lunes, 29 de marzo de 2010

Diecisiete personas sin dignidad

Artículo publicado en el semanario Gol (29-3-2010):

Diecisiete personas sin dignidad

20 de mayo de 1996. El entonces vicepresidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Gaspart es entrevistado en el programa “L´última jugada”. Se le pregunta por los motivos del cese del entrenador Johan Cruyff, el vicepresidente desvela a toda la audiencia los motivos que llevaron a cesarle de forma fulminante: “Johan empezó a insultarme a mí, al presidente, y a la junta directiva. Me dijo que Dios nos iba a castigar y que ya lo había empezado a hacer llevándose a la nieta del presidente”.


Efectivamente, hacía poquísimo tiempo que Josep Lluís Núñez había enterrado a su pequeñísima nieta. Una persona como esa, capaz de decir lo que dijo, demostrando no tener ningún tipo de principios morales, ¿puede ser designado Presidente de Honor del Fútbol Club Barcelona?

Si después de decir lo que dijo y si más tarde es capaz de llevar al club ante los tribunales, ¿puede ser nombrado Presidente de Honor?

Si una persona como ésta es capaz, durante casi treinta años, de no ser socio de la entidad, ¿puede ser Presidente de Honor?

Si una persona como ésta, que sin ningún tipo de escrúpulos ha participado, de una forma u otra en distintos procesos electorales de la entidad, favoreciendo a unos candidatos en contra de otros, desde Ferrán Ariño a Joan Laporta, desde Josep Lluís Núñez a Lluís Bassat, ¿puede un presidente y una junta directiva como la actual, a dos meses y medio de unas elecciones, tomar la decisión de adjudicarle el reconocimiento de ser declarado Presidente de Honor?

¿Puede un presidente y todo un consejo directivo, sin exponérselo a los socios en una Asamblea tomar una decisión cómo ésta de equiparar a un ex jugador y ex entrenador que constantemente ha dividido la opinión del barcelonismo ser equiparado al fundador y cinco veces presidente del club, Joan Gamper, hasta ahora el único Presidente de Honor en ciento diez años de historia?

¿Se puede declarar Presidente de Honor a una persona que actuó activamente en un movimiento oposicionista como el Elefant Blau?

¿Se puede nombrar Presidente de Honor a una persona que, desde la Cope a El Periódico, pasando por Marca y/o La Vanguardia, ha utilizado el privilegio de esas tribunas para presionar/censurar/criticar a jugadores y dirigentes?

Me parece una vergüenza, una auténtica estafa, al sentimiento de millones de barcelonistas a lo largo de toda su historia.

Es conveniente, saludable e higiénico, para la memoria popular barcelonista, que registremos para la eternidad los nombres de estas diecisiete personas que el pasado viernes fueron capaces de tomar la peor decisión que en ciento diez años de historia ha sido capaz de decidir un Consejo Directivo. Estas diecisiete personas, con el todavía presidente Laporta a la cabeza, son éstas: Jaume Ferrer, Joan Boix, Rafael Yuste, Albert Perrín, Josep Cubells, Xavier Sala Martin, Alfonso Castro, Jacint Borrás, Josep Antón Colomer, María Elena Fort, Jordi Torrent, Patrick Auset, Xavier Bagués, Josep Ignasi Macía, Magda Oranich y Alfóns Godall que si bien no estuvo presente en la junta se sumó y se solidarizó con esta unánime decisión.

Es bueno, repito, que todos nos aprendamos de memoria los nombres de estos diecisiete personajes que han sido capaces de firmar, de forma unánime, una noticia inmerecida para el sentir de la mayor parte de barcelonista, y aunque fuera tan sólo de una parte de la sociedad blaugrana.

¿Qué meritos ha contraído Johan Cruyff para que, como decía, se le equipare al fundador del club Joan Gamper?.

Aquellos que dicen que Cruyff es al Barça lo mismo que han sido Bobby Charlton al Manchester United, Di Stéfano al Madrid, Beckenbauer al Bayern Munich, les puedo decir, con todos los respetos (porque algunos de los que lo han dicho me lo merecen) que no se puede seguir engañando a más generaciones con lo que Cruyff hizo como jugador blaugrana. Y no se puede decir mintiéndoles porque finalmente, muchos de los que no vivieron aquélla época, pueden llegar a creer que el holandés ofreció al club lo que aquellos dieron a sus clubs. No hay mayor mentira que ésta. Y ahí están miles y miles de barcelonistas que vivieron aquellos años setenta para testimoniar lo qué hizo en su etapa de jugador. El Barcelona le pagó durante cinco años lo que ningún otro jugador del mundo cobró. Y además lo cobró por jugar un año (con generosidad) y pasearse durante cuatro años. Todo lo que Cruyff hizo como futbolista lo hizo en el Ajax. Y lo que hizo en ese club sí es comparable a otras estrellas mundiales. Pero no en el Barça.

