratar de grabar a Garrincha. Te lo dije".

La grabación con Pelé se hizo sin ningún problema, en un gran despacho. Comprobé que hablar de Garrincha no era lo que más le gustaba. Más bien le incomodaba. Y no insistí.

Los reporteros gráficos de TV Globo, que me daban asistencia técnica para todo lo que tenía que grabar en Brasil, me abrieron el camino de la esperanza. "Acude siempre al bar de un campo de fútbol que hay en las afueras de Río. Allí es posible "engancharlo". Pero tendrás que pagar la "fiesta".

-¿Y qué es la "fiesta"? -pregunté.

- Garrincha no pide nada. Es muy timido. Pero los amigos con los que está se beben todo y más. Y si tu les invitas, barra libre, Garrincha hablará. No mucho, pero hablará.

Fuimos a ese lugar, en pleno barraquismo, y allí estaba Garrincha con los amigos en la barra del bar. Tenían los vasos vacíos. Yo dije que pagaba una ronda, pero sólo una, y me llevé a Garrincha unos metros adelante para preparar la entrevista. Le dije: "Mira, yo puedo pagarte una colaboración de 50.000 pesetas que es a lo que estoy autorizado. Me firmas este recibo y yo te las pago al contado. Pero de pagar rondas, nada. Ni puedo, ni quiero".

Hicimos la entrevista. Garrincha era tímido, muy tímido. La única condición que me puso fue hablar sólo de fútbol. De su vida particular, nada, y de sus mujeres y doce o trece hijos, nada. Y de la cantante de bossa nova Elza Soares, su gran amor, nada de nada. Ni mencionarla.

Para muchos, Elza Soares había sido la causante del deterioro del jugador. Decían que dada la popularidad de él, ella se había unido a él para lograr mayores ambiciones artísticas. Cuento lo que me contaron.

Lo que sí sé es que Garrincha procedía de una familia muy humilde (como la mayoría de futbolistas brasileños) y que tenía muchos problemas físicos derivados de su mala nutrición. Tenía, además, una pierna un poco más corta que otra, lo que fue motivo que sus principios fueran terribles. Ningún club importante lo quiso fichar, pese a que maravillaba a todos viéndolo jugar. Fluminense, Vasco da Gama, Sao Cristovao lo rechazaron. Unos por esa deficiencia física y otros alegando que tenía problemas en la columna vertebral. Sólo Botafogo dió el paso. Y el acierto. Sus driblings ya eran los más populares del país. Aún así y todo, el seleccionador Feola recibió duras críticas por llevarse al Mundial de Suecia a Garrincha y a Pele. También en Brasil había vacas sagradas. Pero la presencia de Garrincha y de Pelé, fue el resurgir del fútbol brasileño después del golpe que había sinificado ocho años antes el "maracanazo".

Los goles y la juventud de Pelé, eclipsaron un poco la figura de Garrincha. Pero en el transcurrir de los años, la popularidad del extremo iba en aumento. Su unión con Elza Soares. fue un boom en toda América. Aunque también sería con el tiempo su ruina.

Con el paso de los años, mientras la figura de Pelé se engrandecía universalmente (ha sido uno de los hombres más mediáticos dentro y fuera del Brasil, llegó a incluso a ser ministro y bandera de las más influyentes multinacionales), Garrincha se hundía en el fango, alejado de pasionales amores, con una vida solitaria y alcoholizado, y haciendo cada vez más grande su mito. Para el pueblo/pueblo, Garrincha era el Dios, y Pelé el Señor.

Tres años después de aquella primera entrevista con él, hubo una segunda, en vísperas del Mundial 82 que se celebraba en España. Era un Garrincha todavía más derrotado por la vida. Pero se acordaba de mí y me preguntó por algunos brasileños que estaban en España. En este segundo encuentro con Garrincha también me ayudaron desde TVGlobo.

A mediados de 1982, intenté gestionar un imposible: que Garrincha viajara en octubre a Barcelona para estar en un primer programa de televisión. El Barça había fichado a Maradona y yo tenía la ilusión de juntar a dos futbolistas geniales surgidos de la nada. Las gestiones no prosperaron, a pesar de todos los intentos. No era una cuestión de dinero. Era, simplemente, que Garrincha a sus 46 años de edad, ya era un ser impotente. Y eso que la idea de reunirse con Maradona y visitar Barcelona le seducían. Pero era/fue imposible.

A Garrincha, el más genial de los extremos que ha dado el fútbol, ya sólo le quedaban fuerzas para estar tumbado en la cama hospitalitaria. No tenía ya fuerzas para seguir regateando a la vida. Su descanso, era cerrar los ojos.

En octubre de 1982, nació aquel programa con Maradona y Angela Molina en los estudios, pero casi nadie sabía que mi gran ilusión era juntar a los dos mayores genios que creo ha dado el fútbol.

sábado, 19 de enero de 2008

¿Quién teme a Joan Laporta?

Si este fuera un País normal, si el Barça fuera el Barça de los años difíciles/duros/combatientes, si el club fuera, como dijo Narcís de Carrera "més que un club" para añadir "somos lo que somos y representamos lo que representamos", Laporta ya no sería presidente del Barça. No hubiera podido protagonizar, representando lo que representa, su penúltimo y vergonzoso caprichoso dictatorial de humillar públicamente a su chófer. La dignidad de los asociados barcelonistas, la dignidad de los ciudadanos, la dignidad de la prensa, le habría impedido seguir siendo presidente del FC Barcelona.

No hablo de la dignidad de su junta directiva porque es cualquier cosa menos que una directiva. Éstos, de tenerla, hace meses/años que ya no estarían. Hubieran regresado a su condición de socio de grada. Sin embargo, no me extraña ese silencio y ese aferrarse al palco de las vanidades.

¿Quienes serían Vicens, Soriano, Ingla, Godall...sin el laportismo?. Pues serían lo que siguen siendo: unos don nadie. Por no hablar de Jacint Borrás, qu ya demostró ser un cero a la izquierda en la época de Montal, cuando, en aquellos años, se permitía la chulería de entrar en el vestuario vociferando porque Neeskens -entonces jugador- había fallado un penalty. Fue tan lamentable aquel incidente, que ya nunca más pudo volver a pisar el vestuario.

Que este tipo de directivos, palmeros de vocación, permanezcan callados/mudos/ y hasta acobardados ante los modos de este chulesco personaje, no me parece increíble, dado que se sienten a gusto con un tipo de presidente cuyo modelo de ser -y aspirar- se asemeja cada vez más al popularechero dirigente venezolano, Hugo Chávez. Quizá, en el fondo, tanto el mandatario barcelonista, como esos directivos que le rodean, suspiren por verle un día convertido en "el Chávez catalán".

A mi, la decepción (si es que todavía me decepciono por algo) me la producen directivos como Evarist Murtra y/o Josep Lluís Vilaseca, con una larga/larguísima tradición familiar barcelonista, al aceptar ser directivos de este chulesco personaje. Fue un veo y no lo creo.

Pero es todavía más triste comprobar que siguen. Que tras ver/observar los modos de este impresentable presidente, continúen dándole oxígeno y vida al peor dirigente en la historia de la entidad. Que personas como los aludidos, o miembros de la Comisión Asesora como Raimón Carrasco, Antoni Ros Marbá, Borja de Riquer i Permanyer continúen formando parte de ese círculo-laportiano, es profundamente entristecedor.

