martes, 2 de febrero de 2010

A Pedro se lo tienen que tragar.

Pedro, gracias a Guardiola, es la grata sorpresa del Barça. Para todos. Bueno, para casi todos. Bojan no lo debe ver con los mismos ojos. Su llegada y su acierto le ha quitado todo el protagonismo que se le dió antes de la llegada de Guardiola. Bojan era el futuro. Ahora queda eclipsado por este tinerfeño que Guardiola se sacó de la chistera, o sea, del filial. Su descubridor fue Josep Colomer que lo vió en un torneo de juveniles en las islas, el de Adefe, y le invitó a fichar por el Barça. Pero ésto no se dice. Muchos lo ocultan. Mencionar a Colomar es peligroso porque significa hablar de un hombre de Sandro Rosell lo que está mal visto por el triplete del odio (Laporta/Sala Martin/Godall). Pero a Pedro se lo tienen que tragar. Por cojones. Primero porque quien ha apostado por él es Guardiola. Y segundo, porque el jugador cada vez que sale marca un gol. Y goles decisivos. No los del montón. Si Thierri Henry no cobrara lo que cobra -un riñón y parte del otro- hace tiempo que chupaba banquillo y Pedro era el titular. Aún así y todo, como siga de esta forma, nadie lo podrá parar. Y acabará jugando.

¿Es un fenómeno el tinerfeño?. Evidentemente, no. Pero es un delantero intuitivo/práctico/eficaz. Muchos no saben a quién compararle. Quizás porque no tiene comparación posible. Pedro es Pedro. Sin embargo, los que hemos visto mucho fútbol, mucho Barça, encontramos similitud con otro extremo que dió años de rentabilidad: Justo Tejada, que tampoco era un fenómeno pero que a base de oportunismo (goles) fue siempre titular. Incluso ya en su retirada, cuando el Barça lo dejó libre y fichó aún por el Madrid de Di Stéfano acabó siendo máximo goleador de la Copa de Europa.

Dicen, los que han vivido más fútbol que yo, que el extremo más grande que ha dado el Barça ha sido Estanislau Basora, conocido como el héroe de Colombes. Dicen que como él no ha habido otro igual. En el Mundial de Brasil, en el 50, fue uno de los héroes, y el extremo derecho mejor valorado por la crítica que acudió a los mundiales.

Después de Basora, pero en vez de la derecha, en la izquierda, el Barça tuvo a un hungaro extraordinario: Zoltan Czibor, pero llegó tarde. Lo mejor lo había dado en el Honved, posiblemente el mejor equipo del mundo de aquellos años. Czibor -"el pájaro loco"- fue el primer extremo en el mundo en marcar goles desde el córner. Pero, en el Barça, jugaba un partido grandioso y tres se tumbaba a la bartola. Pero cuando tenía la tarde, o la noche, era imparable.

Éstos son, Basora, en la continuidad, y Czibor, en la descontinuidad, han sido dos puntos y aparte.

Pedro es otra cosa.Para mí, Pedro es Tejada. Nada tiene que ver con el resto de extremos que han jugado entre ambos jugadores. Rifé era distinto. Muy rápido. Acabó jugando de todo: de interior, de medio y como lateral fue internacional. Dió un gran rendimiento. El cántabro Zaballa vivió los años difíciles, los sesenta, y era también rápido y oportunista ante el gol, pero era distinto a Pedro. Rexach jugó muchos años de extremo, en ambos lados, pero no era propiamente un extremo. Rexach era Rexach. De una técnica insuperable pero lejos del Camp Nou era como los cuatro de los cinco años de Cruyff: más que un futbolista, un turista, que no se acercaba al área contraria para no irritar al defensa que le marcaba.

Uno que pudo ser un excelente extremo, como Pedro, pero incluso más centellante, fue Alfonseda el actual presidente de los ex jugadores. Si Buckingham llega a durar (el mayor error de Montal), habría sido posiblemente indiscutible años, como Martí Filosía, que no era extremo pero que para el técnico inglés el equipo eran "Martí Filosía y diez más". Y entre esos diez estaría Alfonseda. Buckingham, uno de los mejores entrenadores que he conocido, un día me contó que la mejor delantera del fútbol español era la del Barça, cuatro catalanes (Martí Filosía, Rexach, Pujol y Alfonseda) y un español (Marcial). "Estos cinco la pueden arma". Pero a Montal le ocurrió lo mismo que a Núñez: que tenía a Buckingham pero se había comprometido con Michels porque era el camino que le conducía a Cruyff. A Núñez le sucedió, curiosamente, con otro inglés: Bobby Robson, otro extraordinario técnico, pero el presidente ya tenía apalabrado (y en la tribuna) a Van Gaal.

