España/Catalunya ha tenido/tiene grandes novelistas. Pero los que más han llegado al corazón de los ciudadanos, han sido tres. Una asturiana (Corin Tellado), reina de la novela rosa-romántica, la más leída después de Cervantes, y que a sus ochenta y dos años sigue escribiendo. Un toledano ya fallecido (Marcial Lafuente Estefanía) que con el pseudónimo de "Arizona" primero, y de M.L.Estefanía después, fue el rey de la novela del oeste. Y un tinerfeño, también en el recuerdo: Guillermo Sautier Casaseca. Sin embargo, de los tres, el que más llegó al corazón, a la sensibilidad, a las entrañas de los españoles/as fue, sin duda alguna, éste último, Sautier Casaseca, autor de los culebrones radiofónicos más impactantes del país: "Ama Rosa"/ "Simplemente María"/"Lo que nunca muere".
A Sautier Casaseca tuve la suerte y el placer de conocerle. Fue escritor, autor teatral y, sobre todo, guionista radiofónico. Departiendo con él y con José Joaquín Marroquí (otro monstruo de las ondas y de la tele) contaba que sus grandes éxitos radiofónicos de hacer llorar a la gente no tenían secretos. "Lo más fácil que hay en el mundo, es hacer llorar al personal. Fíjate en los entierros, con qué facilidad la gente derrama las lágrimas, incluso aquellos que estaban deseando que se muriera". Un día les escribiré sobre el autor que más ha hecho llorar en España y en Cataluña.
Viene todo ésto a cuento porque, desde ayer, ha surgido, de imprevisto, un competidor de Sautier Casaseca: Thierry Henry. Su rueda de prensa de ayer no tiene desperdicio. Lástima que no se transmitiera en directo en programas como los de Ana Rosa Quintana o España en directo. Desde ayer, en inglés, y no en francés, ni en catalán, ni en castellano, Henry intenta emular a Casaseca para llegar al corazón de los catalanes, de los barcelonistas.
"¿Tú serías feliz si vieses a tu hija sólo cinco veces en ocho meses?". El auditorium de comunicadores se quedó mudo, sin habla, sin respiro. A mi me gustaría que esa pregunta, esa misma pregunta, Thierri Henry la realizara al pie de una obra pública, con miles de emigrantes que no ven a sus hijos en dos y tres años, intentando ahorrar unos dineros para traer a sus familias aquí, o a una de las miles de mujeres que también se han venido solas en busca de trabajo y de dinero para traer a sus pequeños hijos desde sus países de orígenes.
No te acostarás ni un día sin haber visto y/o aprendido algo nuevo. Pues bien: lo de ayer, es lo que me faltaba por ver y escuchar. Un futbolista, que ha ganado (gana) miles de millones, justificando su fracaso deportivo porque casi no ve a su hija.
Mire: si no la ve, es porque no quiere, así de claro y de rotundo. Cada semana tiene algún día libre para coger un avión (que se lo puede pagar) y desplazarse para verla. O alguno de esos días que aprovecha para rodar spots publicitarios, aprovéchelo para ir a ver a su hija, que nadie, ni la ley, se lo impedirá.
Y si usted quiere, defraudante Thierry Henry, deje el fútbol, renuncie al contrato vigente (que dinero ha ganado a toneladas), abandone el Barça y dedíquele todo el tiempo del mundo a su hija, que además se lo agradecerá.
Mire: sin ir más lejos, hay jugadores que han vestido los colores que ahora usted viste y que han dejado de jugar para estar cerca de sus hijos, para verles crecer. El penúltimo caso, no hace mucho, un defensa sueco, Patrik Andersson, que eligió regresar a su tierra para estar junto a sus hijos. Y si quiere, le puedo hacer una extensa lista de deportistas (unidos y separados, divorciados y ajuntados) que sin pomposas ruedas de prensa, al estilo "Ama Rosa", han renunciado al éxito (y al dinero) para estar cerca de los suyos.
Pero usted, amigo, lo quiere todo. Quiere a su hija, que me parece muy bien, pero quiere también las horas para pasar modelos, para grabar sports publicitarios, para irse a comer hablando de lo divino y de lo humano, y quiere la pasta, la gansa pasta que le paga religiosamente el Barça por haber sido un fichaje-político y no un fichaje-lógico.
Thierri Henry, usted llegó al Barça como consecuencia de una decisión-tapadera del fracaso de la anterior temporada. Laporta y Soriano lo trajeron el mismo día que el Real Madrid ganaba una Liga regalada por el Barça. Lo ficharon a precio de oro para desviar la atención de la afición y para que los diarios deportivos tuvieran portadas y páginas interiores donde ocultar el fiasco de la temporada. Lo contrataron, además, después de un año en el dique seco de su club, el Arsenal, y olvidándose ("tapándose") su mal perder en la final de París cuando puso a parir al árbitro, a Puyol y a Márquez, para justificar la derrota y su actuación personal.
¿Por qué no habló ayer que desde que usted no está en el Arsenal, su antiguo club, liderado por un barcelonista (Cesc Fábregas) funciona mejor/mucho mejor que en su último año en el conjunto londinense, con su hija junto a usted...? ¿Porqué dice que su hija es lo más importante del mundo y que eso justifica abandonar el Camp Nou mientras sus compañeros se están jugando la Liga cuando es usted quien abandonó Londres, la ciudad con más clubs de fútbol en la élite?
Usted, inquerido Thierry Henry, es todo un cuentista del siglo XXI, amparado por otro gran cuentista que es su presidente JL.
Ahora, al cabo de ocho meses de estar aquí, invéntese otros cuentos, pero no intente emular a Sautier Causaseca que como él no ha habido otro.
Juegue, marque goles o renuncie al club que le abona su costoso contrato, pero no nos venga con culebrones de tercera.