miércoles, 8 de mayo de 2013

Puertas abiertas.

 El Barça, tiene sobre la mesa, tres -o cuatro-problemas sobre la mesa no generados por el club. Pero lo son. Ahí están. Uno, complicado: Vadés, porque el meta ya lo es por sí. No digiriò bien el ascenso juvenil de su gran competidor, Miguel Reina que era el llamado a la titularidad. Pero no lo fue porque acabó en el Villarreal (uno de los dos tenía que salir). Tuvo problemas con Van Gaal. Y los tuvo en la primera época de Rijkaard, porque no le gustó el fichaje de Rüstü. Pero el problema no era el turno. El peligro amenazante era Jorquera que hizo peligrar su titularidad. Después, con el propio Rijkaard se asentó. Su calidad se impuso a su difícil carácter. Pero Valdes ha sido tan bueno como difìcil de comprender. El anuncio de su marcha, casi en la clandestinidad, dejó sorprendidos a todos. Nadie ha entendido que no explicara los motivos. Ni siquiera que se confesara con el cuadro técnico. No ha dicho nada, como nada creíbles fueron sus palabras cuando se negó a ponerse el brazalete de capitán. Si se negaba, tenía que dar unas explicaciones convincentes y renunciar a ser uno de los capitanes.
Pero Valdés es así, aunque los socios no se lo merezcan.
Otro problema es Carles Puyol, hoy, con pie y medio fuera de la entidad. Incomprensible. Hace escaso tiempo renovó su contrato por tres años más. No puede tener quejar de la directiva (y no la tiene). El problema es que le sentó mal su suplencia ante el Milán y cree que aquella suplencia es un anticipo que le espera en el futuro. Por eso está cada vez más caliente su probable paso al club de Berlusconi especializado en recoger veteranos en fase terminal. Una lástima que Puyol se deje llevar más por el impulso de una mala digeridad suplencia que por la realidad. El Barça es su casa. Y lo iba a ser por vida. Y a veces, las rabietas, justas e injustas, acaban pagándose. Sin embargo, para salir, tendrá que negociar con el club de toda su vida. No tiene otra salida,
Otro problema es Abidal, no sé si él o su representante. El Barça le ha prestado todo el apoyo y más durante su proceso de enfermedad. Nada le ha faltado, incluido quedarse de por vida en el club, pero no en el césped. Y si es en el césped, negociando año a año. Pero, claro, el manager (como todos) quiere más, y más, y más. Y los socios, los buenos socios, quieren éxitos deportivos pero también se enorgullecen que las cuentas cuadren. Todo, es imposible.
Estos tres, Valdés, Puyol y Abidal, admirables durante años, se equivocan de sendero. Esperemos que no se equivoque un cuarto, Busquets. Estamos convencidos que él quiere seguir, no quiere errar y que su ambición es ejemplar. Pero Busquets tiene puesta la renovación en manos de su asesor, que es un buen barcelonista, pero a veces los asesores se olvidan de colores y sentimientos y se presentan a negociar como si el club con el que negocian fuera el peor rival.
Confíemos que no sea así. Que se negocie con sentido racional.
Pero el Barça ha sido, históricamente, un club de puertas abiiertas. A la fuerza nadie. Ni Samitier, el primer gran ídolo de masas. "¿Que Bernabeu te ofrece más? Pues ahí está la puerta. Ahora bien: por ser quien eres, si algún día reflexionas, estas puertas igual que se cierran se abren excepcionalmente",
Las puertas y las ventanas siempre hay que tenerlas abiertas. Se respira mejor.