sábado, 5 de julio de 2008

Si Gamper levantara la cabeza...

Esta moción de censura parece una tragedia. La que presentó Laporta a Núñez, no. Entonces era constructiva. Era una herramienta democrática. Esta, la de Oriol Giralt que han respaldado nueve mil socios barcelonistas, está endemoniada. Es un atentado a la dignidad. O "está desproporcionada", como dice Marc Ingla. La de Laporta a Núñez, a los cuatro meses de ser reelegido no estaba entonces desproporcionada. A Cruyff entonces le pareció de maravilla. "Es un instrumento democrático" dijo. Ahora dice todo lo contrario.

Este presidente está desquiciado. Esta junta directiva está desquiciada. Y el presidente de la Comisión Económica, el vanidoso Xavier Sala Martin, además de desquiaciado, miente más que habla. Pero, ¿qué tesoro hay en la cúpula del club para que todos/todos/todos, del presidente al chaquetas tengan miedo/pánico a perder la moción de censura?. ¿Qué secreto se guarda en el interior...?

Ayer, el otro, el vice económico, Ferrán Soriano, presentó los números del club. Mejor dicho: "sus números". Se tendrían que ver y analizar número a número, factura a factura y contrato a contrato. ¿Entraban en esas cuentas el avión privado utilizado por el presidente para uso particular...? ¿Entraban en esas cuentas las tarjetas visas-oro? ¿Entraban en esas cuentas las comilonas 5 estrellas del "Drolma" día sí y día también...?. Etcétera.

No me creo nada de lo que dicen y menos de lo que dicen que hacen. Un presidente que se dedica a meter miedo en el cuerpo de los socios, es un presidente poco transparente y nada libre. Un presidente de la Comisión Económica que se dedica también a meter miedo a los asociados y a decirles que el club se paralizará, no me merece la más mínima confianza.

De entrada, hay que decirles a estos embaucadores que en más de cien años de vida, el Barça no se ha paralizado nunca/nunca/nunca. Ni cuando el cierre del campo de Les Corts en la primera dictadura, ni con el exilio obligado del fundador Gamper, ni con la guerra incivil. Nunca/nunca/pero es que nunca se ha paralizado. Ni Gaspart logró la parálisis del club, que ya es decir.

Para todos éstos que intentan meter el miedo en el cuerpo (desde Jl al "chaquetas", pasando por todos los lama de la directiva) hay que recordarles, por si la memoria histórica les falla que incluso en una etapa provisional, la que va desde la dimisión de Miró-Sans a la llegada a LLaudet, un presidente en funciones (Antonio Juliá de Capmany) traspasó a Luisito Suárez al Inter, en un traspaso que batió todos los récords: 25 millones de pesetas de la época. Una bestialidad. Juliá de Capmany (todo un caballero) no hizo otra cosa que reunirse con los entonces candidatos (LLaudet y Fuset) y comunicarles las oferta que tenía sobre la mesa. Con el consenso de ambos, Juliá de Capmany llevó a cabo la mayor operación económica de la historia proporcionalmente a su época.

Es decir, eso que Xavier Sala Martin dice que de prosperar la moción de censura el club se paralizaría y él como presidente de la futura Comisión Gestora así lo ratificaría, le invalida. O sea, lo que casi medio siglo atrás fue incapaz de hacer una presidencia provisional es capaz de no hacerlo, cincuenta años después, el señor Sala Martin. ¿En qué incompetentes manos está la presidencia de la Comisión Económica del club con una declaración como esta...?. De entrada, si la moción de censura prosperara (cosa que no creo con el miedo titánico que han metido a la masa social) lo primero que habría hacer es inhabilitar a XSM como presidente de la misma. Ésto sería lo primero que se tendría que hacer.

En cuanto a Laporta, que ve fantasmas por todas las partes, menos en sus armarios que es donde debe mirar, ha lanzado otro órdago a la afición metiéndoles también el miedo en el cuerpo, hay que decir que sin su presencia en la presidencia, no pasa nada. Más bien, todo lo contrario. Que el club seguirá tan vivo -o más- que siempre y con una higiene culinaria y de otros aspectos que mejoraran notablemente.

Ya no voy a hablar de aviones privados a cuenta de los carnets de los socios, ni del despilfarro económico a la hora de fichar, sin aclararnos nunca qué comisiones se pagan y a quién se pagan, sólo en viajes y en comidas, el club rebajaría notablemente sus gastos. Aún recuerdo cómo el denostado Núñez (denostado por los elefantes laportianos) pagaba los caprichos, incluso la mayor parte de las comidas, de su propio bolsillo. Tan sólo las oficiales/muy oficiales iban con cargo al club, pero el resto de las comidas (la gran mayoría) iban con cargo a su cuenta personal y de eso podrían hablar resturantes como el siempre recordado Guria (centro gastronómico de la "gauche divine"), la tasca-restaurante Azpiolea, propiedad de un ex gran pelotari, e incluso el Gorria, por citar algunos de los más frecuentados por el presidente Núñez y cuyas facturas, si no las pagaba en el acto, iban a su oficina particular de la calle Urgell.

