miércoles, 9 de junio de 2010

La censura ya está de nuevo aquí.

¿Cuál es el papel de la prensa? Teóricamente informar/opinar. Informar y opinar con veracidad y transparencia. Pero no parece que toda la prensa esté por la labor. No digo toda. Digo casi toda, aunque el casi va en aumento a medida que la democracia avanza. Para todos aquellos que vivimos el anterior régimen, llegamos a pensar que un día ejercer el periodismo sería algo maravilloso. Soñábamos con escribir y/o hablar libremente. Pero la libertad se está derrumbando. Y se está derrumbando por cuatro cínicos que tienen el control de casi todo y en nombre del llamado periodismo hacen y deshacen a sus antojos. O mejor dicho: a sus intereses. A sus podridos intereses. Si ésto sucede en el deporte, hay que imaginarse en lo que puede ocurrir fuera del deporte. Para echarse a temblar.

Sin ir más lejos, hace tres día acabamos de vivir un nuevo episodio de lo que es la censura de hoy: cómo el artículo de un periodista deportivo desaparecía por un tiempo de la publicación de un medio periodístico. Y no lo hacía por arte de magia. Lo hacía por decisión dictatorial de un nombre y apellidos. Pero lo más grave, es que a los nuevos métodos de comunicación, los que vienen a suceder a los hijos de Gutenberg, las nuevas tecnologías se han introducido en nuestras vidas bajo la teórica bandera de la libertad. Falso. Mentira. Pensábamos que lo que leíamos respecto a China y/o Rusia de la censura en las nuevas tecnologías eran casos aislados que no prosperarían. Pero esos actos censores ya han entrado, sin permiso, en nuestros hogares. Ese mismo artículo censurado en un medio escrito (que paradójicamente se ha tenido que leer en la competencia, algo inusual) fue secuestrado por Facebook, un medio que considerábamos hasta anteayer libre. Pero no ha sido así. Facebook, por vez primera que sepamos, ha sido cómplice de la censura del papel y juntos/unidos han intentado secuestrar una información. ¿Por qué? ¿Por quién? ¿Al servicio de qué intereses?

Al diario que sintió nostalgia de los métodos del franquismo no le voy a preguntar el porqué de esa decisión. No es una cuestión mía. Si acaso, sería una cuestión de la conciencia de la propia redacción. Pero las redacciones de hoy ya no huelen a tabaco ni alcohol y por tanto ya no hay cabreos ni revueltas. Ahora, un número importante de periodistas entran por la puerta de la redacción con las tragaderas puestas. Dispuestos a aceptarlo todo. Y dispuestos a escribir y/o decir que lo negro es blanco. Y se quedan tan anchos. Sólo les preocupa la hora de salida y el día de cobro. La dignidad de la profesión ha quedado obsoleta. Es cuestión del pasado, y por lo que se ha visto, ya es cuestión del presente como lo acaba de corroborar Facebook que tras su lamentable y escandaloso caso de censura, todavía es hora de dar una explicación pública. Una explicación acompañada de alguna dimisión. Pero dimisión importante. Porque alguien, un alguien con mucho poder, tuvo que dar la orden para que el artículo que hacía referencia a un candidato a la presidencia del Barça, Marc Ingla, "alguien" quería que no se publicara.

Facebook está en deuda con millones de usuarios. Y si no es capaz de dar una opinión convincente pública, acompañada de la correspondiente dimisión, hay que comenzar a hacer una llamada a los usuarios que si la censura ha regresado al papel también se está abriendo paso en las nuevas tecnologías. Facebook ya ha conseguido el honor (?) de secuestrar, e intentar censurar la primera información deportiva en Catalunya y en España.

Pero ya que hablamos de censores, hay otras cuestiones que nadie quiere abordar pero que son voz populi en la profesión y afectan también a las elecciones presidenciales al FC Barcelona. ¿Deben de estar informados los socios barcelonistas de todo lo que los periodistas saben sobre algunos candidatos? ¿Es lícito seguir ocultando a miles de socios que tienen la intención de acudir a las urnas sin saber qué hay detrás de cada candidato?
Si hace unos días no ha habido pudor de dar eco al blog de un periodista ex funcionario del Barça, no deja de extrañarme que hoy no se le explique a la opinión barcelonista lo que casi todos los periodistas somos conocedores de las andanzas de un candidato. Unas pistas que quien primero las puso en conocimiento de la profesión periodística fue el presidente saliente y que ahora ya es de dominio público porque el propio interesado está preguntando a los medios si ha llegado algún dossier sobre su persona.

Yo creo que ante unas elecciones, las que sean, la prensa, por encima de todo, tendría que estar a favor de la transparencia y decir quién es quién, con lo bueno y con lo malo, cuando hay malo. Pero la prensa no quiere soltar prenda. Prefiere vivir sin aclarar cuanto sabe y dejar que toda una masa social vaya ciega y sorda ante las urnas porque resulta que el "nuevo candidato", que logró las firmas a última hora (también se dice cómo las alcanzó) cae bien a un grupo de periodistas.

Si la prensa no quiere volver a abrir las ventanas a la libertad, un candidato tampoco lo quiere aclarar y Facebook acaba de inaugurar la censura en nuestro país, creo que estamos viviendo un regreso al pasado dónde los ganadores seguirán siendo los de siempre.

¡Pobre profesión! Y pobres votantes aquellos que van a votar sin saber a quién se vota. Porque ni quien pide el voto lo explica y la prensa no sólo lo oculta sino que ni tan sólo le preguntan por todo lo que se dice. Pero por todo/todo.

!Ah! y para no alargarme más, hablaré también de lo que se dice, en voz baja, de otro candidato (Marc Ingla) y quién eran sus proveedores cuando él y Soriano mandaban en el Barça.

Nota: Lo que he escrito nada tiene que ver con lo prometido: contar la historia de "la bomba". Lo escribiré. Por hoy, ya es suficiente.