Dice Jaume Roures, un hombre muy/muy vinculado al holandés, que Cruyff “nos cambió la mentalidad cuando vino a jugar y a entrenar”. Desconozco a qué tipo de mentalidad se refiere el hoy magnate de Mediapro (una de las productoras más favorecida por los poderes públicos), si a la comercial o a la deportiva. Porque el Cruyff que yo conocí como jugador azulgrana fue un engaño para todos. Y hablo con conocimiento de causa. Lo que sucede es que cuando Cruyff fichó por el Barça, el club llevaba trece años sin ganar una Liga y se le mitificó. Pero habría que explicar también porqué el club estuvo tantos años ayuno de títulos. En primer lugar, porque el presidente de aquella gran travesía, Enric Llaudet, recogió una herencia ruinosa. Más ruinosa, imposible. Miró-Sans, ciertamente, había dejado un estadio nuevo (el Camp Nou) y una etapa de títulos con Helenio Herrera. Pero no es menos cierto que había dejado una deuda tan extraordinariamente monumental que nadie conocía. De todos era conocido que el club estaba endeudado por la construcción del campo, pero no en la cuantía que se encontró Llaudet y tuvo que lidiar, pero no sólo con esa descomunal deuda, sino con otros millones de deudas (sin justificar) que aparecieron por los cajones cuando tomó posesión, aunque ya en parte le había informado el presidente accidental Juliá de Capmany, de ahí que se tuviera que vender, por el precio récord de 25 millones de pesetas a Luis Suárez al Inter., en contra del sentimiento del propio Llaudet. Pero no había otra alternativa. No sólo no había un solo duro en caja cuando llegó sino que los proveedores apremiaban. ¿Cuánto dinero, de su propio bolsillo, a fondo perdido puso Enric Llaudet en el FC Barcelona durante aquellos años? Es probable que nos asustáramos de tanta generosidad, como de la generosidad que tuvo con su predecesor al no explicar públicamente las desagradables sorpresas que encontró. (Miró-Sans, antes de verse obligado a dimitir, intentó malvender el viejo campo de Les Corts al Ayuntamiento por 60 millones de pesetas, cuando su valor multiplicaba por cuatro veces la cantidad, y afortunadamente en el consistorio se encontraba un extraordinario barcelonista, Narcís de Carreras, que se negó a redondo a firmar esa operación).

Pero es que además de esa ruina económica con la que se encontró Llaudet, no contó con otro imprevisto determinante: la ralentización por parte del Gobierno de Franco en recalificar los terrenos del viejo campo de Les Corts, y mientras no hubiera recalificación no había salida económica…y mientras el Barça estuviera asfixiado económicamente sus posibilidades de competir se reducían, lo que satisfacía a los poderes de la época (algunos de ellos, además, eran firmes partidarios de que Barça y Español compartieran el Camp Nou, a lo que se negó radicalmente el presidente barcelonista, para de esta manera auxiliar financieramente al club blanquiazul posibilitándole también la recalificación de Sarriá) Fueron tantas y tantas las piedras que se le pusieron en el camino al Barça de Llaudet que explica esa ayuna de títulos. Y si a ello le añaden que durante la década de los sesenta y en los primeros años de los setenta, se conocieron y vivieron los peores arbitrajes que recuerda el club (peores aún que en los años cuarenta ) se entenderá el porqué de esa larga agonía. A Llaudet, además, le prometieron reiteradamente la apertura de fronteras, lo que nunca se cumplió, algo que también lo tocó vivir a Narcís de Carreras y a Montal en sus primeros años de presidencia.

Cuando, ¡por fín!, se abrieron las fronteras y el Barça pudo contratar a Cruyff, en aquellos momentos, una de las estrellas más grandes del panorama futbolístico, el Barça vivió un primer año espléndido. Ya antes de su llegada y del fichaje del técnico holandés Michels, el Barça estuvo a punto de ganar la Liga con el entrenador Vic Buckingham (con ocho catalanes titulares) y que perdió en la última jornada al empatar y no poder vencer en el campo del Atlético de Madrid. Sin algún vergonzoso arbitraje que sufrió el equipo, sobre todo en campo contrario, aquel equipo de Buckingham (y Martí Filosía) habría conquistado el campeonato. Ganó la Copa, pero le robaron la Liga, la que habría sido la primera de la época de Agustí Montal i Costa.

