miércoles, 25 de agosto de 2010

el "10", el "0" y la sorpresa (negativa)

* Sólo unas pocas líneas. !!Por fín, por fín!! uno de los genios del Barça, con todas sus grandes virtudes y sus conocidos defecctos, ha tenido un homenaje como hace años/muchos años no se dispensaba a uno de los grandes blaugrana. Hay que dar un diez a la directiva que preside Sandro Rosell por saber hacer lo que ya no se hacía. Un diez compartido con la prensa, los socios, con todos. Un "10" redondo. Y más emotivo, imposible.

* Pero también hay un "cero" a toda la historia que ha supuesto el fichaje, estancia y probablemente final al caso Ibrahimovic. Su contratación ya fue una locura, no por su calidad, sino por su precio (+ Eto). Su desencuentro con el entrenador, o el técnico con él, o los dos, merecen un suspenso/suspenso. Las cosas no tenían que haber llegado dónde han llegado. El caso Ibra ha sido un desgraciado gol en propia meta. Del principio al final. Y lo que costará (en millones) su desenlace final.

* Y, por último, resaltar una sorpresa no positiva, y en la que coincido plenamente con Joaquím María Puyal: el trofeo Gamper es del club, no de los jugadores. Es elogiable la generosidad colectiva de la plantilla blaugrana, pero los capitanes deben saber que los trofeos los gana el equipo, el club y que la donación de un trofeo del simbolismo del Gamper no depende de una decisión improvisada. Aunque duela, hay que leerles la cartilla. Además, Ronaldinho ya tenía el trofeo: la placa que (emocionalmente) le entregó el presidente Rosell en recuerdo por su paso por el Barça. El Trofeo Gamper es para la vitrina.

domingo, 22 de agosto de 2010

Sandro Rosell

Ante el Sevilla, ganando la Supercopa, Sandro Rosell ha tenido un feliz estreno como presidente del Fútbol Club Barcelona. Reestrenó palco en lugar privilegiado. Hacia cinco años y tres meses que no lo pisaba. Desde un partido ante el Villarreal en el 2005. Pero ayer Rosell no regresaba como alguien ha dicho. Rosell cambiaba provisionalmente de lugar. Desde aquel día que dejó de ser vicepresidente, ha seguido acudiendo al Estadi. Como un socio más. Como lo que es y cómo lo que siente. Por encima de todo, Rosell es y quiere ser socio. Su sueño nunca ha sido el palco. Ni lo es. Su sueño es ver al Barça triunfador. Pero triunfador en el césped y fuera de él. También en los despachos. Y en las relaciones. Rosell sueña con un Barça perfecto, si es que la perfección existe. Pero que su club sea admirado en todos los conceptos. En todos. El listón es alto, muy alto, pero no imposible conociendo el empuje, la constancia, el amor propio y la inteligencia de una persona al que el éxito le ha acompañado siempre.

Hay quien dice que Rosell hereda un equipo de ensueño. Es cierto. Pero también hay que añadir que en la construcción de ese equipo de ensueño, él también fue uno de los creadores hace siete años. Aportó su talante ganador, su talante creador. Y fue, junto a Ronaldinho en el terreno de juego, uno de los causantes del cambio de dinámica del club. De perdedor (época Gaspart) ha ganador (época Rosell/Laporta).

Hoy, ciertamente, Rosell recoge un equipo de ensueño. Pero su aspiración no es dejar en el futuro un equipo de ensueño. Su ambición es dejar un Club de Ensueño. Que es lo mismo, pero más. Mucho más.

martes, 10 de agosto de 2010

Alegre dinero.

He escuchado por radio: "¿Qué van a hacer con el dinero que no se han gastado con Cesc?". Y he leido que la deuda no es excusa para no fichar.
La prensa está empeñada en fichar. Sea quien sea. Cueste lo que cueste. Y los nuevos dirigentes, con Rosell, la junta directiva y Rosich están por lo que están. Fichar pero no tirar el dinero. Otros lo tiraron, y ahora éstos lo pagan.
La deuda no es una excusa. La deuda es una realidad. Hay que pagarla. Y lo que no se puede hacer es seguir incrementándola por el capricho de algunos. Los tiempos de los Petit, Overmars, Riquelme, Saviola, Henrique, Keirrison y Chygrynsky ya son historia. En el Barcelona de Sandro Rosell esto no pasará, por mucho que algunos periodistas/técnicos/intermediarios lo pidan.El Barça de Rosell es otra cosa. Se puede equivocar, se equivocará, pero serán errores. No serán otras cosas que todos sabemos lo que son.

lunes, 9 de agosto de 2010

Ver/leer y no creer.

