En Catalunya no es suficiente con ser el mejor, el más eficaz, el más humilde, para merecer los mejores y mayores honores. En Catalunya hay que ser simplemente del Barça para ser reconocido por todos y merecer todas las portadas del mundo. Aunque seas una mierda. No importa. ¡Anda que no he visto -y veo- petardos, saldos, vagos, mantas y maleantes, con la única suerte de haber vestido unas horas la camisola azulgrana, para pasar a la historia!. Y los socios y aficionados barcelonistas tragando y tragando porque el presidente y el periodista de turno les ha elevado a los altares al paquete pagado en oro.
Pero es del Barça.
Viene a cuento porque si un jugador catalán (aunque para algunos sea del "País de los Xarnegos", Santa Coloma de Gramanet) ha hecho ya suficiente méritos para ser más que un futbolista, y más que lo que más, es Raúl Tamudo. Con la desgracia - o la fortuna- de haber vestido de blanquiazul, lo que es sinónimo de carecer de dinero, de influencias, de mercado y de prensa.
Pero lo que ha hecho -y le queda por hacer- Raúl Tamudo en los diez años que lleva como icono del españolismo, tendría que haber sido inmortalizado ya. ¡Lástima que Joan Manuel Serrat, culé de los buenos, no tenga un día la debilidad de inmortalizarlo!. Serrat es capaz de eso y mucho más. Otros, no. Pero Serrat sí.
El Espanyol en su centenaria vida ha tenido sus ídolos. El más grande de todos, Ricardo Zamora. Después del mito, ha tenido otros grandes ídolos. Pero ninguno como el considerado en su día, y por todos, como el mejor portero del mundo. Ha tenido y tiene leyendas. Argilés fue el que más jugó, pero pegaba demasiado como para exhibirlo en la historia. Vicente Parra es otra leyenda pero le pasaba todo lo contrario que a Argilés: era excesivamente noble. No fue el mejor defensa central de España porque los seleccionadores prefirieron "las tijeretas y el aquí estoy de Gustavo Biosca" que atemorizaba a los rivales. Pero Parra fue mejor jugador, y la afición españolista así lo recuerda.
Ha tenido otros nombres que siempre están en la mente de todos: Crisanto Bosch, Ricardo Teruel, Alberto Martorell, Julián Arcas, Marcel Domingo, Marcet.....José María, un talento irrepetible, maestro de "Los Delfines". Todos estos jugadores son leyendas del españolismo, como Dani Solsona (que pudo serlo más pero tenía prisa por abandonar Sarriá), N´Kono, Lauridsen o Pochettino.
Pero ninguno como Raúl Tamudo. Es el mito. Como lo fue Zamora. Uno parando y otro goleando. La grandeza de Zamora es que fue del Barça y del Madrid, y pudiendo seguir en uno y otro club -es al único jugador de la época que le daban hasta la esposa para que renovara- siempre acabó regresando a Sarriá. Zamora, a pesar de sus éxitos en Les Corts y en Chamartín, siempre se le identificó con el Espanyol.
Después de Don Ricardo, y a pesar de todas las leyendas -y otras muchas mas-
no ha habido otro como Raúl Tamudo. La directiva blanquiazul, por muy gordo que le caiga Paco Flores, siempre le deberá agradecer la valentía y decisión que tuvo con la imposición del actual ídolo del españolismo.
Decía Javier Clemente en una reciente tertulia que "Tamudo es el mejor delantero centro que ha dado España en los últimos ocho años". Y argumentaba sus razonamientos, en los que destacaba su velocidad, valentía y sobre todo listeza. Es así. Tamudo, como chico de barrio, es el más listo para los recados. Y eso que le han pegado palos, y le siguen pegando. Pero siempre se levanta y sigue dando la cara.
Es hora ya de que la prensa barcelonesa se digne a mirar a lo que únicamente no es galáctico, y tenga la suficiente humildad de fijarse también en los nacidos en Santa Coloma de Gramanet que, como el Sur, también existe.
¿Qué tiene qué hacer más, dentro del campo, o si quieren algunos fuera del campo, para que Raúl Tamudo sea tratado mediaticamente como el último de la plantilla blaugrana....?
Que lo digan, que se lo diremos. Porque más, mucho más de lo que hace, es ya casi imposible de hacer con el balón en los pies y con el pundonor, corazón y talento que ha venido evidenciando, partido tras partido, cojo o lesionado, desde aquel 23 de marzo de 1997 cuando debutó con el Español en Alicante y marcó ya su primer gol decisivo.
¿Qué hay qué hacer....?