Vaya por delante que siempre he sentido un cariño especial por Rexach. Y lo sigo apreciando mucho, aunque por lo que vaya a decir, no lo parezca. Me he peleado, en su época de jugador, con entrenadores, técnicos, directivos y hasta con aficionados, por defenderle, cuando la mayoría le acusaba de tener la sangre de horchata. De cuando decían que era un "picha fría" y un "cagón". Eso sí, de una técnica excepcional y de una gran potencia en el disparo, pero demasiado miedoso. No era del todo cierto, pero algo sí. Uno de sus entrenadores, Roque Olsen, me llegó a prohibir la entrada en los vestuarios (entonces se entraba) por defender a Rexach y a Martí Filosia. Le criticaba que fuera tan conservador y no se atreviera a poner a los jóvenes del Condal. Me dijo de todo. Olsen, que había sido un gran extremo del Real Madrid, como entrenador, era lo más cercano a un militar chusquero.
Después, en los años años setenta, los llamados años-dorados de Cruyff y Rexach, pero que sólo fueron capaces de ganar una sóla Liga, se decía que el Barça, en campo contrario, jugaba con "nueve jugadores". Y es cierto. Cruyff, después del primer año, fuera del Camp Nou, se dedicaba a lanzar los saques de esquina. Y Rexach a lanzar las faltas lejos del área. Pero el área no lo pisaban ni el uno, ni el otro. Tenían terror/pánico a las defensas contrarias. Durante cuatro años, esa fue la historia. En casa, claro, no podían hacer lo mismo, pero tampoco se excedían. Preferían dar pases o centrar, y que se metieran otros. Los defensas de antes no eran como los de ahora. Sólo empezar el partido enseñaban el número de pie que calzaban y les preguntaban por la novia, la mujer o la madre. "A ésta hora, qué estaran haciendo....". Les decían, a ellos, y a todos los delanteros de clase que los veían un poco miedosos.
Me contaba un día el gran Angel Mur (padre) cómo a veces, en los descansos de los partidos, les preparaba café a algunos jugadores para que entraran en calor. No por el frío, sino por las heladas que les producían según que defensas contrarios. "Coño: tómate ésto, y espabila". Al café, don Angel, les echaba unas gotas de coñac, o de anis. Vaya, un carajillo. "¿Qué es ésto?", le preguntaban sólo probarlo. "Calla, bebe, y échale cojones".
¿Y por qué digo ésto?. Lo digo, porque me acabo de leer, en un abrir y cerrar de ojos, el libro que ha escrito junto a Bernat Soler "Ara parlo jo". Se lee fácilmente. Rexach se moja poco. Menos de lo que esperaba. Cuenta poco de lo mucho que ha vivido. Le pasa factura (algo) a Johan Cruyff, y también le intenta pasar factura a Josep María Casanovas. Y punto.
Conozco a Rexach hace cuarenta años. Desde su época juvenil. Cuando era una maravilla verle jugar. A él, a Lluís Pujol, y, sobre todo, a Narcís Martí Filosía, que creo que ha sido el mejor jugador que ha dado la cantera catalana desde que tengo uso de razón. Martí Filosía era tan bueno (o mejor) que Rexach, pero no era diplomático. Iba por libre. Era hijo de un anticuario de Palafrugell y el Barça lo fichó de juvenil, después de haber debutado con el Espanyol en un amistoso contra el San Lorenzo de Almagro. Martí quiso ir al Barça, y por eso no fichó por el Espanyol, ni por el Madrid que lo pretendía.
Un día les hablaré de él. Saco su nombre ahora porque me exraña que en "Ara parlo jo", Rexach prácticamente ni lo cite, cuando durante varios años eran carne y uña. Dentro y fuera del campo. Incluso, si la memoria no me falla, creo que sus primeras ganancias en el fútbol las invirtieron en unos apartamentos en Calonge, en Torre Valentina, con Josep María Minguella.
