jueves, 3 de julio de 2008

Si gana Laporta, gana la política.

Ferran Requejo, catedrático de ciencia política en la UPF y socio del Barça, escribió ayer un artículo en "La Vanguardia" en la que anunciaba que irá a votar y lo hará en contra de la moción de censura. Me parece muy bien. Cada persona es libre de votar lo que su pensamiento (u otras razones) le indican. No es su posición lo que me extraña. Lo que me llama la atención es el escrito. Lo que dice y, sobre todo, lo que no dice. Me sorprende que una persona como él, representando lo que representa, no tenga argumentos válidos/consistentes para convencer a los lectores. Su artículo puede suscribirlo el más forofo de los directivos barcelonistas. De ahí, pues, mi decepción. Que todo un catedrático de ciencia política sea capaz de escribir lo que ha escrito dice muy poco a su favor. Tan poco, que ahora se comprende como fue capaz de participar (junto a otros juristas) en la redacción de los estatutos del FC Barcelona criticados por muchos, manipulados por otros y ambiguos para todos.

En su artículo "Barça: una moción desacertada", los razonamientos y argumentos que ofrece son tan pobres/pobres/pobres que cualquier socio barcelonista que lo haya leído (y seguro que lo han leido al tratarse de una tribuna de LV) y tuviera dudas las habrá despejado totalmente y a buen seguro que si va a votar lo hará afirmativamente.

Creo que personas del rango de Ferran Requejo escribiendo este tipo de artículos (u otros) le hacen un flaco favor al Barça, al deporte y a su propia condición de catedrático. Creo que este tipo de personas, que representan lo que representan, lo mejor que deberían hacer es abstenerse públicamente para no manipular a la opinión pública. Como socio, que voten lo que quieran. Pero si se expresan públicamente (que no deberían hacerlo) que aporten argumentos incontestables no como el que nos ocupa que es rebatible en todas sus líneas.

Yo creo que Requejo se ha equivocado. No sé si intencionadamente o no, pero se ha equivocado. De la misma manera que se equivocaba -y gravemente- Xavier Sala Martín cuando después del triunfo de la selección española en la Eurocopa cuestionaba la catalanidad de jugadores como Xavi y Puyol a la vez que presentaba a Oleguer como el gran símbolo del Barça.

Personas como Ferran Requejo y Xavier Sala Martín hacen daño/mucho daño al Barça porque en el fondo no hacen otra cosa que politizar lo que no debería estar politizado. Hoy, con la reinstauración de la Generalitat, no tiene sentido estos postulados. Más bien todo lo contrario.

Lo que le sobra al Barça-de-hoy es politización. Y defender a Joan Laporta es defender que la política siga viva y presente en la presidencia del FC Barcelona. Los socios barcelonistas cuando hace cinco años eligieron la candidatura encabezada por JL no votaban política, no votaban a un político, votaban a un presidente y a una junta directiva de una entidad, aunque ésta sea "més que un club".

El domingo seis de julio hay una cita en las urnas para votar una moción de censura que se le ha puesto, no por razones exclusivamente deportivas como algunos intentan hacer ver (entre ellos el aludido catedrático) sino por la forma de gestionar -y no gestionar- de un presidente como Laporta que desde que fue elegido no ha hecho más que politizar todos sus actos para olvidarse por lo que fue elegido, para presidir y gestionar lo mejor posible el club.

Los Ferran Requejo, los Xavier Sala Martin, las Pilar Rahola, los Fermí Puig, ya pueden decir misa (cada uno con sus supuestos intereses en la misa laportiana) que con sus postulados están dañando gravemente al Barça intentando manipular a la afición barcelonista.

Aunque tontos los hay, cada vez los hay menos que se dejan guiar/ engañar/embaucar por este tipo de "padrino" del nuevo barcelonismo que ven con excelentes ojos como Laporta, desde la presidencia del Barça, puede un día dar el salto a la política para convertirse en presidente de la Generalitat. Entonces, toda ésta corte, se sentirá satisfecha, feliz y probablemente recompensada. El Barça les habrá servido como puente exclusivo de sus ambiciones políticas.

Votar, pues, el próximo día seis de julio contra la moción de censura es votar a favor de la política en el deporte. Si gana Laporta, gana la política. Es decir: votar contra lo que Josep Lluis Núñez luchó durante más de veinte año. Núñez tendría otros defectos (que los ha tenido), pero si dos virtudes han dejado huella en su paso por la presidencia han sido la honestidad y la despolitización del club.