domingo, 21 de marzo de 2010

La putada de Ibrahimovic a Messi

Lo que hemos visto en un mismo partido, no sé vive cada año. La doble cara del fútbol, la doble cara de la vida. Vivir la noche más esplenderosa de un futbolista (Lionel Messi) y la más aciaga de otro (Zlazan Ibrahimovic). Cómo cada vez que el balón era controlado por el pequeño argentino se convertía en una tremenda jugada, en todo un arte de saber jugar y además saber golear. Tres goles insuperables/inmejorables. Mientras Messi deleitaba una y otra vez, viéndole hacer con el balón lo que parece imposible en posible, junto a él, veíamos la otra cara de la moneda. Cómo un delantero tan alto como la luna, fichado como una estrella, a golpe de talonario, con el sello de recomendación de Txiki, demostraba la nulidad integral de un ariete. Cómo fallaba un gol tras otro, un gol cantado tras otro. Y junto a sus lamentables fallos, el mayor grado de egoismo visto en un profesional: querer marcar un gol a costa de lo que fuera, a costa del récord de un compañero generoso: lanzar un penalty que le habían hecho a Messi y que por muy generosa que fuera la acción del argentino dejándole el balón para que lanzara la pena máxima y resarcirse así de su noche más negra, si Ibrahimovic tuviera un mínimo de generosidad, un mínimo de compañerismo, se hubiera negado a ejecutar el penalty para que lo lanzara Messi y de esta manera, de marcar un nuevo gol que hubiera sido el cuarto, el pequeño pero grandiosísimo delantera habría vivido su noche más grande: cuatro goles en un partido y cuatro goles en campo contrario. Todo un récord para un jugador que a sus 22 años 6 meses y 23 días ya se había convertido en el futbolista más joven en alcanzar los cien goles en el Barcelona.

En La Romareda, Messi pudo marcar cuatro goles y sólo el egoismo y la putada de un compañero se lo privó y nos privó a todos de ver algo inusual en el fútbol. Si la memoria no me falla, sólo he visto en una oportunidad a un futbolista marcar cuatro goles como visitante: al yugoslavo Pantic en un Barça-Atlético de Madrid de Copa. Cuatro goles que paradójicamente no le sirvieron a su equipo para ganar, pues el vencedor de ese espectacular fue el Barça que marcó cinco goles en una noche mágica.

Ayer tuve oportunidad de ver repetida la acción por un grandioso futbolista, también en campo contrario pero en esta ocasión vistiendo la zamarra blaugrana. Pero el egoismo de un mal compañero, no los impidió. Fue una putada. Una putada para Messi y para todos cuantos vimos ese partido con la doble cara del fútbol y de la vida.