jueves, 29 de noviembre de 2007

De Ronaldinho a...Messi.

La historia del Barça es la historia de cómo destruir sus ídolos, de acabar con sus leyendas. En su más que centenaria vida, los casos se suman. Pocos grandes ídolos se han salvado de la quema general. Hay, entre parte de sus socios y también de una prensa colaboradora, un gran espíritu de autodestrucción. Mantener un ídolo por mucho tiempo es imposible. Hay que derribarlo. Hay que destruirlo.

El primer gran ídolo que dejó escapar fue Ricardo Zamora. Ni él queria marcharse de Barcelona ni del Barça y ofertó a los dirigentes de entonces quedarse por menos dinero . Pensaron que ya tenían sustituto. Y se equivocaron. Le siguió su gran amigo y el mayor ídolo del barcelonismo del primer medio siglo del XX, Josep Samitier. Una serie de directivos le pusieron la proa por celos. No soportaban la fama y popularidad del célebre jugador y le hicieron la vida imposible hasta acabar en el Real Madrid.

En los años cincuenta se vivió la mayor división de las gradas que se conoce, entre los partidarios de Kubala y los de Suárez. Helenio Herrera lo provocó. Kubala pasó de ser el ídolo más querido y admirado por todos (causante real de la creación del Camp Nou) a ser humillado constantemente en el banquillo, especialmente en campo contrario donde prefería al leridano Ribelles que al húngaro. En opinión de HH, "Kubala y Suárez eran incompatibles en campo contrario". Los jugadores opinaban todo lo contrario. Pero la historia acabó con HH defenestrado del equipo, el presidente Miró-Sans -impulsor del campo- dimitiendo, Suárez en el Inter por 25 millones de la época (jamás se encontró su sustituto) y Kubala, tras aupar a Llaudet en la presidencia...como jugador y entrenador del Español.

Después de muchos años de sequía de títulos y sin otro gran ídolo que el uruguayo Julio César Benítez, al que la muerte se lo llevó en lo mejor de la vida, aterrizan en los setenta dos nuevos ídolos, el holandés Johan Cruyff -un genio- y un peruano, Hugo Cholo Sotil, cuyos nombres se convierten en la nueva bandera del barcelonismo, junto a los extraordinarios Marcial, Juan Carlos, Asensi, Rexach....Pero el gozo duró un año. Después del 0-5 en el Bernabéu y el título liguero, Cruyff se escondió para no volver a aparecer, Sotil fue defenestrado a la vida noctámbula barcelonesa para dejar sitio a Neeskens (apadrinado por Cruyff con la complicidad de Michels) y poco después se liquidó a Juan Carlos y Marcial que eran otras de las dos grandes estrellas del conjunto. Aquel equipo, aquel equipazo, que lo pudo ganar todo durante varios años, fue destruido y convertido en cenizas.

Más recientemente se vivieron los casos de Schuster y Maradona, las dos mejores estrellas del universo en los años ochenta, a los que por una u otra causa obligaron a salir por la puerta trasera del club.

Después llegó el "dream team", medio fabricado por Clemente en la clandestinidad, y registrado por Cruyff en su autoría. Un equipo formidable, con el problema de que el entrenador quería ser más estrella que los jugadores. Nunca digirió bien el éxito individual y personal de Laudrup hasta que acabó con el danés fuera del estadio. Intentó amargar las noches de Romario y acabó con la marcha del brasileño en plena gloria. No fue suficiente. Cruyff se fue cargando a los ídolos para dar entrada a su hijo Jordi. De aquel "Dream Team" quedaron: Hagi, lesionado, Prosinecki, más lesionado, Korneiev, Escaich, Quique Estebaranz, Sánchez Jara...

La beneración de parte de las grades -y la prensa- por Cruyff permitió la austodestrucción de un equipazo.

Y los casos no se acaban. Ronaldo, que levantó el ánimo de todos, y cuya forma de jugar no se ha vuelto a ver en un campo de juego, duró lo que un dulce en la puerta de un colegio, Un tira de los intermediarios del brasileño y un afloja tardío de Núñez, provocaron el divorcio. Adios al efímero ídolo.

Podríamos seguir hablando del porqué un entrenador idolatrado como el inglés Bobby Robson era enviado injustamente a un despacho para dar entrada a Van Gaal, cuando el socio quería y había disfrutado con el británico.

Porqué pasó lo que pasó con Figo y si era evitable. No toda la historia real es la publicada. Algún día se explicará la versión real -había más interés en recaudar once mil millones que en mantener al luso-. Y también está por explicar porqué se amargó la existencia a Rivaldo.

Ahora, la historia es Ronaldinho, crucificado desde su fichaje por no pertenecer al "clan Cruyff". El ídolo de la sonrisa ya está con pata y media fuera del club. Le queda lo que queda de calendario hasta junio.

Y después de Ronaldinho, Messi, a quien ya se le comienzan a poner peros. Si juega para él, si intenta sólo su jugada, si es amigo de Ronaldinho y Deco....Aún no ha conquistado el Balón de Oro, que ganará después de Kaká, que ya tiene todos los números de la tómbola.

Así es y así se escribe la historia. Y Laporta, uno más en la historia.