sábado, 19 de enero de 2008

¿Quién teme a Joan Laporta?

Si este fuera un País normal, si el Barça fuera el Barça de los años difíciles/duros/combatientes, si el club fuera, como dijo Narcís de Carrera "més que un club" para añadir "somos lo que somos y representamos lo que representamos", Laporta ya no sería presidente del Barça. No hubiera podido protagonizar, representando lo que representa, su penúltimo y vergonzoso caprichoso dictatorial de humillar públicamente a su chófer. La dignidad de los asociados barcelonistas, la dignidad de los ciudadanos, la dignidad de la prensa, le habría impedido seguir siendo presidente del FC Barcelona.

No hablo de la dignidad de su junta directiva porque es cualquier cosa menos que una directiva. Éstos, de tenerla, hace meses/años que ya no estarían. Hubieran regresado a su condición de socio de grada. Sin embargo, no me extraña ese silencio y ese aferrarse al palco de las vanidades.

¿Quienes serían Vicens, Soriano, Ingla, Godall...sin el laportismo?. Pues serían lo que siguen siendo: unos don nadie. Por no hablar de Jacint Borrás, qu ya demostró ser un cero a la izquierda en la época de Montal, cuando, en aquellos años, se permitía la chulería de entrar en el vestuario vociferando porque Neeskens -entonces jugador- había fallado un penalty. Fue tan lamentable aquel incidente, que ya nunca más pudo volver a pisar el vestuario.

Que este tipo de directivos, palmeros de vocación, permanezcan callados/mudos/ y hasta acobardados ante los modos de este chulesco personaje, no me parece increíble, dado que se sienten a gusto con un tipo de presidente cuyo modelo de ser -y aspirar- se asemeja cada vez más al popularechero dirigente venezolano, Hugo Chávez. Quizá, en el fondo, tanto el mandatario barcelonista, como esos directivos que le rodean, suspiren por verle un día convertido en "el Chávez catalán".

A mi, la decepción (si es que todavía me decepciono por algo) me la producen directivos como Evarist Murtra y/o Josep Lluís Vilaseca, con una larga/larguísima tradición familiar barcelonista, al aceptar ser directivos de este chulesco personaje. Fue un veo y no lo creo.

Pero es todavía más triste comprobar que siguen. Que tras ver/observar los modos de este impresentable presidente, continúen dándole oxígeno y vida al peor dirigente en la historia de la entidad. Que personas como los aludidos, o miembros de la Comisión Asesora como Raimón Carrasco, Antoni Ros Marbá, Borja de Riquer i Permanyer continúen formando parte de ese círculo-laportiano, es profundamente entristecedor.

Y que la familia Pujol-Ferrusola continúe dándole apoyo, es todavía más desmoralizante.

¿Qué escribiría, de estar en vida, un periodista de la raza e inteligencia de Manolo Vázquez Montalbán sobre las andanzas de este presidente después de contemplar el currículum exhibido desde que accedió a la presidencia del club....?.

Es fácil de imaginar.

Hay otros escritores culés, de gran reputación literaria y de no menos tradición familiar barcelonista, que están a tiempo todavía de abandonar el silencio y expresar su pensamiento a través de alguno de sus buenos artículos para desenmascarar a este personaje que se ha creído que el Barça es suyo, como pretende que un día la ciudad sea suya e incluso el País llegue a ser suyo.

Si hay dignidad, y el Barça tiene un siglo de dignidad, es hora que aflorezca y se ponga en movimiento. Que el equipo gane, y gane bien, es reconfortante/ilusionante, pero tener un presidente a la altura de la historia de la entidad es más importante que las propias victorias de marcador, por importantes que sean.

Una cosa no va con la otra.