domingo, 1 de agosto de 2010

El "caso" Cesc

Muchos/muchìsimos quieren a Cesc Fábregas en el Barça. Sobre todo, periodistas y algunos de sus ex compañeros. Especialmente Piqué y Messi, con los que jugó, hace años, en las categorías inferiores del club. También se apuntan a su regreso otros compañeros de selección. Es decir: las voces más influyentes están por su regreso al club de sus amores, del que también es socio. Algo en su favor.

Ahora bien: de todos los que piden su vuelta, ninguno ha dicho. "Si hay que pagar algo para contribuir a su traspaso, yo me apunto". Este es otro cantar. Que venga, pero pagando otros, es más fácil sumarse al coro.

Me consta, también, que Pep Guardiola lo quiere mucho/muchísimo. Andoni Zubizarreta, el nuevo director técnico del club, ha dicho que a él también le gustaría, pero si no viene, en la cantera hay gente que viene pisando fuerte.

El presidente Sandro Rosell también lo quiere, pero lo quiere dentro de un dinero razonable. Rosell mira la pela. No es Gaspart ni Laporta que como el dinero teóricamente no era de ellos, pagaban todos los caprichos a precio de oro. El Arsenal de Wenger ha tenido en el Barça a lo largo de esta década un chollo. Más que un chollo. Gaspart trajo a Marc Overmars (40 millones) y Emmanuel Petit (15 millones). Y, además, naturalmente sus correspondientes contratos. Un ojo de la cara y algo más. Laporta no se quedó cortó. También picó en el anzuelo inglés. Fichó en la fase terminal de su carrera a Thierry Henry (24 millones, más sus ingresos por millonarios por cada una de sus tres temporadas, el mejor pagado). La operación Henry, entre pitos y flautas, se ha ido a los sesenta millones de euros. No contentos con lo pagado hasta la fecha al Arsenal, también se contrató a Alexander Hleb (15 millones de traspaso más su ficha anual que todavía estamos pagando porque sigue en el club). Rendimiento, menos cero.
El único rentable ha sido el defensa Gio, barato y eficaz.

Ahora, el Arsenal y Wenger desean que el presidente Sandro Rosell esté en la línea de Gaspart y Laporta. O sea: que pague lo que quieren ellos, no lo quiere el Barça. Así es difícil el entendimiento. Más claro: me temo que antes Rosell se quedara con las ganas, que con hacer el primo. Pagar más de lo que cree que debe pagar. Como dice Javier Faus, "a mi no me pillarás". Pues bien: aún deseando Rosell que Cesc Fábregas termine en el Barça, lo hará por el precio que determine él, no el Arsenal. Y menos mal/menos mal que en la negociación no entra Antoni Rossich pues si el nuevo director general opinara, ni cincuenta, ni cuarenta, ni treinta, ni veinte, ni diez: !uno de la cantera! Afortunadamente, Rossich sólo es director general (para muchos, demasiado a juzgar por las lágrimas que corren por los pasillos de las oficinas...)

Y el socio culé, ¿qué opina? Al fin y al cabo finalmente es quien paga. El socio, en general, dice que lo que haga Rosell estará bien hecho. Y aunque la mayoría de socios son "pro Cesc", esa misma mayoría no olvida que Cesc Fábregas hace siete años se marchó por pasta. "Si tan culé/culé es, que se hubiera quedado".

Cesc Fábregas, un magnífico jugador, se ha convertido en un caso. Y que sea un caso tampoco facilita las emociones presidenciales.