Martí Filosía no aparece en su vida. ¿Por qué?. Incluso habla en el libro de una tienda de deportes que montó en la calle Muntaner "con su hermano". Con su hermano, y con Martí Filosía que aparecía en los rótulos.
Me extraña también que ignore a Lluís Pujol, el tercer mosquetero, de aquel triángulo mágico que con el Condal (entonces el segundo equipo del Barça) hacía maravillas en Segunda División. Jugaban después del primer equipo y se quedaban setenta mil personas a verlos jugar. Tenía más gancho aquel Condal de Rexach-Pujol-Martí Filosía que el primer equipo. Habían otros grandes jugadores, como Feliú, el hermano de la cantante Núria Feliú, que murió en plena juventud. Por cierto: recuerdo que en el partido de homenaje que se le tributó a Feliu en Sant Andreu después de su muerte, uno de los primeros que se apuntó a jugar el partido, sin haberlo conocido, fue Bernd Schuster, del que Rexach habla en su libro porque compartieron habitación y dice que ya tenía un carácter un poco raro. Bien. Lo que no cuenta Rexach es que Schuster, cuando el secuestro de Quini, fue uno de los pocos jugadores de la plantilla que se negó a jugar en solidaridad con el asturiano. Y que Gaspart y HH lo engañaron diciendo que tenían una cinta grabada por el secuestrado en que pedía a sus compañeros que jugasen por él. Era mentira. La cinta no existía. Fue un engaño para que el alemán jugara, porque si él no lo hacía, probablemente otros jugadores acabarían solidarizándose con él.
De éstas cosas, nada se dice en libro.
Pero regreso a aquellos inseparables Rexach-Martí Filosía-Pujol. Esperaba que Rexach explicara la marcha de Lluís Pujol del FC Barcelona, cuando éste era entrenador del segundo equipo y Carles el segundo de Cruyff. Queda en el olvido. A Pujol le impusieron a un jugador holandés llamado Dany Müller, que de futbolista su mejor virtud era ser novio de Chantal, una de las hijas de Cruyff. "El maestro" quería que el Barcelona Atlético de Pujol jugara como queria Cruyff y no Pujol, siendo éste el entrenador, y que en la alineación siempre debía ser un fijo e inamovible el novio de su hija. Hasta que un día a Pujol se le hincharon los huevos y dijo: "hasta aquí, hemos llegado". Plantó a Cruyff, plantó a su amigo de juventud Rexach, y plantó al Barça. Se fue al paro. Ahí, Rexach no fue valiente, y menos solidario. Y de ésto, en "Ara parlo jo", ni media palabra.
Cuando uno escribe un libro, y con un título como el suyo "Ara parlo jo", es para contar cosas. No sólo las cosas que a uno le interesa contar. Por ejemplo, todo lo que cuenta de Cruyff es cierto, y deja a "el profeta" con el culo al aire. Eso está bien. Porque Cruyff es el mayor mito que ha inventado parte de la prensa. Como jugador en sus cinco años no hizo nada, algo que entre líneas deja entrever Rexach. Le hace responsable, junto a Michels, de la caída de Sotil y de cargarse a un equipo campeón, como así fue. Pero no cuenta, por ejemplo, muchas de las cosas que sucedieron aquellos años de Cruyff y él como jugadores. Entre ellos, su famoso romance con Bárbara Rey cuando la ex presentadora/vedette se sintió engañada por el jugador al prometerle "amor eterno"....poco antes de casarse, ante la sorpresa de la artista que desconocía que tenía novia.
De su etapa de segundo de Cruyff, no habla de lo que pasó y cómo se vivieron las ligas conquistadas. Ahí tenía que mojarse. Desde la primera, la ganada "limpiamente", cuando todo el mundo esperaba que el título se ganara en Cádiz (veintidos millones de la época pagó TV3 para retransmitir en directo aquel partido) y fue un "carnaval" gaditano, con una derrota por cuatro-cero y una gran decepción de la afición. Después se obtuvo el título.
