domingo, 24 de febrero de 2008

Menos que un presidente.

Laporta ha dicho que "Si el Barça es más que un club, Messi es más que un jugador". Una memez más. No se le puede decir a un futbolista/a una persona de veinte años, que es más que los demás. Por bueno/muy bueno que lo sea. Que lo es. Un presidente no es elegido para estas cosas. Y menos para otras que tienen todavía peor olor.
Como, como por ejemplo, la penúltima.

Dicen que JL ha utilizado un avión privado, de seis plazas, para viajar, ida y vuelta, Barcelona-Glasgow-Barcelona, argumentando que a la mañana siguiente tenía una importante reunión en su despacho particular.

Si lo ha pagado de su bolsillo, nada que objetar. Allá él con sus grandiosidades. Pero si lo paga el club, ay, amigo, ya no es lo mismo. El club no está para estos dispendios. Puede pagar, si los socios quieren, comilonas de diez estrellas. Pero por mucho Barça que sea, no creo que lo socios paguen aviones privados para los asuntos personales/particulares de sus dirigentes.

Hasta ahí podíamos llegar.

Nos gustaría que JL dijera, públicamente, con facturas en mano, quién ha pagado ese viaje. O que lo diga el RACC, la agencia que sirve al club. Simplemente, lo queremos saber.

Los dineros del Barça son de los socios, y a los presidentes se les elige para administrarlos bien, adecuadamente. No para administrar despachos o caprichos ajenos.

Queremos saber si el viaje que ha hecho JL, acompañado de su jefe de prensa, ha sido por su cuenta, o con cargo al club. Lo queremos saber. Pero no de boquilla. Con documentos. Y si presidente calla, alguien tiene que hablar. Los directivos están para algo. No están únicamente para acudir al palco y presumir de ello. Están, también, para defender los intereses del club/ los intereses de los socios. No hay silencio que valga. Alguien/alguno, aunque sólo sea uno, tendrá dignidad.

Si JL calla, malo. Pero si los directivos, callan, peor. Serán, además de directivos, cómplices.

En cinco años que JL lleva como presidente han pasado muchas cosas. Demasiadas. Unas peor que otras. Ya es hora de exigir claridad y transparencia. El Barça no es un guiñol. El Barça sí es, dice la historia, más que un club. No queremos futbolistas que sean más que futbolistas. Queremos presidentes que sean presidentes y directivos que sean directivos.

Lo que no quieren los socios, es que el club huela mal. Y menos, por arriba.