Y que la familia Pujol-Ferrusola continúe dándole apoyo, es todavía más desmoralizante.

¿Qué escribiría, de estar en vida, un periodista de la raza e inteligencia de Manolo Vázquez Montalbán sobre las andanzas de este presidente después de contemplar el currículum exhibido desde que accedió a la presidencia del club....?.

Es fácil de imaginar.

Hay otros escritores culés, de gran reputación literaria y de no menos tradición familiar barcelonista, que están a tiempo todavía de abandonar el silencio y expresar su pensamiento a través de alguno de sus buenos artículos para desenmascarar a este personaje que se ha creído que el Barça es suyo, como pretende que un día la ciudad sea suya e incluso el País llegue a ser suyo.

Si hay dignidad, y el Barça tiene un siglo de dignidad, es hora que aflorezca y se ponga en movimiento. Que el equipo gane, y gane bien, es reconfortante/ilusionante, pero tener un presidente a la altura de la historia de la entidad es más importante que las propias victorias de marcador, por importantes que sean.

Una cosa no va con la otra.

viernes, 18 de enero de 2008

Laporta/Ingla. Rejuvenecer el Barça.

¡Por fin! Marc Ingla se ha estrenado. Ya tocaba. Ha dado luz verde al fichaje del guardameta Pinto, de treinta y dos años, ex suplente de Dutruel y de Cavallero en el Celta. Casi nada. También fue un año "Zamora". Todo hay que decirlo. No tengo nada contra el guardameta del Puerto de Santa Maria, pero después de doce años de profesional y 126 partidos en la Liga, sale a un promedio no muy alto.

Pero aquí, no se trata de cuestionar a Pinto, que no se lo merece. Aquí se trata de poner en tela de juicio la capacidad técnica de Txiki/Unzué/Ingla.

¿Tanto tiempo han precisado para echar mano de un guardameta de Segunda división para reemplazar al lesionado Jorquera?. ¿Ha tenido que hacer algún curso de marketing-deportivo-porteril acelerado el nuevo vicepresidente para dar este decisivo paso?. Para fichar a Pinto no hacía más falta que preguntar a Jordi Cruyff, a Sylvinho o a Stoichkov. Con los tres ha estado. Con Jordi Cruyff compartió más tiempo porque los dos chupaban del mismo banquillo.

Aquí lo increíble es que, entre todos los equipos inferiores, no exista un guardameta con solvencia y garantía para estar de suplente de Valdés.

Vamos a ver, este Oier Olazábal, que es el que estaba ahora, y que a Txiki y Unzué se les llenó la boca de elogios cuando lo ficharon por recomendación del ex españolista Biurrun, ¿vale o no vale para el Barça?. Porque lo de la edad es un cuento chino. Valdés y Reina subieron al primer equipo siendo muy jóvenes (como Casillas) y nadie se puso nervioso.

Señor Marc Ingla: ¿era necesario pagar 500/600 mil euros (de momento, que sepamos) por un guardameta de treinta y dos años para estar a la sombra de Valdés...?

Es que aquí, si no fichamos cada año a un petardo (la Gallina Maxi), a un jubilado (Albertini), a uno de la tercera edad (Thuram) o a un lesionado-de-oro (Henry), parece que no estamos contentos. ¿Para esto necesitamos a un vicepresidente deportivo que tras un largo período de reflexión y análisis ha sido capaz de descubrir que el hombre que necesitaba el Barça estaba a mil kilómetros de distancia y en Segunda división ?. Para ésto, podía seguir en Marketing prometiéndonos (con su inseparable Soriano) algún que otro gran negocio en la China y en Estados Unidos (que brillaron por su ausencia) y seguir dejando libre la vicepresidencia deportiva que, como dijo en su día Laporta, "no es necesario nadie teniendo a un secretario técnico como Txiki Begiristain".

Claro que lo que dice Laporta y nada, es lo mismo. Pero como aquí hay mucho Botafumeiro-de-Drolma, la nada del presidente acaba convirtiéndose en algo importante.

-"¿Has oído al presidente?"

Y el preguntado, entre canapé y canapé, con la boca llena y supongo que el bolsillo mejorado, dice:

-"No. Pero no importa. Diré que ha estado genial, y que el primer fichaje de Marc Ingla es sensacional."

-De paso -le comenta el capo - puedes decir que es una promesa. Ten en cuenta que ahora vamos a recuperar a Chepkin, que a sus 42 años vuelve al Barça de balonmano en un nuevo descubrimiento de la parte deportiva de la casa.

Es cuestión de paciencia. De esperar a que surja una nueva generación como la de Cesc Fábregas, Messi, Bojan....Ya hemos sembrado las semillas. Ahí vienen empujando fuerte en la cantera los hijos de Busquets, de Unzué, del directivo Franquesa, dos -de momento- del presidente Laporta.

Si el camino ya lo marcó Cruyff. Fichar a jubilados (Romerito) y lesionados (Hagi y Prosinecki) y aguardar a que creciera su hijo Jordi para construir el gran Barça del futuro. Y ya entonces, en la recámara, y sin saberse muy bien qué hacía, Joan Laporta aplaudiendo las genialidades del profeta.

A Marc Ingla, después del fichaje de Pinto, le auguro un espléndido futuro. Sólo tiene que esperar un tiempo a que crezcan los hijos de los directivos y del presidente. para sustituir de esta manera a los Ronaldinho, Deco y Messi ( "pibe": que te la tienen jurada por ser amigo de Ronni y viajar a Qatar) y volver a reconstruir un nuevo Barça. Ese nuevo Barça con el que sueña el de los fogones.

miércoles, 16 de enero de 2008

Laporta: !Qué error, qué inmenso error!

Cuando los Maristas de Passeig de Sant Joan/Valencia expulsaron del colegio al ya entonces indisciplinado, mal educado y mentiroso Joan Laporta, ya sabían lo que se hacían. Con la iglesia hemos topado. Se puede estar de acuerdo o no con los curas. Ir a misa o no. Pero no son tontos y no le quitan el aula a uno y le cierran la puerta, así por las buenas. Y menos si paga.

Que saliera por la ventana en vez de por la puerta como sale cualquier hijo de vecino, era ya un dato indicador. No estábamos ante un tipo más. Ya era diferente. Y, además, quería ser diferente. Y ya tenía por entonces al mismo corre-ve-dile de hoy, Alfons Godall. Ya eran Pili y Mili, y lo siguien siendo, pero ahora con cargo a los presupuestos del Barça.

Aquella expulsión fue un anticipo de quién era y quién íba a ser Joan Laporta.

Anteayer, volvió a montar su número habitual. Se le volvieron a cruzar los cables, como cada día, dicen los que bien le conocen. Si una vez se bajó los pantalones en el aeropuerto y otra vez intentó abrazar hipócritamente a un empleado alque había echado horas antes como si nada sucediese, ahora le ha tocado el turno a "su chófer", que no es su chófer, sino el conductor que paga el Barça.

El nuevo numerito y/o cruce de cables lo ha protagonizado Laporta en pleno corazón de la ciudad. En Francesc Macià/Diagonal y del que, insospechadamente, ha dado publicidad el diario "La Vanguardia", quizás por aquello de sentar bases: en el diario hay mucho laportista, pero no todos son de Laporta. Y publicaron la noticia del show que montó a su pobre empleado. Haciéndole bajar del coche, propinándole en voz alta todas aquellas groserías a las que está acostumbrado a proferir con el peor de los lenguajes y dando un sonoro portazo, ante la mirada atónita de los transeuntes.

