martes, 5 de febrero de 2008

Laporta, en "59 mentiras".

Ahora, como "El Rondo" ya no está en TVE, Joan Laporta ha vuelto a la que ya vuelve a ser su casa (como lo fue hace unos años hasta ser elegido presidente del Barça). Regresó, casi bajo palio, a un esquema de programa de corte político, "59 segundos", como anticipo de ese futuro político con el que sueña. Y, además, la invitación era en la tele de Sant Cugat, a cuatro pasos de donde dicen que vive.

Todo, pues, quedaba en casa. No iba, pues, al matadero. Todo lo contrario. Era ya conocedor que allí le aguardaba la eterna sonrisa/sonrisa de María Casado y que no estaban gentes como Miguel Rico (la estrella caída de La última), ni Andrés Astuells (aún con medio riñón), ni Manuel Trallero (la columna que no lee), ni tan siquiera Jorge Javier Vázquez, ahora en el paro.

Sabía que, de tomate, nada de nada. Como, naturalmente, no lo hubo.

Y es que la tele le hizo un traje a su medida. Dos directores de diarios deportivos (Nolla/Vehils), que para seguir siendo directores y gozar de las promociones venideras tienen que incordiar lo menos posible al repartidor-del-bazar. Un ex del "Avui", Vicent Sanchís, cuando podían echar mano del director titular (Xavi Bosch), pero con el riesgo de que a a éste le saliera su vena de socio/socio. Un periodista economista (Ureta), que conoce tanto los poderes que se dedica a señalar pero no a golpear. Y dos mujeres. Dos mujeres que, evidentemente, no iban a ser ni Cristina Cubero, ni Pilar Calvo, no se fuera a resfriar el presidente. La cuota femenina estaba representada por una barcelonista de siempre (Magda Oranich), cada vez más preocupada porque el Barça sea una ONG que un club de fútbol. Y Pilar Rahola, cada vez más conservadora, y ya no digamos si quien tiene enfrente es Jan. La propia Rahola lo escribió un dia en El País:

"Joan Laporta i Estruch, conocido entre nosotros como Jan, forma parte de lo mejor de mi vida robada a la vida. Perdonen la confidencia. Quiero decir que Jan es uno de esos amigos de verdad surgido en algún momento lejano del pasado y proyectado para siempre en los deseos del futuro.". Y la Rahola añadía: "No soy objetiva con Jan Laporta. Mi estima profunda por el amigo, mi respeto por el dirigente nato que siempre ha sido, mi admiración por el hombre brillante que es me obligan a mirar desde una lupa distorsionada, la lupa de la subjetividad."

Con estos precedentes asistimos a cualquier cosa, menos, claro, a un debate. Sólo faltaban Cruyff y el de los fogones del Majestic.

Por si los ingredientes no fueran suficientes, la presentadora sonriente, la Casado, le dió las gracias por su presencia "al ser una persona tan cara de ver". Y es que esta chica, con tanto puente aéreo, debe ser la única persona que no ve/lee/y escucha al presidente que más ha salido en los medios de comunicación en los últimos cinco años. Ya sólo le falta aparecer en el spot de Natillas, lo que no es descartable a este paso.

¿Qué quieren qué les diga de esta farsa televisiva?. ¡¡¡Si el propio Laporta se despidió del programa diciendo que "me lo he pasado muy bien"!!!. Cuando un personaje acude a un debate periodístico y se despide de esta manera, sobra cualquier comentario.

Las mentiras-respuestas a las preguntas-adornadas, fueron las de siempre: la economía una maravilla/el equipo una maravilla/el entrenador una maravilla/los jugadores una maravilla que "hasta hablan y entienden catalán, como Ronaldinho".

Tuvo interés en subrayar las grandes virtudes de Angel María Villar, "un presidente neutral, del Athletic". Y hablando de neutralidad dijo que en las elecciones no será neutral, apoyará a uno de los suyos, es decir, como los presidentes de países banareros que quieren decidir quién será su sucesor, olvidándose de aquella carta que Enric Llaudet, como ex presidente y ex socio del club, escribió en "La Vanguardia" poco antes de morir en la que le decía "que no se olvide que somos algo más se setenta mil los socios que no le hemos votado".

Y para que el debate pareciera que era un debate, hasta salió el nombre de Sandro Rosell. Pero su respuesta, fue el disco rayado de siempre: "inmadurez y resentimiento".

En fín, un "59 mentiras". Un masaje completo, en el que sólo faltaba la Preysler para darle el toque filipino.

Lo único bueno del "59 segundos" de ayer es que el barcelonista auténtico/universal, llegaba después en el Plus: Pau Gasol. Si no es por esto, al patriota catalán y a la televisión sólo lo aguantan Godall, Soriano, Perrin, Murtra, Thuram, Ezquerro y Thierri Henry.

Ni Rijkaard, ni Ronaldinho, ni Deco, ni Márquez. A esas horas, no estan para esos coñazos.