jueves, 20 de diciembre de 2007

Ronaldinho, el espectáculo.

Desde hace meses, Ronaldinho es el pim, pam, pum de todos. La mayor parte de periodistas no tiene otra obsesión que ver al gaucho fuera del equipo, en el banquillo, humillado. Han sustituido los muñecos de Luis, Capello, Mourinho, por el del brasileño. Hay, además, una gran unanimidad en el acoso y derribo. Parece que hay consignas desde un hotel-restaurante de Passeig de Grácia, que para contentar las buenas minutas que dejan los directivos del club, machacan al futbolista como si fuera un huevo estrellado.

Pocos salen en favor del mayor ídolo que ha tenido el barcelonismo en el último medio siglo, desde la marcha de Kubala. Con qué ganas, con qué pasión, con qué rabia, destrozan al jugador. Antes pondrían de titular a la portera de Núñez que al brasileño. Qué ojeriza, Dios mío. ¿Se puede seguir así...?

Pocos, muy pocos salen en favor del jugador que ha cambiado el rumbo del club en los últimos años. Sólo he visto/escuchado/leído a compañeros como Messi, Deco, Gudjohnsen, Giovani, Zambrotta, mojarse en favor del compañero derribado. El resto, en silencio. No vaya a ser que salgan en defensa de él y se cabreen más Laporta, Soriano, Ingla y Echevarría, los primeros en traicionar al brasileño después de una gran cena en la que le prometieron contrato y felicidad de por vida.

De aquella cena, y de aquella promesa, nunca más se ha sabido.

¿Se imaginan por un momento este Barça sin Ronaldinho, Deco y Márquez y en vez de ellos Ayala, Albelda y Aimar, la famosa Triple A por la que suspiraban Cruyf y Txiqui...?

Aún están a tiempo de rectificar. Todavía es posible fichar a Albelda, despachado en el Valencia, y a Ayala-Aimar el Zaragoza los regala sin contraprestaciones.

No sé si Ronaldinho jugará o no contra el Real Madrid. Me imagino que sí. Hay que tenerlos muy bien puestos para dejarle chupando banquillo. Y no creo que nadie en el Barça, desde Laporta a Rijkaard, pasando por Txiki, tengan los cataplines suficientes como para dar ese paso.

Lo curioso del caso es que aún estando en horas bajas, Ronaldinho sigue siendo el segundo máximo anotador del equipo, detrás de Messi. Y casi sin jugar. Y los que dicen que lleva año y medio sin hacer nada, les recuerdo que en la pasada Liga, esa tan horrible, con Messi y Etoo fuera de combate por lesión varios meses, Ronaldinho no sólo tiró del carro, sino que aguantó el liderato varios meses y marcó 21 goles. Y no sólo a balón parado. Porque ahora resulta que es un delito marcar goles a balón parado, que es otra forma de criticar y machacar e intentar hundir al gran ídolo del barcelonismo de los últimos cincuenta años.

No hay compasión. Los enemigos del Barça no hay que buscarlos sólo a seiscientos kilómetros de la Plaça Catalunya. Aquí, en la propia casa y su entorno, están los peores. Y hasta que no vean salir por la puerta más pequeña del estadio a Ronaldinho no pararán. No es santo de devoción de todos ellos. De los que viven del cuento...y del no cuento.

!Pobre Barça! !Pobre Ronaldinho!