"¡Fuera, fuera!" gritó a su servil conductor.

Porque Laporta siempre grita, vocifera, blasfema, patalea al pueblo, al débil, al pobre empleado y trabajador. Con los grandes, con los fuertes, con los importantes, es servicial, reverencial, comprensivo, halagador.

Tiene dos varas de medir la vida que es su lema de cada día. A los fuertes, el culo. A los débiles, por el culo.

Desde que es presidente del Barça, la lista de damnificados es ya numerosa. Pero no importa. A Laporta se le permite todo. Tiene licencia, en nombre propio y del Fútbol Club Barcelona, para agredir a quien se le antoja. Por algo lleva seguridad encima. No por amenazas, que no las tiene, sino por el temor de un día encontrarse uno más chulo que él. Que lo encontrará, por humilde que sea, mientras siga tratando a gritos, puntapies y portazos a los empleados que necesiten del trabajo para subsistir.

Laporta es como Idi Amin, pero con la camiseta azulgrana.

Y lo cierto es que es un don nadie, un simple chulo de barrio, más hortera que nadie, y que desde que le dijeron que era "el Kennedy del Barça" se cree ademas guaperas y no deja de ser un Casanova de vía estrecha.

El Barça lo quiere para servirse de él. No ha llegado para servir al Barça. Hasta aquí podíamos llegar. Él es el Barça. Él está por encima del Barça. Primero él, y después Gamper.

Hoy está en el Barça, sirviéndose del Barça, y mañana, cuando acabe, intentará aterrizar en la política para ser -como mínimo- alcalde de Barcelona. Pero su ambición es llegar a ser President de la Generalitat. Y tras abrazar y besar a todos, zancadilleará a uno tras otro, hasta lograr su objetivo.

Ha nacido para ser el nuevo Virrey catalán, con todo el Parlament y todo el pueblo catalán a sus pies. Y el que se mueva, como en la época de los romanos, a las fieras.

Laporta es lo peor que le ha podido tocar en suerte al Barcelona..

Incordió a Núñez hasta desesperarle y lograr que arrojara la toalla. A pesar de las dos ligas consecutivas era el primero en sacar el pañuelo para protestar, y como no lo podía hacer por los resultados, argumentaba que protestaba por el juego. El caso era minar la moral del presidente de entonces.

Y fue un error, un gran error de los barcelonistas, secundar a aquel ambicioso agitador y secundar también a aquel Elefant Blau que acabó destrozado en las urnas. Pero Laporta siguió en su lucha contra Núñez. Y es que no tenía otra cosa que hacer y otro objetivo que cumplir. Quería ser presidente, al precio que fuera.

Logró cansar y agotar al mejor presidente barcelonista de los últimos años. A un presidente que podía tener todos los defectos que se le quisieran poner, pero de una honradez intachable. Incapaz de meter mano a nada y en nada. Pagándose las comidas de su bolsillo y pagando su empresa al conductor. Núñez además se enfrentaba al grande. Sus pleitos fueron con los grandes. Nunca con los pequeños. Y se fue dejando la caja llena, contratos de ingresos por años y aumentando el patrimonio que había encontrado.

Las alfombras de Núñez eran transparentes. Veremos cuando Laporta se vaya (o le echen) cómo ha dejado las suyas. Pueden tener más sorpresas que las que dejadas por Gaspart.

Laporta llegó a la presidencia por cansancio del barcelonismo. Los socios buscaban una cara nueva. Estaban cansados de los siempre. Aunque Laporta también era de los de siempre, pero maquillado. Los votantes optaron por el maquillaje. Laporta ya les olía a cuento chino, pero engañaba más y mejor que Llauradó/Minguella/Martínez Rovira/Bassat. Sabían que tenía que hacer un cambio y prefirieron aquello de mejor malo por conocer que regular conocido.

Y si existía alguna duda, Laporta venía respaldado por los Pujol y por los Rosell y lo votaron. Y encima los fachas sabían que, por familia, estaban bien representados. Que allí estaban los Echevarría para representarlos.

Y por si fuera poco, en vísperas de las elecciones, el economista-de-colores, Xavier Sala Martin, en vez de ponerlo a parir como hizo con Montilla, publicó esta vez un artículo de incienso pidiendo el voto para la nueva candidatura. "Yo, votaré a Laporta", escribió en La Vanguardia. Aunque el argumento principal del artículo era porque en su candidatura iba un vicepresidente deportivo con experiencia universal, Sandro Rosell.

El culé que de por sí es tradicional y conservador, lee un artículo como ese en el primer diario conservador y tradicional del País, recomendándoles que votasen la candidatura encabezada por Laporta, y allá va. Vinieron a votar familias enteras. Hasta octogenarios de les Illes.

Pero todos fuimos engañados y todos caímos en la trampa. De los candidatos, el peor con diferencia era el que iba a ser ganador.

La historia está llena de errores. También los alemanes eligieron democraticamente a Hitler.

Porque vamos a ver: ¿qué ha hecho Laporta desde que es presidente del Barça?. Gastar, viajar y presumir. Pedir un crédito multimillonario. Vender una parte del patrimonio mientras la otra parte espera impaciente su turno. Cargarse las secciones. Gritar, vociferar, insultar, humillar, dar portazos, poner de patitas a la calles a los más humildes. Y comer, comer y comer para que después, los cocineros a sus servicios, con el del Drolma a la cabeza, le dediquen los mejores elogios y carguen contra todos los que se mueven en dirección contraria al laportismo. Y para que su amo tenga una buena digestión, preparar un artículo contra Ronaldinho y contra Deco y tratar de cobarde a Rijkaard. Para quien firma -no paga- la factura tenga una buena digestión.

Laporta ha sido un geta con suerte que tuvo la suerte de encontrarse con un equipo que chutó. Justo el equipo contrario que él y Cruyff diseñaron. Ellos querían a otros. Donde está Ronaldinho tenía que estar Aimar. Dónde está Deco, debía estar Albelda. Y dónde están Marquez y/o Puyol, debía estar Ayala.

Era el Barça que nos ofrecían. Pero el vicepresidente deportivo de entonces se negó en redondo y amenazó con dar un portazo. Se acobardaron y se hizo lo contrario a lo que querían hacer. Como el cambio salió bien, Laporta se subió a la ola ganadora y a medida que los éxitos se sumaban, el palco se convertía cada vez más en su huerta particular. Allí ya no entraba cualquiera. Sólo los que le caían bien al dictador. Y ese huerto, personal e instranferible, con la complicidad y el palmeo de los directivos que le han querido seguir (los que tuvieron dignidad se marcharon) y algunos plumíferos de estómago agradecido, han contribuido a hacer de un presidente un monstruo.

Ahora, veremos cómo se destruye al monstruo. Cómo se acaba con el extirpador de humildes trabajadores y empleados.

Los curas, que de esto saben latín, fueron los primeros en descubrir al monstruo, y antes de que el monstruo creciera, le echaron ellos.

Al margen del marcador, se ganen o no se ganen títulos, la última palabra la tienen los socios. Los que le pusieron son los primeros que deben echarlo. No es de recibo que una entidad como el Barça siga liderada por un presidente que va pisando, chuleando, gritando, amenazando y dando portazos a los más débiles, a los más indefensos.

No tiene defensa alguna. Es indefendible.

Desgraciadamente, ya es, con diferencia, el peor presidente de la historia del Fútbol Club Barcelona.