Rinus Michels, estropeó aquel formidable equipo. Hundió por vida a Martí Filosía, un jugador tan excepcional como incomprendido, llegó a cuestionar a Marcial y Rexach, obligó a emigrar a García Castany y Alfonseda dos grandiosos valores de la cantera, y se entregó de cuerpo y alma a los caprichos de Johan Cruyff que se había metido a la afición en el bolsillo con sus actuaciones en el Camp Nou, pero ya discutibles en campo contrario en esa misma exitosa campaña. Fuera eran Asensi, Marcial, Sotil y Juan Carlos los que daban la cara. Aún recuerdo, como si fuera ayer, el recital de Marcial en El Molinón ante el Sporting de Gijón, autor de tres goles, la tarde que matemáticamente se ganó la Liga. Todos los honores de aquel año fueron para Cruyff cuando ya aquella su primera temporada comenzó a preocuparse tanto de los asuntos comerciales como los futbolísticos. Fui el primero en contratarle para narrar su vida en exclusiva para la entonces Radio Peninsular (ciento cincuenta mil pesetas por tres horas de grabación en su casa) y rápidamente comenzó a sumar contratas: calzoncillos Jim, pinturas Bruguer, primero con él y después con su esposa….Y así sucesivamente. El fútbol ya pasaba a un segundo término.

Convenció a Michels para el fichaje de Neeskens, lo que supuso el injusto sacrificio de Sotil. Es cierto que las autoridades habían prometido una nacionalización más rápida del peruano, pero hasta que se hubiera logrado el requisito democrático, el que debía esperar era Neeskens, no Sotil.

Cómo tras aquella primera Liga, Cruyff bajó su rendimiento de una forma alarmante, especialmente en campo contrario, Michels fichó un extremo del Mallorca, catalán de Montcada i Reixach, Pérez, cuya virtud principal era su voluntad de hierro, para compensar las lagunas que se producían en el equipo por la falta de entrega y de entusiasmo de Cruyff, especialmente en.campo contrario dónde ya comenzaba a dedicarse a sacar fueras de banda, e incluso córners, antes que pisar el área contraria.

Al cabo de un tiempo, cuando ya era de dominio que existían dos cruyffes, el de casa y el de fuera, el ídolo comenzó a desviar la atención hacia el banquillo cómo diciendo que con los métodos del entrenador no se podía jugar cómo se debía. Y, naturalmente, el técnico acabó siendo el sacrificado. Totalmente decepcionado con el rendimiento y la actitud del ídolo, Michels decidió poner punto final a su primera etapa. Se marchó en silencio, mordiéndose la lengua para no decir lo que pensaba y sobre todo para no perjudicar a la entidad. Hay que decir que con Michels se podía estar de acuerdo o no, pero no se le podía negar sinceridad y profesionalismo. Y ya no le habían gustado al técnico otras actitudes del jugador, al margen del terreno de juego, como su continuada presión sobre la directiva, tras la conquista de la primera y única Liga de esos cinco años, jugando constantemente a “si me voy, si me quedo” para lograr nuevas mejoras de contrato, con la siempre inestimable colaboración de su representante, asesor, intermediario y suegro, Cor Coster.

Es evidente que la directiva, a pesar del gran bajón que el delantero dio en su rendimiento, aún consciente de que había dos actitudes del jugador, la de casa, ante la afición, y la de fuera que no veía la afición, quería que el jugador siguiera vistiendo los colores de la entidad. Pese a todo, que no se marchara y se cedía ante todo, caprichos incluidos..

( No olvidemos que por aquellos años, la retransmisión de un encuentro televisado era casi excepcional. Se transmitían partidos pero a todos los clubs de primera se les transmitía por un igual el número de partidos. Así, pues, la afición barcelonista sólo veía de ciento en viento, una actuación de su ídolo fuera de casa.)

Entonces, el Barça, aún consciente de estas limitaciones, quiso una nueva disciplina en la plantilla profesional. El estado físico de alguno de ellos era lamentable, incluido el del propio ídolo, capaz de fumarse su “camel” en el propio vestuario, le gustase o no al entrenador de turno. Cansados pues de esta indisciplina, liderada por el propio líder del equipo, más preocupado por sus ingresos extradeportivos que por su rendimiento, el club contrató los servicios de un entrenador alemán muy exigente, Hennes Weisweiler y, con él, los servicios de un preparador físico (Drygasky) por vez primera en la historia.

