martes, 20 de julio de 2010

El nuevo Barça

Si yo fuera el presidente del Fútbol Club Barcelona, es decir Sandro Rosell, enviaría a los socios una cinta grabada de la entrevista que sostuvo el pasado viernes con Josep Cuní en TV3. En esa conversación, inteligente, sin rodeos, transparente, quedaron muy claras las líneas que marcaran el proyecto del nuevo presidente. Rosell es un presidente que está dispuesto a hacer lo que sea, con tal de devolver los valores esenciales que inspiraron a Hans Gamper en su fundación: Primero el Barça, después lo demás. No lo demás primero y el Barça después como desgraciadamente a nivel institucional ha venido sucediendo a lo largo de estos años.

Ésta falta de ideario, esta ausencia de transparencia y austeridad, es lo que llevó al hoy presidente y también a varios de sus hoy nuevamente directivos a renunciar a sus cargos. Ésta nueva junta directiva, digámoslo ya sin rodeos, no es una junta de “palmeros”. Es una directiva que todo se visten por los pies y que no tienen otro objetivo y sentimiento que el Barça funcione bien. Mejor dicho: muy bien. Pero en todos los sentidos: en el terreno deportivo, fundamental, pero también en el terreno institucional. Que nadie puede decir, ni con la boca pequeña, ni susurreando, que se hacen cosas que no deben hacerse.

Esta directiva que preside Sandro Rosell tiene un privilegio: que la gran mayoría de ellos goza de un prestigio profesional intachable y de una posición económica que les permite la autoridad moral y la libertad que es probable no han gozado otros. Y, además, de una honradez puesta a prueba de bomba. Esta directiva, puede cometer errores, que seguro que los comete, pero no les pillarán con las manos en la masa, porque tienen unos ideales y unas referencias. Para esta directiva, ya experta en mil batallas, la referencia es el fundador y cinco veces presidente, Hans Gamper. No quieren apartarse ni un ápice de la línea marcada por el creador del club y si se tienen que hacer grandes sacrificios, como los hizo él, también se harán. Es más: ya se han comenzado a hacer en los escasos días que llevan en sus nuevos cargos. Y si la guía moral es Gamper, el espíritu de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 (austeridad/imaginación/transparencia) son los otros valores añadidos a esta nueva política que ha marcado decididamente el nuevo presidente y respaldado por todo el Consejo Directivo.

“La ilusión del socio es que este club dure muchos años” decía Rosell a Cuní a esa entrevista sin desperdicio. Y es que el presidente no está dispuesto a estirar más el brazo que la manga, se lo pida quien se lo pida. Sea el Lucero del Alba o sea Dios que para algunos, en el actual argot barcelonista, tienen nombre y apellidos, aunque para nosotros no hay más ser superior en el club, que la propia entidad, es decir el Barça. A partir de ahí, del Barça en la máxima expresión, el resto son seres naturales, incluidos los mejor dotados. Pero nadie/nadie tiene porque tener actos reverenciales, por grande que sea y por servicios extraordinarios que haya motivado.

El Barça tiene ciento diez años de vida, y seguirá por encima de todos, incluidos mitos y quienes puede acabar también siendolos.

A ROSELL NO LE TIEMBLA EL PULSO.

Dentro de esa política de principios morales que pretende ser la bandera de la nueva junta directiva, irrenunciable a todo lo que no sea moralidad, el presidente Rosell quiere llevar sus objetivos hasta los últimos extremos. Ni le tiembla el pulso ni le temblará a la hora de tomar decisiones, por impopulares que sean. De entrada, él confía en todos aquellos que merecen la máxima confianza, pero siempre y cuando nadie/nadie/nadie se extralimite en sus funciones. Llámese cómo se llame. Tenga las mayores influencias del país o no. Tenga a toda la prensa a favor o no. Rosell y su junta directiva sólo se han marcado un camino: informar de todo/todo/todo al socio. Y aguardan, con paciencia y sin impaciencia, las auditorias que están en marcha. A priori, no desconfían de nada…pero pruebas suficientes ya tienen para desconfiar de demasiadas cosas que han heredado. De entrada, demasiadas tensiones en la tesorería. Demasiadas. Hasta el punto que un club como el Fútbol Club Barcelona no haya podido cumplir con sus obligaciones financieras y laborales en las fechas que correspondían, han puesto a bajar de un burro al presidente y sus compañeros de consejo. No les entra en la cabeza que muchos se hayan quedado sin percibir sus honorarios el día que les correspondía y que, en cambio (por citar un caso conocido) el ex director general, Joan Oliver se fuera con su liquidación intacta (más de ochocientos mil euros) en el mismo instante de recoger sus bártulos. Es decir: primero él, y después el Diluvio. No es de extrañar que cuando conoció el caso, el presidente exclamara públicamente: “Lo de Oliver es algo inmoral”.