¿Hasta cuándo se le permitirá todo....?

Thierry Henry no es Ronaldinho.

Este verano nos vendieron como el más fantástico, de entre todos los fantásticos, al francés Thierry Henry. Fue una operación rápida y espectacular. Laporta quería vender al delantero galo como la nueva identidad blaugrana. Sólo hay que repasar la hemeroteca, escuchar la fonoteca y visionar la videoteca para comprobar cómo Laporta/Soriano nos vendían a la que iba a ser la nueva estrella del equipo. Al hombre capaz de eclipsar a Ronaldinho.

Se vendió tanta ilusión y tanta demagogia por parte de la directiva, bien secundada por la prensa adicta, que pareció que por fin se había sabido hacer un buen fichaje después de los frustrantes Albertini/Ezquerro o la "Gallina" Maxi.

La realidad del fichaje, en aquel momento, era eclipsar el mal final de campeonato y el "regalo liguero" al Real Madrid. Mientras los madridistas festejaban un título que no se creían, las portadas barcelonesas eran para el delantero del Arsenal, que un año antes se había negado a fichar por el Barcelona con palabras incluso de desprecio hacia los que en un futuro iban a ser sus compañeros.

Han transcurrido siete meses desde su fichaje por el Barça. Desde entonces, ha jugado poco, ha hecho poco, y únicamente ha brillado algo ante rivales menores. Brillar ante el Levante y ante el Murcia no es como para echar las campanas al vuelo.

Thierry Henry, por ahora, está siendo un fiasco. Cuando no está enfermo, le duele la espalda, y cuando no, tiene migraña (cuando hay que rodar anuncios siempre está bien).

El presidente destaca y valora su comportamiento. Txiki y Rijkaard, lo valoran, y toda la prensa que odia a Ronaldinho, lo está presentando como el jugador del futuro. Hace dos pases, mete un gol y da un gol, y ya lo presentan como la panacea del fútbol.

Anoche, sin ir más lejos, ante el Sevilla, donde debía dar la cara y hacer algo más que un jugador más, se limitó a "estar", amagar un par de jugaditas, y paren de contar. Un solo remate (y fuera) en toda la noche. Muy poco, demasiado poco, para un delantero que no lo olvidemos cobra ocho millones de euros por temporada.

Yo no digo que de aquí a final de temporada, Thierry Herry sea capaz de hacer dos o tres partidos buenos, pero será poco para lo mucho que se esperaba de él,... los que esperaban. Porque los que sabían de que iba el fútbol dudaban de su contratación y se formulaban una pregunta básica. Si Henry está tan bien fisicamente... ¿cómo es que nos lo han vendido?, ¿cómo es que lo ha dejado escapar el Arsenal?. Y es que los ingleses no hicieron nada para retenerlo. Trincaron los millones de euros y mimaron a Cesc Fábregas que era el valor del futuro.

Que Thierry Henry atesora clase, nadie lo pone en tela de juicio. También era un excelente jugador Overmans y ya vieron su resultado. Como nadie dudaba de la clase de Hagi y Prosinecki cuando Cruyff los fichó. Pero estaban más rotos que un roto.

Yo no sé cómo acabará la relación Henry-Barça-afición-. Pero lo que sí ya se puede adelantar es que, aún reponiéndose del todo -lo que dudo- y aún siendo capaz de ser el mejor Henry (que lo dudo todavía más), nunca hará olvidar a Ronaldinho, que ha sido la magia, la sonrisa y la felicidad del Barça durante estos años.

Es más, no creo que Thierry Henry supere en la historia barcelonista a Ludovic Giuly, uno de los jugadores franceses que más recordamos y que también se fue por la puerta trasera..

lunes, 14 de enero de 2008

Luis Aragonés y la selección nacional

Ha terminado la primera vuelta del campeonato. Es decir: le queda menos de media Liga a Luis Aragonés para elegir los hombres -o nombres- que se llevara a la Eurocopa. Si yo fuera él, tras lo visto en esta primera fase, me pondría a temblar. Si los hombres que nutrían la selección íban justos, ahora el panorama es...¡Desolador!.

¿Dónde elegir mimbres suficientes para confeccionar un buen cesto que nos ilumine de esperanza?. Si hasta hace poco, el Valencia era parte del esquema (y así nos íba) ahora ya no quedan ni las cenizas en donde se apoyaba el seleccionador. No es que con la exclusión de los terrenos de juegos de jugadores como Albelda y Angulo se haya perdido mucho, pero cuando menos hacían bulto. Del conjunto valenciano, vista la primera fase del campeonato, seleccionable-seleccionable no queda mucho. Uno u dos, y paren de contar. Suponiendo que Silva se recupere del desconcierto general y Villa salga de la lesión-baja forma que lleva desde septiembre, son los únicos que podrían estar incluídos. Y paren de contar.

Naturalmente, si quiere, Luis puede seguir llamando a Joaquín, que es jugador de ferias y congresos, pero no de europeos y mundiales, y si quiere, también, puede seguir citando a Marchena, que es como no llamar a nadie.

El panorama que puede aportar el Valencia a la Selección es desalentador.

Pero no crean que Luis tiene mucho que escoger en otros clubs. Vamos a ver. Si acude al Atlético de Madrid, las estrellas son extranjeras (Forlan, Kun Agüero, Simao...). No tiene donde casi elegir si exceptuamos al defensa Antonio López, cuando menos un profesional serio, regular que además sabe chutar a puerta. Y paren de contar. Se puede llevar, claro, a Pablo, que me parece un central vulgar por muy buena prensa que tenga, y si quiere otro "Joaquin", tiene a Reyes que con el mejicano (que juega cualquiera) casi no se alinea.

Si el Valencia es desolador, el Atlético, por muy tercero que vaya, a nivel de Selección es patética su posible aportación.

El Barça y el Madrid tienen, entre los dos, algunos indiscutibles y otros discutibles. Casillas, Valdés, Sergio Ramos y Xavi tendrían que ser los indiscutibles. Pero de los cuatro, hay que eliminar a uno, si Luis no cambia de parecer: Valdés. Por lo que sea, hasta ahora no ha contado con él, pero por méritos tendría que estar. Casillas, Sergio Ramos y Xavi, como hemos dicho, aún enfermos, son los más indiscutibles de todo el país. No hay mejor portero, no hay mejor defensa y no hay mejor talento que ellos tres. Se podría añadir un cuarto, Puyol, que aún sin estar en su mejor forma, siempre garantiza entrega, voluntad y pundonor. Pero no como lateral. Como central.

Después de los citados, hay tres casos discutibles, Raúl, Iniesta y Guti.

Raúl ha comenzado la Liga haciendo méritos para su regreso, pero últimamente parece haber reducido el gas. Sin embargo, si yo fuera seleccionador me lo llevaría, porque además merece ser llevado. No ha habido otro como él en los últimos quince años. Pero dependerá del estado lunático de Luis.

En cuanto a Iniesta y Guti, como dice mi hijo en su Bar Deportes, es más de lo mismo. Son los mejores durante quince de los noventa minutos que dura un partido. Sin embargo, no se preocupen que uno seguro y el otro probable, acudirán a la Eurocopa. Sería una guerra civil, lo contrario. Iniesta y Guti son los jugadores con mejor prensa del país. Uno, si le sale un pase bonito, ya es mejor que Ronaldinho. El otro, si mete un gol a un segunda B, es un genio. Y el uno y el otro cuentan con el apoyo total de los predicadores de noche y los monaguillos de día.