Lo primero que hizo Weisweiler sólo llegar al club, fue mantener una reunión con Cruyff. Quería que el jugador se implicara en el nuevo proyecto y como líder del equipo y jugador mejor retribuido, se pusiera al frente de esta nueva disciplina. Cruyff dijo que sí…pero al comprobar los primeros entrenamientos y las exigencias del técnico y del preparador físico, aquel compromiso adquirido con el entrenador rápidamente pasó a mejor vida. Cuando no le dolía una cosa, le dolía otra, con tal de entrenar a bajo rendimiento, y en los partidos de campo ajeno el rendimiento no varió lo más mínimo. Hacía alguna que otra jugada en el Camp Nou, pero en campo contrario el Barça jugaba con diez jugadores. Al igual que Michels había hecho anteriormente echando mano de un delantero luchador, el citado Pérez, el alemán acabó imitándole, echando mano de un joven extremo de la cantera (Paco Fortes), luchador como pocos, para que se multiplicara en el campo para compensar la falta de trabajo del líder. La tensión entre Weisweiler y Cruyff era cada vez mayor, y ya no únicamente por escaso rendimiento, sino porque pasaba también del trabajo en los entrenamientos, y el entrenador ya estaba cansado de escuchar las quejas del preparador físico Drygasky que decía que el ídolo era un mal ejemplo para los compañeros por su desidia y prepotencia. Total: cansado Weisweiler de la indisciplina del jugador, en un partido de Liga en el campo de Sevilla, por vez primera el entrenador decide sentar al jugador en el banquillo en el minuto setenta del encuentro, perdiendo el Barça 2-0 y la salida del terreno de juego de Cruyff fue tan/tan desafiante, que todos los que estábamos en aquel partido pensamos que era el final de…Wieisweiler. Y así fue. La directiva intentó arreglar la situación entre el técnico y el jugador, pero no sirvió para nada. Cruyff se quejaba (hipócritamente) de la falta de diálogo por parte del entrenador, y amenazó –nuevamente- con marcharse del club. Cor Coster viajó a Barcelona para arreglar la situación, que no era otra que pedir, bajo presión, la destitución del entrenador…y sino el jugador decía adios. Weisweiler, ya cansado de todo, por vez primera alzaba la voz públicamente: “Mi paciencia tiene un límite”. Y el límite fue su marcha. Y con él, a los pocos días, el preparador físico Drygasky también totalmente decepcionado.

Vino una época de transición, con Laureano Ruiz (el técnico que había hecho del equipo juvenil, año tras año, el mejor conjunto de España año ). Laureano intentó apaciguar el fuego y contar con Cruyff pero era incorregible. Hacía un partido bueno y desaparecía tres.

La directiva estaba desesperada. No sabía ya qué hacer. Se pensó en la recuperación de Michels, pero no era fácil. Pero se intentó el imposible. Para ello, antes, Cor Coster había sondeado al técnico, haciéndole ver que con su regreso, la actitud del jugador variaría y sería nuevamente el jugador del Ajax y del primer año en el Barça. Hubo un encuentro secreto entre Cruyff, Coster y Michels en Aiguafreda y tras aquel pacto, Michels regresó nuevamente al club para dirigir al equipo. Pero nada. Lo de siempre. Tres partidos en el Camp Nou y nada de nada en campo contrario.

Resumiendo: cuatro años de rendimiento nulo, cobrando más que nadie en el mundo.

Después de ese período, llegaron las elecciones y Cruyff, sin derecho a intervenir en ellas, hizo unas manifestaciones en las que descalificó al favorito de entonces, Ferrán Ariño, con lo cuál (apoyado en sus declaraciones por Rexach) ponían una alfombra al triunfo de Núñez.

Ariño, al margen de sus propios errores (dejarse politizar la campaña) nunca ha olvidado, ni olvidará, la mala actitud de Cruyff.

Hubo una segunda etapa de Johan Cruyff en el club, esta como entrenador. Una etapa en la que se conquistaron cuatro ligas (tres de ellas que perdieron en la última jornada los aspirantes, en dos ocasiones el Madrid y una el Deportivo) y se ganó por vez primera la Copa de Europa. Éstos títulos taparon todo, pero no se ha escrito todavía con pelos y señales quienes fueron los autores de aquel proyecto, al que no son ajenos Luis Aragonés, Carles Rexach y Javier Clemente que fueron los que recomendaron el nuevo equipo que se reconstruyó tras el motín del Hesperia.