Y de ahí que, automáticamente, Sandro Rosell en una de sus inaugurales juntas manifestara con aires de cabrero: “La inmoralidad, la impunidad, el dispendio han llegado al fin, mientras yo sea presidente”.

SALA MARTIN/JAVIER FAUS.

Ha extrañado, y mucho, que Xavier Sala Martin, ex presidente de la Comisión Económica del club y ex vicepresidente, en una emisora con fama de laportiana aún intentara justificar a su amigo Oliver: a) o Sala Martin ha perdido el oremus o b) o Sala Martin, tras su paso por la popularidad del Barcelona y por la influencia de Laporta, ha perdido todo sentido común y toda la credibilidad. Porque si justificación sobre Oliver no tiene nombre, menos lo tiene cuando horas antes de tomar posesión el nuevo presidente presentaba un balance faraónico, que sólo podía engañar a los más tontos del corral.

La realidad es que Xavier Sala Martin, al que seguía a través de sus artículos en La Vanguardia antes de ser directivo barcelonista, y los leía con interés, me ha defraudado totalmente. Pero lo que es peor: ha defraudado a miles de barcelonistas y probablemente a muchos de sus alumnos que cuando han visto la realidad (“El Barça se queda sin dinero para la nómina a futbolistas y empleados”) y el balance supermaquillado que presentó ofreciendo un superávit inexistente, se habrán quedado estupefactos. “¿Y un profesor como éste nos va a implantar clases y lecciones….? ¿De qué? ¿De ingeniería económica…?”.

Sus americanas llamativas ya le delatan como un personaje necesitado del ego y la vanidad, como ha sucedido con el presidente saliente: capaz de decir blanco donde era negro y viceversa. Y todo amparado, porque la pelotita entraba que, evidentemente para el aficionado es lo más importante.

La antítesis de Sala Martin es Javier Faus i Santasusana, el vicepresidente económico actual. Una persona distante de todo protagonismo, un economista sensato, pragmático y realista/realista. Ya dije un día, después de un debate en el Colegio de Ingenieros sobre la economía del Barça y en el que también participaba Ferrán Soriano, que me había llamado la atención la sabiduría y el poder explicativo de Faus que había ensombrecido totalmente al hoy presidente de Spanair.

Javier Faus es uno de esos personajes que parecen que no están pero que están en mayúsculas cuando tiene la palabra. Es una persona convincente, que sabe lo que se lleva entre manos, que es un hombre de hoy, nada utópico. Que en números al uno le llama uno y al dos, dos. Es decir: uno de esos economistas que no venden humo, como desgraciadamente ha pasado en los últimos años en el Barça a tenor de lo que se ha visto y muy probablemente se verá, después de las autorías.

El cambio de Faus por Sala Martin es el cambio de la realidad por el sueño americano. El cambio del raciocinio por la pura fantasía adornada.

Lo malo para Faus es que le va a tocar vivir en el nuevo Barça de Rosell una era de cuadrar realidades, de apretar/apretar los cinturones para que el club vaya adelante. Claro que cuenta con la inestimable ayuda de toda la junta, el apoyo solidario del presidente y de un brazo ejecutor como Antoni Rossich que en los escasos días que lleva en su cargo de Director General ya ha ahorrado más dinero que en los varios años de gestión de Oliver. De entrada, todos los gastos superfluos se están exterminando. A Rossich no le importa quién los origina, sea quien sea, la tijera de las rebajas la tiene como arma primordial de su trabajo. Y como cuenta con todo/todo/todo el respaldo del presidente, Rossich por una parte y Javier Faus por otra, harán un Barça irreconocible respecto a los últimos años. La corrupción, las corruptelas, los caprichos y los etcéteras que endeudan los números del club, se han acabado. Y como encima el presidente Rosell quiere ser, además de presidente, socio y ciudadano normal, ya ha dado las órdenes que él no quiere ni guardaespaldas ni coches de lujo que incrementen los gastos del club. “Yo creo que el presidente del Barça no tiene que utilizar guardaespaldas ni el club tiene porque disponer de agencias israelísEvidentemente el Barça es y será siempre más que un club, pero su presidente no deja de ser un socio y un ciudadano más”

LOS DERECHOS DE TELEVISION Y BARÇA TV.