Es decir, todo lo contrario de lo que sucede ahora. ¿Qué les cuesta a los socios barcelonistas el caro/carísimo "Drolma" del Majestic todo para que el cocinero, además de cobrar, se dedique a elogiar semana sí y semana también a Laporta y arremeter contra todo lo que no es o huela a la actual directiva, Cruyff incluído....?

Si Hans Gamper levantara la cabeza y viera todo este panorama, a buen seguro que regresaba rapidamente a la tumba. Pensar que Gamper y todos aquellos heroicos fundadores recorrían todos los rincones de la ciudad para recaudar fondos para construir una entidad, incluído el lotero Valdés que puso una hucha en su administración de las Ramblas para que dejaran "calderilla" para el Barça, o como otros prohombres se rescaban el bolsillo para construir el campo de la Industria primero y de Las Corts después, con Josep Llaudet a la cabeza, el padre del desaparecido ex presidente Enric Llaudet, se tirarían de los pelos al ver como los actuales gestores son insaciables en el gasto...

No quiero acabar esta improvisada crónica sin decir que, pase lo que pase, la inestabilidad no existirá en el Barça como no lo ha existido en toda su historia. Durante muchos años de la historia del club, las presidencias duraban un año/un sólo año, y nada sucedía. Y algunos presidentes cesaban y regresaban, sin ir más lejos, el propio fundador Hans Gamper que ocupó la presidencia en cinco ocasiones en períodos cortísimos cada una de ellas, hasta que la primera dictura le obligó a exiliarse a raíz de los sucesos del campo de Les Corts. O Gaspar Rosés, otro de los grandes presidentes del club, que fue presidente del club en tres ocasiones en períodos cortos. Y nunca/nunca/nunca pasó nada. Hay presidentes que estuvieron tan sólo un mes (Josep Anton de Albert, vinculado a La España Industrial) que fue impuesto por el régimen franquista pero en un acto de honestidad se reveló diciendo que no podía seguir en la presidencia porque era....españolista.

Franco, finalizada la guerra, impuso sus presidentes y sus directivas, y el club no se paralizó en ningún momento. Ni tan siquiera en los horrores de la guerra incivil.

Para los que argumentan que la presidencia de Núñez fue eterna, hay que decirles que los socios, al contrario de lo que sucedía antaño, así lo quisieron. Porque Núñez convocó elecciones pero en ocasiones ni se presentaban rivales. La culpa, más que de él, fue de la falta de alternancia, incapaces de presentarse a las urnas y cuando lo hicieron fueron derrotados. Lo que no es justificable es argumentar por parte de Laporta y cía que cuando presentaron la primera mociòn de la historia dijeran que era porque Núñez llevaba muchos años en el cargo. No es de recibo y no lo es porque fue presentada cuatro meses después de las elecciones. Aquella moción de censura y no ésta si que no tenía razón de ser, por mucho que lo defiendan los "espadaler" de turno e incluso los "pep munnés" de hoy. Por cierto, he escuchado éstos últimos días al actor Munné arremetiendo con el peor de los estilos a todos aquellos que defienden el sí a la moción. Lo escuché en Rac en una polémica tertulia con Juanjo Castillo y el ex vicepresidente Castells. Me pareció lamentable. No la tertulia de LLimós. La intervención de Munné, un ex jugador del fútbol base barcelonista (como futbolista, uno más, del montón) y como actor, otro más, también del montón. Nunca, jamás, llegará a la altura de otros excepcionales actores que también brillaron como barcelonistas, desde Pau Garsaball a Alberto Closas, pasando por Enric Borras, Paco Martínez Soria o Rafael Bardem el padre de Pilar Bardem (una extraordinaria barcelonista) y abuelo de Javier Bardem. Todos ellos barcelonistas, como el más genial de los dramaturgos catalanes, Adriá Gual, que incluso fue directivo del club, todos ellos con una visión más amplia, profunda y generosa que lo que intenta representar Pepe Munné cuyo único mérito es ser laportista. Y nada más. Como actor, cero. Como director, cerocerísimo y que estos días se ha soltado la melena también para meter miedo, dando a entender que si se pierde la moción, viene el lobo.

Pero dejemos a Pep Munné, que no ha sido nada como futbolista y menos como actor y aún lo emcumbraremos.

Los laportas y salas martin que pretenden meter miedo a los socios con la moción de censura, hay que decirles que vayan con el miedo y el cuento a otra parte. Y que sería un gran día para el barcelonismo que personajes como éstos, capaces incluso de derramar lágrimas para teatralizar todavía más la situación, que prosperara la moción de censura. Pero me temo/me temo (ojalá me equivoque) que la mentira/la vanidad/la chulería seguirá por un tiempo más en la cúspide del barcelonismo.

Y acabo. Si los oficialistas que en el acto del Majestic (!cómo no!) se reunieron en torno a Laporta fueron catalogados como representantes de la "sociedad civil catalana", apaga y vámonos. Si los Joel Juan, los Munné, los Montal, las Marga Oranich, los Xavier Sala Martin, los Ferran Requejo, los directivos actuales y los lame de turno, son la sociedad civil catalana, ya me meo. Así, como suena.

!Ay, si Gamper levantara la cabeza y viera a estos impostores....!