De lo que hay en Inglaterra, lo mejor de lo mejor, se reduce a cuatro hombres. El mejor de todos, por lo que está haciendo, por su talento, por su fuerza y por su regularidad Cesc Fábregas. El español más admirado en Inglaterra. Después de él, la resurrección del "niño" Torres que con su marcha al fútbol británico ha progresado y mejorado notablemente. Cesc y Torres, jugarían actualmente en cualquier selección. Los otros dos, ambos son guardametas, Reina y Almunia. El navarro del Arsenal está haciendo una campaña portentosa.

Hay otros dos casos de seleccionables en el fútbol inglés, uno ascendente (el defensa Piqué) y otro descendente (Xabi Alonso). En el caso del primero, si Luis tiene arrojos, es para convocarlo; en el segundo caso, mucho tendrá que mejorar en los próximos meses para regresar.
Esto es lo que tiene Luis Aragonés sobre la mesa.

El resto de seleccionados, si no cambian las cosas, no tiene otra alternativa el seleccionador que acudir al Espanyol como antes acudía al Valencia. El Espanyol no le ofrece genios, pero le brinda buenos y rentables jugadores. El indiscutible, Raúl Tamudo, que siempre sabes lo que ofrecerá y lo que rendirá. Y los goles imprevisibles que meterá. Después de él, están Jarque (el mejor central actual), Riera, Luis García, y si me apuran hasta Torrejón y Hurtado son seleccionables en función de lo que hicieron el año pasado y están haciendo está temporada.

En el Sevilla, muerto Puerta, lo mejor es todo extranjero, y el único sevillista que podría acudir es Navas...si la Eurocopa se jugara en casa. Capel, si un día levanta la cabeza del suelo, quizás podría ir. Y a Palop las lesiones le han jugado una mala pasada en el momento que estaba más cerca de ir probablemente como tercer portero. Mala suerte.

Y ya no queda mucho donde elegir. Sólo queda Capdevila, del Villarreal, siempre un buen defensa y quedan tres futbolistas que a tenor de lo que han hecho podrían ser citados, pero en los tres casos hay que tener mucha personalidad para llamarlos. Uno, que lleva años siendo de los mejores en su puesto: Munitis, pero no sé si es porque no es galáctico y además pequeño, que siempre lo han difuminado. Y los otros dos, son del Getafe (Granero y De la Red), pero llevarse algún jugador del Getafe no parece muy "in".

Este es el panorama que tiene Luis Aragonés, superada la primera vuelta de la Liga. Es lo que hay. Que por haber, por cierto, preferimos seguir con el himno "mudo" actual, que con ese bodrio patriotero que pretenden colarnos. Ni cantándolo Plácido Domingo (como quieren) con esa letra hay milagro alguno. Es malo de solemnidad.

Aquí, en este país todavía llamado España, para himnos, el del Sevilla. El de El Arrebato. No hay otro como él. De la misma forma, que en el extranjero, el del Liverpool. Y, además, en su salsa y ambiente.

O como dice Casillas, "yo me quedo con Paquito el Chocolatero".

sábado, 12 de enero de 2008

Antonio Domínguez, "El Corto".

Si hace unos días, nos dejaba Lluís Coll, aquel formidable extremo del Barça y el Valencia, del que recientemente hemos escrito, horas después, también nos decía adios otro gran extremo-interior de la misma época, pero de la otra parte de la Diagonal, del Espanyol: Antonio Domínguez, conocido por todos por "El Corto". Y digo todos, poque su fama traspasó el césped de Sarriá. Era, además de futbolista, uno de los que contribuyó a popularizar la calle Tuset, conocida entonces por "Tuset Street".

"El Corto" -llamado así por su estatura- era burgalés y una de las grandes promesas del Atlético de Madrid. Jugaba de extremo e interior, pero en aquel Atlético hacerse con una plaza en esa demarcación era imposible. Peiró-Collar formaban una ala infernal yjJugar en esa banda era misión imposible. Lo vivió Dominguez desde el mismo día de su debú como rojiblanco en que se ganó al Betis por uno a cero, con un gol suyo. Aquella tarde jugó de extremo derecho formando línea con Jones, Mendonça, Peiró y Collar.

El Espanyol, en 1962, había descendido por primera vez en su historia a Segunda División. Hasta entonces, era uno de los cuatro clubs españoles (Madrid, Barça, Athletic Bilbao y Espanyol) que habían permanecido ininterrumpidamente en Primera. Pero el Espanyol cayó y buscó regresar lo antes posible a la categoría. Fichó a un entrenador que a partir de su paso por Sarriá se convirtió en uno de los técnicos más cotizados del fútbol mundial: Heriberto Herrera, un ex defensa central del Atlético de Madrid que lo basaba todo en la condición física. Como jugador era una fortaleza inexpugnable. Y como entrenador aplicó la preparación física como base fundamental del trabajo. Ese sistema le llevó a devolver en un año al Espanyol en Primera. Y le abrió las puertas del fútbol italiano. Era el nuevo HH, el II.

Heriberto se trajo al Espanyol a Domínguez porque era un extremo-interior "más trabajador que nadie". A pesar de su buena técnica, "El Corto" inyectaba fuerza, fortaleza, vitalidad, optimismo. Era lo que buscaba HH II para un equipo que anhelaba el éxito y el ascenso.

Pese al corto período que estuvo en Sarriá, Dominguez se convirtió en uno de los grandes ídolos. "El Corto" era un personaje que se adaptó rápidamente a la ciudad. Pese a su condición de españolista, se hizo muy amigo de un gran barcelonista, Antonio de Senillosa (su padre y su abuelo fueron directivos del Barça), el único capaz en aquellos años de decir que era monárquico y que reclamaba siempre el regreso de don Juan de Borbón.

Además de monárquico, Senillosa era uno de los agitadores sociales de la ciudad, junto a los Oriol Regás, Ricardo Bofill, Leopoldo Pomés....Las musas de aquella Barcelona inquieta/sensual y pecadora eran Teresa Gimpera, Serena Vergano, Emma Cohen, Mónica Randall. Era la nueva "gauche divine" que vivía a tope las veinticuatro horas del día en Barcelona, en la Costa Brava y en Eivissa, cuando Eivissa sólo la conocían los ibicencos.

En aquel grupo tuvo entrada Antonio Domínguez "El Corto" y otros futbolistas del Barça como Julio César Benítez y un interior-medio llamado Ramón de Pablo Marañón que cerraba todas las noches Boccaccio. Marañón acabó triunfando durante años en el Sabadell, cuando lo podía haber hecho en el Barça.

Pero poco importaba. A aquel grupo, con "El Corto" incluído, lo que les importaba era la vida en el más amplio sentido de la palabra. "El Corto" era listo, dentro y fuera del campo. Lo mismo estaba entrenando dándole al balón, que comiendo en el "Estevet", en "Guría", en el "Amaya", noctambulando por Tuset Street junto a Benítez (el rey de aquella zona) o en las tertulias futboleras de "Don Pancho", en Travessera/Aribau, feudo de don Pablo Porta.

Y los jueves por la noche, como era costumbre entre toda la gente de bien vivir que encabezaba Senillosa, en el Price, en el boxeo.