Ya he dicho que al presidente Sandro Rosell no le tiembla el pulso a la hora de tomar la decisión que sea, con tal que la decisión sea beneficiosa para el club. A Rosell sólo le preocupa el club y sus socios, a los que debe rendir cuenta y tiene muy claro que esa fue su promesa electoral y la cumplirá por encima de todo.

Entre los muchos frentes que tiene abiertos, está el tema de la televisión. Le sentó mal/muy mal que en vísperas de elegirse el nuevo presidente, el presidente Laporta y la productora Mediapro firmaran un contrato de renovación (o ampliación). Cree que ese acto no se debía hacer por respeto a los socios que estaban camino de las urnas. Así lo afirmó públicamente y así se lo ha hecho llegar a los responsables de la productora que hoy por hoy (no sé si mañana) monopoliza todo el fútbol español.

Sandro Rosell manifestó a los socios barcelonistas, y muy particularmente a los que viven lejos de Barcelona y a las peñas en general, que pensaba hacer todo lo que estuviese en su mano para modificar los horarios televisivos. Que el fútbol, y concretamente el Barça, es una fiesta familiar y al que tienen derecho a asistir al campo las familias de todas las edades, los niños y los que viven distanciados de la ciudad. Y que lucharía por cambiar esos horarios.

Rosell sabe que no lo tiene fácil. Que Mediapro tiene los derechos y hace valer sus intereses. Pero Rosell piensa apelar al “llamado barcelonismo de sus principales ejecutivos y propietarios” (Roures y Taxto Benet, entre otros….) para que, como barcelonistas, entiendan la sensibilidad y los derechos de los barcelonistas. No parece que, pese a su -¿interesado?- barcelonismo estén por la labor, pero Sandro Rosell, auxiliado por uno de los nuevos directivos y también experto en derecho televisivos, Manel Arroyo hagan lo posible e imposible porque el horario del fútbol, al menos en el Camp Nou y salvo algunas lógicas excepciones, vuelve a la hora de siempre. “Yo pertenezco a una generación que vivíamos el Barça sin televisión y el Barça no dejó de existir. El Barça sin lo que paga televisión ciertamente pasaría graves dificultades, pero las superaría como ha superado todo a lo largo de su historia” ha manifestado en más de una ocasión el presidente Rosell.

Por otra parte, también el nuevo líder del barcelonismo tiene entre ceja y ceja los enormes gastos y la poca influencia que Barça TV origina en estos momentos. Y también está dispuesto a dar un giro a su existencia. Sandro Rosell y Manel Arroyo saben que en estos momentos el único que saca provecho del canal televisivo no es el Barça sino su explotador. Y también quieren afrontar este tema. Piensan que los recursos cuestan mucho/demasiado dinero y el poder de expansión del canal no está en consonancia con el esfuerzo económico y el objetivo del club, de ahí que este tema, también entra en la discusión y debate futuro, por no decir inmediato.

¿Qué ha pasado con Pep?

Esta es la pregunta que esta pasada semana se hacía Miguel Rico en su página “A la contra” en El Mundo Deportivo. Decía, con razón, que Rosell había dicho que Guardiola firmaría por dos temporadas con opción a una más. Y así es: algo ha debido pasar para que no se cumpliera ese objetivo. ¿Se ha equivocado Rosell…o se ha equivocado, en algo, Guardiola? ¿O se han equivocado los dos? Es probable que haya sido más lo último que lo anterior. Pero incluso estoy dispuesto a aceptar que el error haya partido del partido, que es mucho aceptar.

