Se ha ido uno de los grandes comunicadores deportivos y no deportivos del país. Juan Antonio Fernández Abajo, un aragonés de Zaragoza, formado y forjado en Cataluña. No hace mucho tiempo perdió a su hermano José Luis, muy conocido en las retransmisiones catalanas por su popular "Con la verdad por delante". Pero José Luis, aún siendo un excelente radiofonista deportivo (transmitió algunos partidos por TVE) no alcanzó nunca la fama/popularidad/indiscutibilidad de quién nos acaba de dejar.
Juan Antonio Fernández Abajo ha sido uno de los grandes monstruos de la palabra. Sus defectos (que tenemos todos) hay que buscarlos fuera de los micros y platós. Retransmitiendo, tanto en radio como en televisión, fue un número uno. Yo diría que junto a Matías Prats (padre), Enrique Mariñas (padre), Miguel Angel Valdivieso y José Félix Pons, son las voces radiofónicas más sobresalientes que han dado las ondas deportivas españolas. De esa baraja de ases, sólo queda en vida Pons, que aún, de vez en cuando, pone voz en algún doblaje.
Esos cinco, tan diferentes los cinco, han marcado toda una época. Y no me olvido de los Miguel Ors/Joaquín Ramos/Guillermo Fernández/José Angel de la Casa. Pero aquellos cinco fueron punto y aparte. Como en catalán ha marcado (marca) toda una época Joaquín María Puyal, y en el fútbol-plus, Carlos Martínez.
Pero Juan Antonio Fernández Abajo fue más que un comunicador deportivo. Hizo todo tipo de programas. Deportivos y no deportivos. Fue, durante un tiempo, el compañero en las ondas de Marisol del Valle (la tía-abuela de la princesa Letizia) en la desaparecida Radio Peninsular, emisora en la que hizo de todo: magazines/concursos/y espacios de cine, una de sus grandes pasiones.
En Radio Nacional cultivó más el deporte. Estuvo presente en la etapa de oro del tenis español, la de los Santana/Arilla/Couder/Gisbert/Orantes, compitiendo también, con otro monstruo de la comunicación, Juan José Castillo. Uno en la radio y el otro en la tele. Curiosamente dos aragoneses de nacimiento que desarrollaron su extraordinaria profesionalidad desde Barcelona.
A Juan Antonio Fernández Abajo muchos le recuerdan también por haber dirigido y presentado en RNE, "Radio Gaceta de los Deportes", uno de los mejores programas deportivos/deportivos que ha dado la radio española y que ha mantenido con éxito y categoría Juan Manuel Gozalo, hoy en la creciente Radio Marca.
Pero Juan Antonio Fernández Abajo ha hecho otras muchas cosas más. Su imaginación/creatividad/ y talento, junto a la inquebrantable seguridad de su voz, su frialdad ante el micro y las cámaras de televisión, y el dominio del idioma español, le convirtieron en un icono de la comunicación.
Fue el introductor de la "moviola" en España, la repitición de las polémicas jugadas de los partidos del domingo. Antes de popularizarla Pedro Ruiz en el "Estudio Estadio" que dirigían Fernando Ors y Luis Prados de la Plaza, Juan Antonio ya la había puesto en marcha en "Más lejos", un espacio de deportes de la segunda cadena (La 2) cuando ésta cadena todavía no cubría todo el territorio español. Y lo digo con conocimiento de causa, porque estaba yo con él en Roma cuando vimos ese novedoso sistema en la RAI.
Fue también Director de Deportes de TVE durante la transición, con Rafael Ansón de director general. Ansón convocaba las reuniones a las ocho de la mañana, lo que era un suplicio. Ese cargo le creó los primeros problemas y enfrentamientos en la casa. Juan Antonio tenía un carácter muy especial, muy suyo, y se creyó que ser Director era ser quién unicamente mandaba, y eso nunca ha sido, ni es, ni será, en esa santa casa. Pero se lo creyó y fue un error.
Recuerdo que durante una estancia nuestra en Noruega, en un seminario de televisión a quinientos kilómetros al norte de Oslo, rodeados de renos por todas las partes, le dije que si quería seguir siendo responsable de deportes y hacer "cosas nuevas", tenía que dar un giro radical en su actitud ante otros jefes-de-por-vida y si no lo hacía le acabarían haciendo la cama. Él mantuvo su orgullo y no cambió, y naturalmente cayó del pedestal. El problema es que Juan Antonio, más que creerse a Ansón, se creyó al ministro de Información de entonces, Andrés Reguera Guajardo, que aunque era ministro, su auténtica pasión era el fútbol (fue presidente del Comité de Competición) . En una cena, el ministro Reguera le dijo: "Juan Antonio, tu adelante con todos tus proyectos, que aquí estamos para respaldarte". Y le hizo caso, pese a que esa misma noche, a la salida de Zalacaín, Rafael Ansón le dijo: "Aunque el ministro y yo te respaldemos, no olvides nunca que los ministros y los directores generales estamos de paso...".
Siguió erre que erre. Y es que a Juan Antonio Fernández Abajo, un profesional excepcional del micro, los platós de televisión le transformaron. Especialmente a raíz de que TVE le brindara la oportunidad de presentar "Tarde para todos" y "Siempre en domingo", dos programas ómnibus para toda la tarde del domingo, en una televisión que era única en el país. Aunque ya sabía lo que era la fama y la popularidad, tanto por sus retransmisiones como por otros espacios no deportivos que había presentado desde Miramar, aquellos dos culebrones de los domingos desde Prado del Rey le convirtieron en un personaje extraordinariamente popular. No podía ir a ningún sitio, acorralado por la popularidad. Cada domingo eran más de quince millones de espectadores los que le contemplaban.
Juan Antonio Fernández Abajo que parecía indestructible, fue destructible. Y el extraordinario comunicador y genio de la radio bien hecha y la televisión bien hecha (en blanco y negro y en color) cedió a la monstruosidad de Prado del Rey del Madrid maligno, olvidándose de sus orígenes en Passeig de Grácia y en Miramar donde construyó su extraordinaria profesionalidad.
Sobre este fenómeno de las ondas que nos ha dejado, podrían escribir algunas personas que bien le han conocido. Desde Jordi Arandes, el director que le dió las grandes oportunidades de su vida, pasando por José Félix Pons, compañero y amigo de tantas odiseas, vecinos durante años del mismo edificio de Passeig de Sant Joan.
De aquel póker de ases, ya sólo queda (y ojalá por años), precisamente José Félix Pons. Pero de JAFA nunca nos olvidaremos, porque comunicadores/presentadores como él, no nacen cada década.