Entre fiesta y fiesta, Antonio Domínguez "El Corto" cumplió con el objetivo por el cuál le había contratado el Espanyol: ascender a Primera División. Se les había puesto complicado pero él era el más optimista. O el único optimista de que ganarían la promoción al Mallorca. Días antes se lo había dicho, ni más ni menos, que a Vittorio Gasman que andaba por Barcelona con "El juego de los héroes". Dicho y hecho. El Espanyol, en el desempate disputado en Madrid , venció al Mallorca por uno a cero, gracias a un gol cabeceado (con la nariza) por el sevillano Idígoras; la inspiradísima tarde del meta Piris, el héroe, que paró lo imposible, y el trabajo multiplicador de de "El Corto", hecho todo un Gigante, en palabras de Samaranch presente en el palco. Empujó a todos sus compañeros al triunfo. Un once que pasó a la historia: Piris; Riera, Bartolí, Muñoz; Santos, Abel; Boy, Rivas, Idígoras, Domínguez y Castaños. Al día siguiente, al mediodía, fueron recibidos como auténticos héroes en el Aeropuerto de Muntadas (hoy del Prat). Fue un recibimiento apoteósico, con el presidente Fusté a la cabeza (santo y mecenas).

Entre los miles y miles de españolistas, banderas al aire, incluso algunosbarcelonistas, los de la "gauche divine" que habían madrugado por un día (las 2,45 de la tarde) para ir a recibir...no al Espanyol, sino a "El Corto".

Algo es algo.

Domínguez se quedó un año más en el Espanyol, con Kubala como compañero y entrenador bajo mano. El bueno de Solé puso el título y Kubala la batura dentro y fuera. Y contó con Dominguez, pero estuvo tan solo un año más. El Corto ya tenía la cabeza más en el futuro que en el presente. Más fuera de los terrenos de juego que dentro. . Se dedicó a hacer inversiones, algunas de ellas importantes, en poblaciones de la Costa Brava, Lloret de Mar entre ellas. Y se hizo socio, en inversiones inmobiliarias, con el entrenador que le trajo, Heriberto Herrera, entonces ya entrenador de fama en la Juve ("el sargento de hierro", le llamaban) y con la mochila cargada de millones. Herrera era soltero, vegetariano, con mucho dinero, y no se fíaba de su sombra, salvo la de "El Corto".

Antonio Dominguez "El Corto" dejó huella entre todos. Era tan o más admirado dentro como fuera del terreno de juego. Y eso que era españolista. Pero supo meterse en el bolsillo las dos Barcelona, la de los dos lados de la Diagonal.

miércoles, 9 de enero de 2008

Lluis Coll, un extremo de fábula.

Nos llegó un flash de la muerte de Lluís Coll Hortal. Los telediarios que yo ví no dieron un segundo de su muerte. A veces se exagera en el adios de uno. En otras, casi se silencia sus valores. El gerundense Coll (nacido en Anglés) fue un gran extremo. Una de las más firmes promesas del fútbol catalán y español. Era un fuera de serie con las dos piernas y una inteligencia fuera de lo común.

Jugando en el Girona se lo disputaron todos los grandes. Hubo incluso un pleito entre Espanyol y Barça por ver quien era el propietario de sus derechos. Pero como Balmanya era su entrenador en el Girona y había fichado por el Barça, la polémica acabó. "Nene, tú conmigo" y Don Domingo ("Mingo") se lo llevó.

En sus primeros partidos dejó boquiabiertos a todos. Por su calidad, por su templanza, por su personalidad. Fue el autor del primer penalty que se lanzó en el Camp Nou. Dos días después de la inauguración, ante el Borussia de Dortmund. Basora, Villaverde, Eulogio Martínez, Evaristo y Coll formaron el diabólico ataque.

A pesar del gran número de estrellas de aquel conjunto (Kubala, Evaristo, Eulogio Martínez, Suárez, Kocsis, Czibor, Tejada, Hermes González...) Coll lo tenía todo para hacerse con un puesto en la titularidad. Pero le faltó la suerte de los campeones. En un amistoso jugado en Olot se fracturó la tibia y el peroné. Una lesión que, entonces, retiraba a más de uno. Pero Coll se operó y levantó vuelo. Sin embargo, cesó su descubridor y protector, Balmanya, y con la llegada de Helenio Herrera pintaban bastos. El Barça, además, tenía otro joven valor en el extremo, el gallego Suco, con todas las bendiciones de "el mago". Cuando Coll tenía ya todas las papeletas para salir del Barça, jugó un amistoso en L´Hospitalet que enloqueció a HH. "Es el mejor extremo que tenemos. De aquí no se mueve".

HH comenzó a confiar en él. Unas veces como extremo derecho y otras como izquierdo. Le hizo jugar uno de los partidos más importantes de la historia de la Copa de Europa, en Inglaterra, ante el Wolverhampton, donde nadie todavía había ganado nunca. Aquella tarde, los honores fueron para Kocsis, autor de cuatro de los cinco goles de su equipo (2-5). Pero el genial fue Coll inspirador de cuatro de los cinco goles. Los "lobos" de Wolverhamton se rindieron ante el Barça, ante el húngaro y ante el catalán. Ha sido una de las mayores hazañas del Barça en el extranjero.

Aún así, ser titular en el Barça era caro. Mucha/extraordinaria competencia. ¿Quién de aquellos monstruos -Kubala, Suárez, Eulogio, Villaverde, Evaristo, Kocsis, Tejada, Czibor...- podía quedarse sin jugar...?. Sin Balmanya primero, y sin HH después, lo más cómodo era que los jóvenes Coll y Suco pagaran el precio de la no-fama.

Después de la tragedia de Berna, en la que el Barça perdió su primera oportunidad de conquistar la Copa de Europa, aterrizaron en el club LLaudet en la presidencia y Lluís Miró en el banquillo. Y buscaban, lo primero, un guardameta ante el ocaso y retirada de Ramallets. Se encapricharon del valencianista Pesudo y por el pagaron un alto precio. Millones y además Coll y Ribelles, dos valores de la cantera catalana llamados a ser mucho en el fútbol.

Al escaso tiempo de fichar por el club del Turia, un desgraciado accidente era portada de todos los medios nacionales. El ídolo valencianista Walter, un gran ariete goleador, el primer brasileño fichado por el equipo ché, a la salida del entrenamiento, en la carretera de Valencia a El Saler, se estrelló de cara con con su coche contra un camión y resultó muerto. Junto a Walter viajaban Lluis Coll y el defensa Sócrates, que salieron ilesos, pero traumatizados de por vida.

Balmanya, que dirigía al cuadro valenciano, y al año siguiente su sustituto en el banquillo, Alejandro Scopelli, lucharon por recuperar al joven y gran extremo gerundense. Pero Coll ya no era Coll, pese a que aquel Valencia iba viento en popa dirigido por su amigo Ribelles y en el que también había durísima competencia por la titularidad (el goleador Waldo, fichado para reemplazar a su compatriota Walter; Héctor Núñez, Guillot, Yosu...grandes delanteros).

Coll se quedó a mitad de camino de lo que pudo ser y no fue. Y es que a veces, la calidad, la clase, la sabiduría no es suficiente para alcanzar la gloria. Te tiene que acompañar la suerte que no siempre llega. (Recuerdo ahora a otro fenomenal extremo, Manolín Bueno, que se tiró diez años de suplente de Gento esperando que se retirare para ser titular. Pero como Gento jugó diecinueve temporadas, tuvo que emigrar antes él. Se fue al Sevilla, pero lo mejor lo había dejado en el banquillo blanco).