Aquí nadie discute los indiscutibles conocimientos de Guardiola, ni antes como jugador, ni ahora como entrenador. Ahí están los números. Pero siendo indiscutible/indiscutible la figura de Guardiola, también hay que decir que nadie es indiscutible (por bueno que sea) y menos aún intocable. Y Guardiola que ya me pareció extraordinario como jugador, y ahora como técnico, también debe aceptar que la única razón universal es la suya. Como la de nadie.

Decía José Luis Carazo en el diario “Sport” que “no me ha gustado que estén surgiendo rumores que retraten a Pep Guardiola de pesetero” para añadir: “Si Guardiola realmente hubiera pensado en el dinero lo hubiera tenido muy fácil, pues sólo le hubiera bastado firmar el cheque en blanco que le ofreció el ex presidente Joan Laporta semanas antes de que éste abandonara el club o aceptar ofertas supermillonarias que le llegaron de clubs ingleses e italianos (14 millones de euros)”

No entro en las razones porque el contrato previsto por dos más uno, haya quedado reducido a uno. Por algo será. Y este “será” no será únicamente el que “vende” una parte. Algo ha sucedido. Y las especulaciones en una sola dirección no son válidas. Se necesitan conocer las dos partes, y las dos partes no hablan. Hablan sus círculos, sus allegados, y las versiones no coinciden.

Tengo un gran respeto por Guardiola, lo he dicho y lo repito, pero no estoy de acuerdo con que el barcelonismo es única y exclusivamente el entrenador. “Yo, que lo fui todo, no era nadie sin el Barça” me dijo en una ocasión Pep Samitier al que tuve el privilegio de conocer cuando ya era tan sólo un asesor del club. Samitier, ciertamente, lo fue todo. Jugador excepcional. El más grande de su época. Fue un gran entrenador y, sobre todo, y mientras no se demuestre lo contrario, el mejor secretario técnico que ha tenido el club en su larga vida. Él hizo posible que jugadores como Enrique Fernández, Florencio, Marcos Aurelio, Kubala, Villaverde, Eulogio Martínez, Evaristo, Kocsis, y el mismísimo Di Stéfano fueran, entre otros, jugadores del Barça. Un monstruo. El deportista que además unió cultura y Barça gracias a su amistad con los grandes intelectuales que ha conocido Cataluña y España. A pesar de todo, de ser todo dentro y fuera del campo, insistía en aquella frase antes expuesta: “Sin el Barça, no era nadie”.

¿Qué quiero decir trayendo el ejemplo del mítico Pep Samitier? Pues quiero decir que Guardiola, siéndolo todo, también es bueno situarlo en su contexto. Que grande/grandioso lo es…pero no hasta el punto de lo que escuchaba una noche de estas en el programa de Joan Maria Pou en RAC 1: “Guardiola es la persona más importante de este club” exclamaba Ernest Folch. No es la primera vez que lo escucho, ni probablemente lo escucharé. También creo recordar que Jaume Roures, el propietario de los derechos televisivos del Barcelona, prorrogados por la discutible generosidad de Laporta comentaba antes de las elecciones que “Guardiola será un gran presidente”.

Me parecen muy bien todos los cánticos elogiosos hacia la figura del entrenador. Es merecedor de ellos, pero todo tiene un límite. Tengo la sensación, probablemente la equivocada sensación, de que hay una parte de los medios de comunicación que sólo ve por sus ojos. Es lógico…pero también es peligroso. Y más peligroso todavía que sólo bebamos de una sola fuente de información/intoxicación. Sería bueno, en el caso de su renovación, conocer todos/todos los detalles. Y opinar. Pero lo que sí es opinable es que siendo verdad y real que el de Santpedor ha sido (es) el mejor entrenador en muchos años del Barça, no es cierto cuando se dice que es la persona más importante del club. La persona más importante es el socio y después del socio, el presidente que por algo lo han elegido la mayoría de ellos.

Pretender elogiar a uno a costa de restar méritos a otros, no es justo, como injusto es escuchar los comentarios/intoxicaciones de una parte interesada.

Aquí sólo hay una realidad: es que guste o no, incluidos los protagonistas, Rosell y Guardiola tendrán que cohabitar institucionalmente durante un año. Esperemos que la cohabitación sea lo más feliz posible, por el bien del Barça que como decía Samitier “sin él no sería nadie”.