Tampoco se ha dicho, con pelos y señales, que tuvo que hacer Josep Lluís Núñez para que Cruyff pudiera entrenar al Barcelona, con una orden judicial de detención en caso de pisar tierra española. Núñez tuvo que tapar todo lo que el ex jugador había dejado al descubierto tras su marcha. Pero no vamos a seguir por ahí. Y le vamos a reconocer aún y todo la autoría del Dream Team, pero tampoco vamos a entrar quién se cargó aquel equipo para dar entrada a sus…familiares. Después de ser cesado fulminantemente como entrenador, hay unas palabras de Núñez en las que dice: “Tenía un gran equipo. Pidió la sustitución de Zubizarreta para fabricar un portero suplente, un familiar. También fabricamos a su hijo para que pueda jugar, y no tengo nada con él, aunque mande más que los entrenadores. Para que jugara su hijo –añadió Núñez- tuvimos que cargarnos a Laudrup, a Salinas, a Romario….”

No vamos a hablar ya de sus caprichos a la hora de fichar, desde Romerito, un paraguayo ya de vuelta de todo que había jugado con él en la Liga americana, a la contratación de la delantera que bajó al Español a Segunda División, pasando por los ya devaluados Hagi, Prosinecki…hasta lo que le hizo a aquella joven promesa Goran Vucevic al que una actitud dictatorial mandó bajar del autocar.

Termino. Cuando el todavía (increíblemente) director general del club, Joan Oliver anunció públicamente el porqué la junta directiva había decidido el nombramiento de Johan Cruyff presidente de honor del club, argumentó que por ser el autor del modelo deportivo que tantos éxitos ha proporcionado el club. Vamos a ver: al margen de que es una bofetada moral desde Rijkaard a Guardiola, pasando por Ronaldinho, Messi y toda la cantera, no se puede aportar mayor cinismo a una decisión y a una explicación. ¿Es que el Barcelona, desde su fundación, ha jugado al antifútbol? ¿Es qué no saben lo qué hicieron aquellos equipos campeones capitaneados por los Alcántara, Sagi Barba, Piera, Samitier…? ¿Es que no existió aquel extraordinario conjunto, liderado por Ventolrá y Balmanya entre otros, que tuvo que exiliarse por la guerra civil española? ¿ Qué no maravillaron aquellos equipos dirigidos por Samitier y Enrique Fernández en los años cuarenta que ganaron tres ligas, bajo el franquismo más duro? ¿Qué nos olvidamos lo que contribuyeron al espectáculo gentes como Basora, César, los hermanos Gonzalvo y/o Ramallets, Biosca o Seguer? ¿Qué olvidamos los recitales del más extraordinario extranjero que ha tenido el club, Ladislao Kubala? ¿Qué pasamos por alto los años de extraordinaria fantasía que nos brindaron los Eulogio Martínez, Evaristo, Kocsis, Luis Suárez capitaneados por el grandioso Juanito Segarra? ¿ Qué no existieron, en los años de la sequía financiera y los arbitrajes desdichados las muchas tardes que, pese a todo, nos ofrecieron Julio César Benítez, Josep María Fusté y/o Chus Pereda…? ¿ Es que Schuster y/o Maradona, Venables y/o Menotti, con todos los defectos, no imprimían un modelo de juego de extraordinaria calidad? ¿Nos hemos olvidado ya, que al margen de los errores personales de aquellos dos monstruos –Schuster y Maradona- fueron víctimas de la cacería de Goicoetxea y el argentino además de una hepatitis? ¿No existió la etapa de Vic Buckungham uno de los mejores técnicos que ha tenido el club y que con ocho catalanes en la titularidad del equipo perdió una Liga en el último minuto y tras una persecución arbitral…? ¿Seguimos…?

¿Es qué en ciento diez años de vida no ha habido otro jugador, otro entrenador, otro “modelo” que el de Johan Cruyff en el club?

Me parece una vergüenza. Una auténtica vergüenza lo que se ha hecho con la historia del club. Y la culpa, la responsabilidad, hay que buscarla en el presidente y en los dieciséis directivos que han firmado ese fraude a la memoria popular del Fútbol Club Barcelona sin contar para nada con la voz y la opinión de los socios. ¿Es ésta una decisión cómo para sentirse orgulloso de ella?

Apaga y vámonos.