Lluís Coll pudo ser otro excepcional extremo. Pero no tuvo suerte y decidió, jóven todavía, dejar el fútbol. Pero la suerte le siguió sin acompañar. En plena juventud, a los cuarenta y dos años, sufrió una trombosis cerebral que le dejó recluído e inmobilizado en su casa de Anglés. Le visitaban con frecuencia ex compañeros suyos, especialmente Kubala, Biosca y Sampedro que se escapaban de vez en cuando a estar unas horas con él.

Ahora, a los setenta años, Coll, el jugador que transformó el primer penalty en el Camp Nou y el héroe de Wolverhamton junto al demoledor Kocsis, uno jugando y otro marcando, nos acaba de dejar.

Con el mismo silencio que vivió después de colgar las botas.

martes, 8 de enero de 2008

De Casillas a Zamora.

Iker está de moda. Pero no desde que Víctor Fernández dijera que es el jugador "más desequilibrante" de la Liga española. Desde el primer día, que el galés Toshack le hizo debutar en San Mamés, todos los focos se han centrado en este guardameta. Y es que Toshack, entre las buenas cosas que ha hecho, además de llamar cabrones a los jugadores, fue confiar en quién estaba llamado a ser santo y seña del madridismo. Del Bosque también confío, pero con ciertas reservas. Prefería la experiencia de César a la juventud de Iker. Por eso en la final de la "novena" dejó a Iker en el banquillo. El destino, pero, quiso que César se lesionara en el transcurso del partido y tuviera que salir el entonces suplente. Y paró lo parable y lo imparable. Lo que un día Di Stéfano dijo a uno de sus porteros: "Si quiere, no me pare lo imposible. Pero los balones que van fuera, no se me los meta".

Después de ganar la "Novena", ya no hubo huevos de devolverle al banquillo,. Iker es la referencia madridista. La pájara-de-Raúl durante dos años (¡ha resucitado!) ha convertido al joven guardameta no sólo en referencia sino en el símbolo e icono del madridismo. Cuando el equipo jugaba mal y perdía, Casillas era el mejor. Cuando el equipo ganaba, también lo era. En la efímera etapa galáctica se decía "Casillas para, y Ronaldo marca". Era en parte así. Porque el gran icono durante años ha sido Raúl y con él, Hierro, Roberto Carlos y Zidane. Los demás (Figo y Ronaldo) lo han sido pero en corto período de rendimiento.

Sin embargo Iker Casillas lo ha sido desde el primer día. Como los grandes guardametas. Empezando por el gran mito del fútbol español, el legendario Ricardo Zamora, que fue el primer icono del fútbol español. Aún no se había inventado la publicidad, que "El Divino" ya anunciaba chocolates. Aún era el fútbol marrón, que el Real Madrid ya pagó cien mil pesetas de la época (una bestialidad) por su compra al Español. Eran tan grande en el campo con sus "zamoranas" (despeje con los codos) que fue también el primer futbolista en protagonizar una película. Zamora lo fue todo en el Español, en el Barça, en el Real Madrid y en la Selección Nacional. Para todos, dentro y fuera de nuestras fronteras, Zamora fue el mejor arquero del mundo. Sin discusión. Cuando la República tenía problemas con la diplomacia extranjera, allí estaba Zamora. Cuando Franco tenía las fronteras cerradas, Zamora era la única llave internacional.

Todo lo que se ha dicho de él, es poco.

Hombres -y mujeres- se mataban por algo más que sus autógrafos. Con Samitier, en Barcelona, fueron los reyes del Paralelo. Tanto es así, que acabó casándose con una corista (una estupenda señora en todos los sentidos) de El Molino.

España (¿aún se llama así?) ha sido cantera de grandes porteros. Sobre todo norteños. Aunque paradójicamente los dos cancerberos considerados como los mejores en su puesto han sido catalanes. Tras Zamora, del Eixample barcelonés, el otro fue Antoni Ramallets del republicano e independiente barrio de Grácia. A Ramallets, en el Campeonato del Mundo de Brasil (la mejor clasificación española), la crítica mundial lo reconoció como el mejor "goleiro" del mundo. Sin discusión. A partir de entonces, Matías Prats padre (o ya abuelo) lo calificó de don. En la puerta española ya no volvió a jugar Ramallets. Era/es, Don Antonio.

Y al igual que don Ricardo, tuvo su película, "Once pares de botas". Uno de los mayores éxitos comerciales del cine español. Porque don Antonio, además de excepcional meta, era un galán. Ha sido el único guardameta en tener un pequeño espejo y un peine en la portería para, después de una arriesgada salida a los pies del contrario, darse media vuelta, coger el espejo, y mirar que estuviera bien peinado.

Abandonaba el campo como había entrado: impecable. Menos una vez que en el desaparecido Las Corts, en un partido copero, un delantero temible del Espanyol, Julián Arcas, le metió cuatro goles. Era el único que le tenía ganada la moral, tanto es así que, antes del partido, don Antonio le pidió a su entrenador que no le alineara. "Que ese (por Arcas) me las mete". Jugó, se los metió y fue la única vez que se olvidó del espejo y el peine.

Lo digo todo ésto, porque ahora, cuando se habla de Casillas, salen algunos medios elevando a la categoría de geniales a porteros que han sido buenos, pero sólo eso, buenos.

Los buenos, buenos, fueron esos dos, que eran algo más que porteros. Y los norteños, desde Vizcaya a Galicia, pasando por Guipúzcoa, ha sido la gran cantera de los cancerberos españoles. Los Eizaguirre marcaron toda una época. Empezó por don Agustin, pasando por el gran Iñaki y acabando por el "sevillano" Guillermo. Fueron excepcionales, en la Real, en el Valencia y en el Sevilla.

Antes de nacer Buyo, Galicia ya tenía su portero de oro: Juan Acuña. A los quince años ya era portero del Depor. Durante años, Barça y Madrid pelearon por su fichaje. Pero Acuña fue siempre fiel a su Depor. Era como aquellos maridos, leales al casamiento: "hasta que la muerte nos separe". Para los gallegos, Acuña ha sido su Zamora. Y después de Acuña, el céltico Manuel Pazos, uno de los porteros más espectaculares que ha dado nuestro fútbol. Juanito Alonso -¡que porterazo!- en el Real Madrid, y Ramallets en la Selección le cerraron la titularidad. Tuvo que triunfar y triunfó en el Atlético de Madrid y en el Elche.

Y los vascos. Punto y aparte. El Athletic encadenó una serie de porteros a cual mejor: Blasco, Lezama, Carmelo (el único en parar un penalty a Kubala y arrear un tortazo a un recogepelotas), Cedrún y Zubizarreta. Impresionantes todos. Sin embargo, el gran mito ha sido, y es -pese a los récords de Zubi- José Angel Iríbar. Al "Chopo" (el primero en sacar una ikurriña en San Mamés) le cantaban en cada partido su canción: "Iríbar, Iríbar, es cojonudo, como Iríbar no hay ninguno". Se permitió el lujo de ganar la primera y única Eurocopa de Naciones que ha ganado España, ante la URSS, acudir a la recepción de Franco y pasearse tranquilamente por Bilbao sin que nadie se lo recordara. Ni todavía se lo recuerdan.

El heredero natural de Iríbar era Cedrún, el hijo de Carmelo. Pero a pesar de hacer una gran campaña en el año de su debú, llegó Clemente y puso a Zubizarreta en contra la opinión de todos. A Cedrún no le tocó otra salida que emigrar pero en el Zaragoza siguió demostrando que era tan bueno como el que más.