Michels se cargó la carrera de Alfonseda para meter a un tinerfeño en una banda (Juanito) y a uno de Moncada i Rexach en la otra (Pérez ). Dos buenos jugadores pero no para el Barça. Alfonseda era mejor. Pero basta que lo hubiera apoyado Buckingham (como a Martí Filosía) para liquidarlo. Una pena y una injusticia.

Ha habido otros extremos, uno de gran rentabilidad, Carrasco, forjado en la cantera, pero Carrasco era de todo, como Rexach, pero no tan cobarde, pero tampoco era propiamente un extremo. Era Carrasco. Jugaba a su antojo. Duró años y pudo durar más.

Simonsen fue eficaz durante dos años, pero tampoco era propiamente un extremo. Técnicamente mejor que Pedro y otros muchos, pero su habilidad duró lo que los defensas contrarios tardaron en cogerle la horma. Lo mismo puede decirse de Marcos Alonso, que fue lo que fue durante el tiempo que estuvo Maradona y vivió otro tiempo de aquel golazo de cabeza al Madrid en la final de Zaragoza.

Cruyff jugó sin extremos. Begiristain jugaba a lo que ha jugado toda su vida: a no mojarse. El día que se mojaba le sacaba rentabilidad cinco meses. Stoichov no era propiamente un extremo, era un azote de las defensas contrarias. Cuando le llegaba el balón ponía la directa y se llevaba todo lo que encontraba por delante. Pero le dió un rendimiento fabuloso al Barça. Tenía bravura en el Camp Nou y fuera del Camp Nou. Talento no, pero a cojones nadie le ganaba. Cruyff se lo tuvo que tragar, porque se inventor fue Minguella. Las cosas como son. Cruyff sólo utilizó las bandas para hacer fracasar a Gary Lineker primero y a Julio Salinas después.

El mejor extremo de los últimos años, sin discusión, Luis Figo, pero su "traición" (consentida y avalada por Gaspart) lo convirtió en innombrable. El tiempo todo lo cura. Pero pasó de ser un héroe a un villano. Alguna prensa que yo me sé (y usted también) colaboró en que se le odiara pero lo cierto es que, al margen de su error, Gaspart tuvo más ganas que él en que marchara. Gaspart lo que quería era trincar la pasta de Florentino y vendernos a Overmars como el mejor del mundo. Que durante unos días en su vida lo fue pero se pasaba el día o lesionado, o con dolor o con gripe.

Y Rivaldo tampoco ha sido extremo. Ha sido un excepcional delantero, sin prensa y sin apoyos de ningún tipo. Van Gaal lo envió a la banda para amargarle. Cuando el brasileño se cansaba del técnico y no le hacía caso y se movía a su aire, era un jugador extraordinario. Pero le amargaron la estancia, unido a su carácter introvertido.

Giuly cumplió el tiempo que estuvo. Era como Pedro, pero francés. Y si Pedro tiene a Messi, Giuly tenía al mejor de los Ronaldinhos que le mandaba pases desde cuarenta metros con todas las ventajas para él. Y bien que los aprovechaba.

Hoy tenemos a otro francés, Henry pero que desde que dejó el Arsenal hemos dejado de verlo salvo en tres o cuatro partidos en tres años. Poco, muy poco, para lo que cobra. En cambio, Pedro que cobra la propina de lo que percibe el galo, rinde más, mucho más, infinitamente más. Y para mi, como he dicho, es el más parecido a Justo Tejada que le dió un rendimiento fenomenal. Parecía que no estaba pero cuando se perdía un gol allí estaba él.

Pedro lleva su camino. Falta saber si tendrá la continuidad o no de Tejada. Y si seguirá marcando goles o no. Este tipo de jugadores necesitan del gol como el aire que respiran.

De momento, Laporta y la directiva se lo tienen que tragar. Descubierto por Colomer y potenciado por Guardiola es un cóctel que indigesta a los que todavía mandan. Pero en algo tienen que tragar.