No habla de las vivencias de aquellas tres últimas jornadas (las dos de Tenerife y la del Deportivo-Valencia) en que se conquistaron los títulos de Liga, lo que hubiera estado bien que narrara.
Cuenta, eso sí, como muchas de las alineaciones del equipo Cruyff y él las decidían con una moneda a cara y cruz, lo que no dice nada a favor ni de Cruyff ni de él. Y cuenta que fue un error dejar a Laudrup en la grada en la final de la Copa de Europa en Atenas. No dice, sin embargo, si en esa final la no alineación del danés fue también como consecuencia de la moneda o por los celos que Cruyff tenía de Laudrup.
Lo que yo puedo añadir de esa final de Atenas es que cuando a Fabio Capello, entonces entrenador del Milán, le dijeron que no jugaba Laudrup, varió la táctica. "Chicos -les dijo a sus jugadores en el vestuario- hoy vamos a jugar al ataque. El Barça, sin Laudrup en el ataque, no es nadie". Dicho y hecho. Cuatro a cero.
Me falta en el libro de Rexach muchas cosas de su etapa de jugador y de su etapa como segundo de Cruyff. Por ejemplo, del desmadre de las concentraciones de pretemporada, que algunas de ellas, como las de Papendal, eran peor que las Ramblas. No explica qué sucedió en una de esas concentraciones que acabó con denuncias de violaciones y con Alexanco cinco días en prisión. Creo que tenía que decir algo.
Dice Rexach que Romario ha sido el mejor jugador que ha visto, pero podría contar porqué el brasileño llegó con tres años de retraso. El entonces secretario técnico del Barça, Ramón Martínez (que duró un año con Cruyff) ofreció su fichaje por poco dinero, y Cruyff no lo quiso argumentando que de los futbolistas que actuaban en Holanda nadie le tenía que decir nada. "Romario mete goles allí, pero aquí no". Años después, se fichaba.
Y habría sido interesante que Rexach, además de hablar de su participación en la contratación de Figo, y de los fichajes de Zidane y Blanc, haya escrito por qué se ficharon a jugadores como Hagi, Romerito, Prosinecki, y la delantera que descendió al Espanyol a Segunda División, Escaich y Korneiev. Todo ésto, y mucho más, habría sido interesante conocer su versión.
"Ara parlo jo" tiene muchas lagunas. Demasiadas. Sólo le pasa factura a Cruyff, de su etapa de entrenador, y poca. De la época de jugador que vivieron intensamente nada aporta.
En cuanto a su "otra factura", la de Josep María Casanovas, de que es quién manda en el Barça y de que le vetó para su regreso al banquillo del Barça, es una cosa de ellos, y que de ser cierto, que no tengo porqué dudar, el culpable y/o responsable fue en todo caso el presidente, Joan Gaspart, por bajarse los pantalones.
Esperaba más del libro. Y lo digo con pena porque le aprecio - y mucho- a Carles Rexach, entre otras cosas, porque hemos crecido en el mismo período, e incluso nos tomábamos alguna cerveza en el "Frankfurt Pedralbes", su territorio, cerca de su casa, y cerca del Cuartel del Bruc, en cuyo cuartel, por cierto, nació Norma Duval, por ser hija de militar.
No dudo que el libro se venderá. ¿Quién no conoce a Rexach?. Sería un perfecto "homenot" de Josep Pla. Pero Rexach ha querido pasar por un turmix de ciento cincuenta y ocho página cuarenta y cuatro años de vivencias. Pocas páginas, y menos contenido y valentía, para lo mucho que ha vivido (que no "vividor", como ayer despreciativamente le trataban en la contrataportada de "Sport").
Al "Ara parlo jo ", a la hora de escribirlo, al protagonista le ha faltado tomarse algún café de aquellos que preparaba Angel Mur padre. Era una oportunidad de oro para terminar de una vez con el mito Cruyff. Pero Rexach no ha querido darle el toque final. De hacerlo, la sombra alargada de su ex compañero, ex jefe y amigo, no consentiría que fuera el comentarista-técnico de los partidos que retransmite TV3.