La Real Sociedad era siempre el punto de mira de todos los que querían fichar un gran portero. Salieron y triunfaron de todos los modelos. El mejor de todos, por números, ha sido Luis Miguel Arconada, un monstruo. Dos ligas seguidas, que pudieron ser tres, si aquel argentino del Sevilla, Bertoni, no le marca dos goles en la penúltima jornada y les quita una liga a los donostiarras, que la merecieron. En ese partido, Bertoni y el Sevilla se llenaron de billetes blancos que hicieron posible que el Madrid fuera campeón. Fue el año que se hizo famoso el "así, así, así gana el Madrid", y es que se tiró los diez últimos partidos primando a todos los rivales de la Real.

Arconada fue un portero tan formidable que hizo emigrar de su sombra a otros extraordinarios compañeros: Esnaola, Artola, Urruticoechea....Para muchos, Esnaola era el mejor de todos, como lo demostró en el Betis. Pero Arconada se llevó los títulos y la internacionalidad. Y Artola y Urruti, además de internacionales, les tocó en el bombo el Barça.

El talón de aquiles de Arconada fue el equipo nacional. En la Eurocopa de Roma, a pesar de ser elegido el mejor portero del campeonato, tuvo un fallo al principio que nos costó una derrota. Y después en París, en la Eurocopa que se pudo ganar porque contábamos con la "flor de Muñoz", falló en el día clave, en la final.

Pese a todo, Arconada y Iríbar han sido los mejores después de Ramallets y Zamora. Sin olvidarnos de Juanito Alonso (Real Madrid, de unos reflejos extraordinario), José María Busto, santo y seña del Sevilla durante más de una década. o Enrique Yarza, también guipuzcoano, pero el valladar del Zaragoza de "Los magníficos" y los no magníficos.

En los últimos años, Buyo y Cañizares parece que han sido los mejores. Buyo pudo y debió ser más internacional, pero Clemente no fue justo con él. Para Clemente no existía otro que Zubizarreta que era su "apaga y vámonos". Y Cañizares ha topado con la eclosión Casillas, sino, habría sido internacional indiscutible muchos años más. Pero Cañizares topó con Zubi primero e Iker después. Y para colmo, con Koeman y Soler al final, que le impedirán probablemente llegar a los cuarenta años debajo de los postes.

Pero todo, y mucho más, lleva camino camino de quedar eclipsado por Iker Casillas, "San Iker", que a su edad puede batir todos los récords habidos y por haber en el fútbol español. Si las lesiones le respetan, va camino de ser el "Zamora galáctico".

Sólo le falta la película. La publicidad ya la tiene, y por lo que dicen, las mujeres le asedian. Es decir, casi un siglo después, ha vuelto a nacer Ricardo-Iker Zamora-Casillas.

domingo, 6 de enero de 2008

Raúl Tamudo: más que un futbolista.

En Catalunya no es suficiente con ser el mejor, el más eficaz, el más humilde, para merecer los mejores y mayores honores. En Catalunya hay que ser simplemente del Barça para ser reconocido por todos y merecer todas las portadas del mundo. Aunque seas una mierda. No importa. ¡Anda que no he visto -y veo- petardos, saldos, vagos, mantas y maleantes, con la única suerte de haber vestido unas horas la camisola azulgrana, para pasar a la historia!. Y los socios y aficionados barcelonistas tragando y tragando porque el presidente y el periodista de turno les ha elevado a los altares al paquete pagado en oro.

Pero es del Barça.

Viene a cuento porque si un jugador catalán (aunque para algunos sea del "País de los Xarnegos", Santa Coloma de Gramanet) ha hecho ya suficiente méritos para ser más que un futbolista, y más que lo que más, es Raúl Tamudo. Con la desgracia - o la fortuna- de haber vestido de blanquiazul, lo que es sinónimo de carecer de dinero, de influencias, de mercado y de prensa.

Pero lo que ha hecho -y le queda por hacer- Raúl Tamudo en los diez años que lleva como icono del españolismo, tendría que haber sido inmortalizado ya. ¡Lástima que Joan Manuel Serrat, culé de los buenos, no tenga un día la debilidad de inmortalizarlo!. Serrat es capaz de eso y mucho más. Otros, no. Pero Serrat sí.

El Espanyol en su centenaria vida ha tenido sus ídolos. El más grande de todos, Ricardo Zamora. Después del mito, ha tenido otros grandes ídolos. Pero ninguno como el considerado en su día, y por todos, como el mejor portero del mundo. Ha tenido y tiene leyendas. Argilés fue el que más jugó, pero pegaba demasiado como para exhibirlo en la historia. Vicente Parra es otra leyenda pero le pasaba todo lo contrario que a Argilés: era excesivamente noble. No fue el mejor defensa central de España porque los seleccionadores prefirieron "las tijeretas y el aquí estoy de Gustavo Biosca" que atemorizaba a los rivales. Pero Parra fue mejor jugador, y la afición españolista así lo recuerda.

Ha tenido otros nombres que siempre están en la mente de todos: Crisanto Bosch, Ricardo Teruel, Alberto Martorell, Julián Arcas, Marcel Domingo, Marcet.....José María, un talento irrepetible, maestro de "Los Delfines". Todos estos jugadores son leyendas del españolismo, como Dani Solsona (que pudo serlo más pero tenía prisa por abandonar Sarriá), N´Kono, Lauridsen o Pochettino.

Pero ninguno como Raúl Tamudo. Es el mito. Como lo fue Zamora. Uno parando y otro goleando. La grandeza de Zamora es que fue del Barça y del Madrid, y pudiendo seguir en uno y otro club -es al único jugador de la época que le daban hasta la esposa para que renovara- siempre acabó regresando a Sarriá. Zamora, a pesar de sus éxitos en Les Corts y en Chamartín, siempre se le identificó con el Espanyol.

Después de Don Ricardo, y a pesar de todas las leyendas -y otras muchas mas-
no ha habido otro como Raúl Tamudo. La directiva blanquiazul, por muy gordo que le caiga Paco Flores, siempre le deberá agradecer la valentía y decisión que tuvo con la imposición del actual ídolo del españolismo.

Decía Javier Clemente en una reciente tertulia que "Tamudo es el mejor delantero centro que ha dado España en los últimos ocho años". Y argumentaba sus razonamientos, en los que destacaba su velocidad, valentía y sobre todo listeza. Es así. Tamudo, como chico de barrio, es el más listo para los recados. Y eso que le han pegado palos, y le siguen pegando. Pero siempre se levanta y sigue dando la cara.

Es hora ya de que la prensa barcelonesa se digne a mirar a lo que únicamente no es galáctico, y tenga la suficiente humildad de fijarse también en los nacidos en Santa Coloma de Gramanet que, como el Sur, también existe.

¿Qué tiene qué hacer más, dentro del campo, o si quieren algunos fuera del campo, para que Raúl Tamudo sea tratado mediaticamente como el último de la plantilla blaugrana....?

Que lo digan, que se lo diremos. Porque más, mucho más de lo que hace, es ya casi imposible de hacer con el balón en los pies y con el pundonor, corazón y talento que ha venido evidenciando, partido tras partido, cojo o lesionado, desde aquel 23 de marzo de 1997 cuando debutó con el Español en Alicante y marcó ya su primer gol decisivo.

¿Qué hay qué hacer....?