¡Por fin! Marc Ingla se ha estrenado. Ya tocaba. Ha dado luz verde al fichaje del guardameta Pinto, de treinta y dos años, ex suplente de Dutruel y de Cavallero en el Celta. Casi nada. También fue un año "Zamora". Todo hay que decirlo. No tengo nada contra el guardameta del Puerto de Santa Maria, pero después de doce años de profesional y 126 partidos en la Liga, sale a un promedio no muy alto.
Pero aquí, no se trata de cuestionar a Pinto, que no se lo merece. Aquí se trata de poner en tela de juicio la capacidad técnica de Txiki/Unzué/Ingla.
¿Tanto tiempo han precisado para echar mano de un guardameta de Segunda división para reemplazar al lesionado Jorquera?. ¿Ha tenido que hacer algún curso de marketing-deportivo-porteril acelerado el nuevo vicepresidente para dar este decisivo paso?. Para fichar a Pinto no hacía más falta que preguntar a Jordi Cruyff, a Sylvinho o a Stoichkov. Con los tres ha estado. Con Jordi Cruyff compartió más tiempo porque los dos chupaban del mismo banquillo.
Aquí lo increíble es que, entre todos los equipos inferiores, no exista un guardameta con solvencia y garantía para estar de suplente de Valdés.
Vamos a ver, este Oier Olazábal, que es el que estaba ahora, y que a Txiki y Unzué se les llenó la boca de elogios cuando lo ficharon por recomendación del ex españolista Biurrun, ¿vale o no vale para el Barça?. Porque lo de la edad es un cuento chino. Valdés y Reina subieron al primer equipo siendo muy jóvenes (como Casillas) y nadie se puso nervioso.
Señor Marc Ingla: ¿era necesario pagar 500/600 mil euros (de momento, que sepamos) por un guardameta de treinta y dos años para estar a la sombra de Valdés...?
Es que aquí, si no fichamos cada año a un petardo (la Gallina Maxi), a un jubilado (Albertini), a uno de la tercera edad (Thuram) o a un lesionado-de-oro (Henry), parece que no estamos contentos. ¿Para esto necesitamos a un vicepresidente deportivo que tras un largo período de reflexión y análisis ha sido capaz de descubrir que el hombre que necesitaba el Barça estaba a mil kilómetros de distancia y en Segunda división ?. Para ésto, podía seguir en Marketing prometiéndonos (con su inseparable Soriano) algún que otro gran negocio en la China y en Estados Unidos (que brillaron por su ausencia) y seguir dejando libre la vicepresidencia deportiva que, como dijo en su día Laporta, "no es necesario nadie teniendo a un secretario técnico como Txiki Begiristain".
Claro que lo que dice Laporta y nada, es lo mismo. Pero como aquí hay mucho Botafumeiro-de-Drolma, la nada del presidente acaba convirtiéndose en algo importante.
-"¿Has oído al presidente?"
Y el preguntado, entre canapé y canapé, con la boca llena y supongo que el bolsillo mejorado, dice:
-"No. Pero no importa. Diré que ha estado genial, y que el primer fichaje de Marc Ingla es sensacional."
-De paso -le comenta el capo - puedes decir que es una promesa. Ten en cuenta que ahora vamos a recuperar a Chepkin, que a sus 42 años vuelve al Barça de balonmano en un nuevo descubrimiento de la parte deportiva de la casa.
Es cuestión de paciencia. De esperar a que surja una nueva generación como la de Cesc Fábregas, Messi, Bojan....Ya hemos sembrado las semillas. Ahí vienen empujando fuerte en la cantera los hijos de Busquets, de Unzué, del directivo Franquesa, dos -de momento- del presidente Laporta.
Si el camino ya lo marcó Cruyff. Fichar a jubilados (Romerito) y lesionados (Hagi y Prosinecki) y aguardar a que creciera su hijo Jordi para construir el gran Barça del futuro. Y ya entonces, en la recámara, y sin saberse muy bien qué hacía, Joan Laporta aplaudiendo las genialidades del profeta.
A Marc Ingla, después del fichaje de Pinto, le auguro un espléndido futuro. Sólo tiene que esperar un tiempo a que crezcan los hijos de los directivos y del presidente. para sustituir de esta manera a los Ronaldinho, Deco y Messi ( "pibe": que te la tienen jurada por ser amigo de Ronni y viajar a Qatar) y volver a reconstruir un nuevo Barça. Ese nuevo Barça con el que sueña el de los fogones.