viernes, 11 de julio de 2008

En manos del Inserso.

Todo lo que hemos venido diciendo/contando/narrando sobre Joan Laporta se ha hecho realidad: el Barça está dirigido por uno de los peores presidentes de su historia junto al impresentable Joan Gaspart, éste convertido en uno de sus principales aliados y patrocinadores, sin olvidar al otro artífice de los males del club, Johan Cruyff, el gran avalista de esta especie de "chávez" del populismo barcelonista que padece la entidad desde hace años.

Laporta/Gaspart/Cruyff forman el peor terceto del barcelonismo de los últimos años y también el triángulo con los intereses menos transparentes que han existido -y existen- en el panorama blaugrana. Hace unos meses, uno de los grandes santones del periodismo deportivo, José María García, formulaba una pregunta a la opinión pública: "¿De qué vive Laporta?". Y hace escasos días, otro gran conocedor del barcelonismo y del fútbol en general, Josep María Minguella decía en "El Mundo Deportivo" que le "huele mal" el fichaje del brasileño Henrique para añadir que lo que menos le gusta de esta etapa de Laporta es que las operaciones de fichajes no sean de club a club porque algunos de los jugadores no pertenecen a un equipo, sino a algún particular o a una empresa. "Esto se viene repitiendo: vamos a por jugadores que no pertenecen a un club sino a una empresa".

Es decir, la historia de Joan Laporta está todavía por publicar, en lo presidencial, en lo profesional e incluso en lo más íntimo, como se apuntaba hoy, entre ironías, en el espacio radiofónico de RAC 1. "Aún nos falta ver a Laporta en "¿Dónde estás corazón?". Todo llegará.

De la última escisión directiva poco hay que decir que no se sepa. Si acaso, que Roma no paga traidores y que como Ramón Besa escribe hoy en El País en su artículo "De Jan a Fidel" "la respuesta de los ocho directivos que ayer dimitieron es igualmente cuestionable por oportunista. Ningún miembro de la junta había condicionado su continuidad al resultado de la moción de censura y la mayoría incluso defendió la gestión del consejo antes de los comicios". Y el remate lo firma Sergi Pàmies en "La Vanguardia" quien sobre los salientes escribe: "A los que dimiten se les ha quedado cara de tontos: querían liderar la transición y se han quedado fuera".

Y es que los directivos que han dejado plantado al presidente, tampoco se pueden ir de puntillas porque la moral de la mayor parte de ellos es más que cuestionable. ¿Cuál fue la actitud de ellos cuando se abrió el primer cisma del laportismo con la marcha de Rosell, Bartomeu, Monés, Moix y Faus....?. Cerrar filas con el presidente cuando los que se fueron denunciaron, entre otras cosas, falta de transparencia, exceso de autoridad y el desvío del proyecto inicial que les unió en la formación de la candidatura triunfadora. Entonces, debido a sus ambiciones personales, dejaron solos y abandonados al grupo más representativo de la candidatura y la inicial directiva. Y fue más vergonzoso el caso de Ingla y Soriano que además habían llegado de la mano de Bartomeu, un barcelonista intachable y de una honestidad ejemplar. En aquella primera decisión de Laporta de quitar los galones de las secciones a Bartomeu se inició la sangría de la directiva y fue el principio de todos los males que posteriormente han sucedido en el club. Que entonces Soriano e Ingla callaran ante la injusta y reprobable actitud dictatorial de Laporta dijo muy poco en favor de estos ambiciosos personajes. Por eso que la dimisión de Ingla y Soriano, en esta kafkiana historia, tampoco es una mala noticia para un club sobrado de hipócritas/falsos/arribistas y ambiciosos con tantas o más caretas que el propio presidente, que ya es decir.

Una de las sorpresas (para algunos) que ha generado esta crisis es la marcha atrás a última hora del directivo Jaume Ferrer que había mostrado -al parecer- su solidaridad con los dimitidos y que finalmente ha decidido enrocarse junto al presidente, quizás abrigando su gran sueño de ser presidente; un sueño que difícilmente le será alcanzable jugando al delfinato de JL por mucho (todo) apoyo que tenga de la familia Pujol-Ferrusola que han vuelto a equivocarse a la hora de jugar sus cartas barcelonistas. Se equivocaron contra Núñez y se han vuelto a equivocar dando apoyo y sostén en estos momentos a Laporta y pensar que su patrocinado (Ferrer) puede ser el futuro.

En esta lucha de poder y ambiciones, se están quemando todos, incluso los nuevos técnicos del club. Uno, Luis Enrique, al pedir el otro día desde TV3 (la televisión que hoy preside la prima de su mujer, Rosa Cullell) paz, tranquilidad y estabilidad para llevar adelante su trabajo. Luis Enrique pedía en el fondo apoyo para Laporta, palabras que podía ahorrarse porque si ha aceptado el contrato ya sabía en el volcán que se metía en estos momentos. Y en cuanto a Josep Guardiola, que hoy goza -dicen- de un consenso entre algunos, también debió ahorrarse las palabras sobre Ronaldinho, Deco y Eto'o y la visita a Johan Cruyff como confirmación y beatificación de su nombramiento. Guardiola no ha fichado en el mejor momento pero ya que ha apostado por Laporta, es de esperar que se mantenga neutral en los próximos días si es que existe la neutralidad para alguien que ya ha dado este paso.

En suma, estamos ahora teóricamente a la espera del próximo movimiento de Laporta que según sus últimas palabras serán con ocasión de la próxima Asamblea que debe decidir su continuidad o no en la presidencia, si es que llega a esa fecha. Es decir, está en manos del Inserso como él calificó -e insultó- a la Asamblea en la época de Núñez en la que manifestó que hay que modificarla porque "este tipo de asambleas no sirven para nada".

Ya ven cómo se cuenta la historia. Casi todos en la calle y el pájaro dentro. Vivir para ver.