sábado, 19 de julio de 2008

De Laporta a Guardiola (Bassas y Ronaldinho)

Acabo de ver por internet la despedida (?) de Antoni Bassas de su último programa en Catalunya Rádio. Parece que ningún otro profesional en Catalunya/España/Europa/en el Mundo haya terminado un programa. Además, por voluntad propia porque, por lo que parece, le ofrecieron continuar. Eso sí: madrugando una hora más. Es decir, como hacen el resto de las estrellas radiofónicas matinales, y hasta la fecha ninguno se ha muerto por empezar a las seis de la mañana. El señor Bassas debe pensar que eso de madrugar no es para él. La realidad es que ya no estará. Y yo no lo podré seguir en ese díal, como lo he hecho desde que comenzó no esa emisora por empeño y tesón de Lluís Prenafeta. Antes de Bassas, escuché durante años a Josep Cuní y cuando acabó no se organizó ninguna autoconcentración por su marcha. Lo contrario que con Bassas en cuyo adios -no de la Corporación, claro- no podían faltar Joan Laporta y Xavier Sala Martin, el chaquetas. Normal que éste último estuviera, entre otras cosas, por agradecimiento a quien le ha dado una tribuna radiofónica y además -supongo- cobrando de la vaca.

Lo que ya me ha parecido más extraño es la presencia de Joan Laporta en la "multitudinaria" (cien/doscientos amiguetes) marcha del radiofonista catalán. Supongo que a partir de ahora, todos aquellos profesionales que terminen un programa, allá acudirá Laporta en nombre del Barça para gritar aquello de "Visca Catalunya lliure". Ya sé que Bassas dijo que votaría no a la moción de censura y se quedó tan ancho, demostrando su total neutralidad y como agradecimiento ha debido acudir el todavía presidente.

Laporta, pues, ha tenido tiempo de ir a la despedida de Bassas...pero no ha tenido tiempo de acudir al aeropuerto a despedir a Ronaldinho alguien que ha dado (que yo sepa) más tardes de gloria al Barça que las que le haya podido dar Bassas al club. Si el que se llega a ir es Joaquím María Puyal, aún habría entendido la presencia del presidente del Barça por lo que ha sido/es y será Puyal en la representatividad barcelonista. Pero, afortunadamente, el que no se va y sí se queda es Puyal que a este paso es lo único que nos va a quedar a los barcelonistas. Y que nos dure.

Pero volvamos a Ronaldinho que se ha ido en silencio (todo lo contrario de Bassas) y ha sido recibido con una gran explosión de júbilo en Milán que no es cualquier club.

Tenemos un presidente (JL) que es tan listo/tan listo/tan listo que ha dejado marchar al mejor jugador que ha nacido en el planeta en muchos/muchísimos años. Hasta Maradona avisó: "Es el mejor. No le dejen marchar". Pero Laporta se ha sentido más feliz, más reconfortado complaciendo a tres o cuatro (Cruyff, el chaquetas, Espadalar, Puig...) que a miles y miles de socios, que no cuentan para según qué cosas.

Acabo de ver el documental "Bona Sort" que TV3 le ha dedicado a Ronaldinho. Me ha contentado. Me ha entusiasmado. Me ha hecho vivir/revivir momentos impagables. De mayor dilirio, imposible. Me he emocionado...y me he cabreado. A medida que el programa narrado por Lluis Canut iba avanzando el delirio era mayor y la indignación también mayor de ver cómo es posible tener un presidente (JL) tan tonto/tan tonto que ha dejado escapar a lo mejor que hemos tenido en muchos años creyendo a la vez que era más listo que los dirigentes del Milán que si se lo han quedado es por algo.

Viendo el documental, dentro de mi cabreo personal, tampoco me he olvidado de Pep Guardiola. ¿Cómo es posible que un entrenador joven, con ambición, que ha sido destacado futbolista, fuera también tan tonto de decir no a Ronaldinho....?. Si la negativa al brasileño ha partido de su propia voluntad mucho/muchísimo tendrá que hacer para hacernos olvidar tamaña torpeza. Y si se lo impuso el presidente (JL) como me temo, mal también empieza Guardiola cediendo al mayor error que ha cometido el club en muchos/muchísimos años.

En Milán, recibimiento por todo lo alto (cuarenta mil personas) a la llegada del gaúcho. Aquí, ni adios en el aeropuerto. Eso sí: pero con tiempo de acudir a despedir -¿adónde se va?- a Antoni Bassas.

Así somos.