viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Quién paga las Flavias?

Si Guillermo Sautier Casaseca viviera seguro que se inspiraría en el romance Flavia Massoli-Joan Laporta para escribir uno de sus célebres culebrones que mantuvieron en vilo a las españolas (catalanas incluidas) pegadas a los receptores de radio. No alcanzaría el éxito, por ejemplo, del culebrón más largo de la historia (el norteamericano “Guiding light”, más de setenta años de historia) pero si podría alcanzar a otro culebrón pasional, “Sexo en Nueva York”.

Aquí hemos tenido nuestro propio culebrón. El vivido y protagonizado por el presidente Joan Laporta y la brasileña Flavia Massoli, hecho ahora público en el programa “¿Dónde estás corazón?” (DEC) por la utilizada ex empleada del Hotel Arts cuyo romance clandestino con el presidente ha durado algo más de cuatro años, con todo tipo de infidelidades por parte de JL. Infidelidad con la hasta hace no mucho su esposa oficial y madre de sus hijos, Constanza Echevarría. E Infidelidad después hacia la propia brasileña hasta conocer otras, como una árabe.

A mí, que el presidente blaugrana tenga tanta rapidez con la labia como bravura con su propia braqueta, me importa un pepino. Es una cuestión personal. Cada uno hace con su virilidad erótica lo que quiere. Lo que me importa es quién paga las flavias de turno. Si lo hace el propio presidente de su bolsillo o lo pagan –una vez más- los pobres socios barcelonistas con sus esfuerzos y en muchos casos hasta con lágrimas.

Esta es la cuestión.

Porque Laporta se llevó a la Massoli del Hotel Arts a un empleo estable en el departamento de Relaciones y Protocolo del CF Barcelona, con sueldo a cargo del Barça y protocolo (que se sepa) en exclusiva preisdencial.

¿Quién ha estado pagando la “fiesta” a lo largo de estos cuatro años…?

Con un director general (Joan Oliver) tan aficionado a los dossiers, a las investigaciones detectivescas, me parece raro y hasta extraño (?) que no mandara a los de Método-3 a investigar las andanzas del presidente, mucho más sabrosas que la de los vicepresidentes. O que éstos no encargaran, también a Método-3 (Marita, te estarás hinchando a costa del Barça según las minutas difundidas por Masfurroll) una investigación sobre los usos y abusos del presidente.

Pero aún están a tiempo todos de acudir a los detectives (y de paso a los auditores de cuentas del club) para confeccionar un dossier tan sólo con lo confesado por la propia brasileña la otra noche en el plató de Lara.

Flavia comentó que ha pasado del cielo al infierno. Que la abandonó y la dejó en la calle. Y que le amenazó si acudía al programa televisivo: “Serás famosa pero una desgraciada”. Flavia dijo que le había anulado como persona. “Me ha arruinado. Me han cerrado todas las puertas”. Y anunció que regresaba a Brasil. “Me voy a mi país por miedo”

Manifestó que “Es un conquistador nato. Un seductor…hasta que lo conoces bien”. Y explicó que “tiene un montón de chicas que van detrás de él” y entre ellas citó a las “españolísimas” Terelu Campos y Viky Martin Berrocal que se lo disputaron una noche a la salida de “Mira quién baila”.

Relató algunas interioridades, entre ellas, cómo en ocasiones él abandonaba el piso que compartían disfrazado para no ser reconocido. “Intentaba disfrazarse con sombreros y gafas para pasar inadvertido”. Confesó también que en una ocasión le acompañó una prima del presidente (Marta Segú la responsable de la Fundación) hasta una clínica de fertilización.

Dijo que antes de la moción de censura fue presionada y hasta amenazada para que no participara en un programa de televisión. Y descubrió que el “nido de amor” lo tenían a pocos metros de dónde vivían sus padres, es decir, en el Passeig de Sant Joan, el paseo más literario de Barcelona.

Me empreña que este gran barrio, en el que Antoni Gaudi desayunaba diariamente su vaso de leche con ensalada, que es fuente de inspiración para Josep María Castellet, Enrique Vila Matas, Javier Tomeu, Eduardo Mendoza, Joan de Sagarra, Josep María Benet i Jornet, Zafón o Marsé sea conocido a partir de ahora no como el gran paseo literario y artístico de Barcelona sino como el paseo donde tenía “el picadero” Joan Laporta.

Esto es lo que más me jode.