sábado, 12 de diciembre de 2009

Apaga y vámonos (7/XII)

Desde que es presidente del Barça, Laporta sólo vive por y para Laporta. No le importa nada más. Ni nadie más. Le traen sin cuidado lo que puedan decir de él, como persona y como presidente del primer club de Catalunya. Hace años descubrió que su futuro personal estaba y pasaba por la presidencia y que el resto le importaba un comino. Ha utilizado todo –y a todos- con tal de alcanzar sus ambiciones personales: fama/dinero/mujeres.

No tiene amigos. Tiene amistades coyunturales. Los utiliza como quién utiliza el kleenex, para usar y tirar. Desde que logró la presidencia, engañando a propios y extraños, le han abandonado quince directivos. Los más útiles. Los más eficaces. Los mejores. Los que no se dejaron utilizar más/engañar más. Se han quedado, junto a él, los que son o cómo él, o los que sueñan ser cómo él. Los que han tenido un mínimo de pudor/vergüenza/dignidad y ética, lo han dejado en la estacada. Cansados de sus mentiras. Cansados de sus falsedades. Cansados de sus hipocresías.

Laporta se ha quedado sólo. Porque lo que tiene alrededor y nada es lo mismo. Sólo me sorprenden dos nombres que todavía se mantengan. El de Albert Perrín, que no entiendo ni entenderé nunca porque aguanta lo inaguantable cuando no tiene necesidad de ello; y el de Magda Oranich, que ha sido mi mayor decepción, dada su ética trayectoria a lo largo de muchos años. Ni Perrín ni la Oranich tenían/tienen necesidad de rodear a un presidente impresentable.

¿Se imaginan por un momento qué hubieran dicho, qué hubieran comentado, qué hubieran manifestado Perrín y la Oranich si otro presidente, pongamos por caso Núñez, hubiera hecho sólo algún mínimo amago de lo que ha sido capaz de hacer el personaje que más está deshonrando la presidencia del club a lo largo de estos ciento diez años de vida…?

Que lo aguanten y lo aplaudan los Sala i Martin, Godall y/o Ferrer porque sus aspiraciones y ambiciones rebasan todos los límites con tal de ser llamados a ser los sucesores, tiene un pase que no lo tiene. Pero qué personas cómo Magda Oranich o Albert Perrín sean capaces de agarrarse a la silla, mirar para otro lado y callar, no tiene explicación alguna.

Entre sumarse a esos quince directivos que eligieron la dignidad antes que el palco a cualquier pecio o no hacerlo, han elegido seguir en el palco de las vanidades dónde no hay más sitio que para el ego del presidente, el todo vale de su inseparable compañero de pupitre o las chaquetas coloreadas de ese aprendiz de sabio venido a menor, allá ellos.

Yo, que era de los convencidos que después de Joan Gaspart ya lo había visto todo en el palco y en la presidencia del Barça, resulta que estaba equivocado de lleno. Y es que ha tenido que llegar un presidente como el actual, y algunos directivos cómo los que resisten, para hacer bueno aquello de qué ningún día te acostaras sin ver –o aprender- algo más. Y es que Gaspart, visto lo visto, ha quedado empequeñecido.



No voy a hablar, aquí, ni de las juergas (no fiestas) de JL, ni de quién paga esas juergas sean en Luz de Gas o en Sutton. En México o en Nueva York. Ni pregunto, ni me importa.. Como tampoco voy a hablar sobre esas comidas a lo “Yo, César”, en los Drolma de turno. Me importa pepino y medio.

Y menos todavía, no se vaya a ofender, por esas demandas, como -¿la penúltima?- por deber comisiones tras sus acuerdos en Uzbekistán. Qué me importa a mí lo que ha podido hacer, o no hacer, un presidente del Barça en Uzbekistán. De entrada, ni sé dónde está, para eso está JL.

Cómo tampoco soy quién para preguntar por empresas tipo Traffic, o futbolistas con el sello y la calidad de Enrique/Kerrison/Cáceres/Hleb o las gallinas-López de turno que han venido.

Quién soy yo para preguntar sobre todas esas cosas y algunas más que harían la historia interminable.


Y quién soy yo para preguntar porqué, por ejemplo, Bisbal tiene un lugar en el palco y otras, como Anna Pruna tienen que conformarse con un córner, en un aquello de o lo tomas o lo dejas. ¿Por qué uno es varón y es de la farándula y la otra es hembra y no acude a Mira Quién Baila cómo, por ejemplo, Vicky Martin Berrocal...?

Para saber hay nada menos que casi cien mil socios con asiento y sesenta mil más sin asiento para preguntar si es que tienen interés en ello, o el valor necesario sin que le envíen algún detective a casa.

Estamos ante la paradoja de vivir (futbolísticamente) una de las mejores páginas de la historia, por no decir la mejor, y entrar en la injusta comparación de las épocas y los protagonistas, y en contrapartida estamos asistiendo ya desde hace años a los espectáculos lamentables de un presidente más representativo de lo que él denuncia, la caverna mediática española, que de un modelo de la discreción y del seny como ha sido tradición generalizada desde Gamper hasta su aparición.

Laporta es un (mal) ejemplo de todo y para todos. Es Laporta quién hace todo y todo lo que él haga bien hecho está, que para eso fue elegido. Además, goza de la bula y el beneplácito de los Cruyff/Sala i Martin/Godall, y el coro de palmeros, y eso es suficiente. Por cierto, que me perdone Olivé por citarle en último lugar entre los nombres propios, sabiendo quién es y cómo se las gasta. .


Laporta lo puede hacer todo que para eso tiene la bendición de todos ellos y su propia autobendición. Y dónde no llega todo este ejército de chupópteros, como decía José María García, llega uno de los discípulos del ex profeta de la noche, Pipi Estrada que ya nos ha dicho que él también estuvo en la fiesta y que cómo Laporta no hay otro.

Que en el año 2009, ciento diez años después de su fundación, tenga que salir un periodista madrileño del Sálvame, Mujeres y Hombres y Viceversa o La Noria, como Pipi Estrada, saliendo en defensa del presidente del Fútbol Club Barcelona es para decir apaga y vámonos..