Lo que he leído de un llamado barcelonista hubiera preferido no haberlo leído. Siempre he pensado, y sigo pensando que la humildad, la sencillez, es el mejor garante del ser humano. Pero, por lo visto/leido, no todos son del mismo parecer. Los hay que del amiguismo y de la prepotencia, hacen y quieren hacer, la mejor de sus banderas.

Después de más de cuarenta años de seguir/vivir el Barça, no hay casi día que no quede alucinado con algo y/o por algo. Como la penúltima. Más prepotencia, imposible.

domingo, 8 de agosto de 2010

Buena noticia.

No siempre un no fichaje es una mala noticia. Decir que Cesc no ha fichado por el Barça es una mala noticia, discrepo con quien lo ha dicho. Sea directivo; sea periodista. Y que conste, que soy un admirador del fútbol del jugador catalán, hoy capitán del Arsenal. Pero también lo era anteayer, cuando militaba en el fútbol base y al que había visto en más de una ocasión, entre otras cosas porque siempre he sido un seguidor del fútbol canterano. Pero fichar hoy a Cesc era (es) un imposible para un Barça al que han saqueado y han dejado sin un duro, y para empeñarse ya se han empeñado más de los previsible los anteriores.

Pagar hoy por Cesc alrededor de cien millones de euros (al traspaso hay que añadir los emolumentos del jugador y los flecos correspondientes) me parecería una locura dada la precaria situación de las arcas barcelonistas.

Hace años (muchos) cuando Enric Llaudet presidia el club en una situación de derribo, no sólo por la construcción del Camp Nou sino por las deudas que había dejado su frívolo presidente (Miró-Sans), la prensa le preguntó al presidente por el insistente rumor del fichaje de Pepe, un extremo izquierdo brasileño, descendiente de gallegos y que formaba ala con el fenomenal Pelé porque no lo fichaba el Barça si el delantero estaba deseoso de firmar por el Barcelona. Llaudet, cansado de tanta insistencia y presión por parte de un periodista, le dijo: "Hoy, le voy a dar una buena noticia: no fichamos a Pepe". El periodista se quedó helado. "Mira -le dijo Llaudet- he tenido que elegir entre un delantero fantástico y la economía del club y he decidido que es más importante la tesorería del Barça que el mejor jugador del mundo".

Llaudet, que no tenía pelos en la lengua, fue así de rotundo. "Entre volver a pedir dinero a los socios y seguir endeudados, prefiero no ser campeón, aunque lo que yo quiero es ganar siempre". Y Llaudet recordó al colega que el Barça estuvo a punto de bajar a segunda división y que no bajó por milagro (hizo la promoción y la misma semana quedó campeón de Copa) porque no había dinero para reforzar la plantilla. "Y los socios del Barça, los que quieren al Barça, hubieran seguido siendo del Barça aunque descendiera. El Barça es un sentimiento, por encima de todo". Por eso digo que a pesar de la calidad de Cesc -¿por qué se fue, porqué renovó con el Arsenal?- su no fichaje no deja de ser una buena noticia. Buena, en las condiciones financieras en las que han dejado la entidad los que han vivido de espaldas a los socios y de espaldas a la realidad.

martes, 3 de agosto de 2010

Cesc Fábregas (2)

Sigue el culebrón del (im) posible fichaje de Cesc. Algunos colegas, algunos futbolistas, incluso algún que otro presidente (Gaspart) están empeñados en su fichaje por el Barça. Si ficha, perfecto. Pero presionar hasta límites insospechados, me parece fuera de común. Lo último que me faltaba por leer es a Joan Gaspart diciéndole a Sandro Rosell lo que tiene que hacer y cómo lo debe hacer. Como si el presidente del Barça fuera imbécil. Si de algo sabe, si de algo entiende Rosell es precisamente de negociar. Lo ha hecho toda su vida. No tiene que recibir lecciones de nadie y menos/mucho menos de Gaspart que aún debe explicar porqué gastó lo que gastó en los fichajes de Overmans y Petit hace diez años. Casi sesenta millones de euros, más los haberes de los jugadores. Uno de los peores negocios del Barça.

Que Cesc sea o no jugador del Barça nadie debe recordárselo a Sandro Rosell y a su junta directiva que saben lo que se hacen. Y lo que no se hacen. Si el presidente hiciera caso a todo ese coro de voces que piden insistentemente el fichaje del jugador que fue barcelonista hace años y que nadie le pidió que abandonara el club, si Rosell hiciera caso decía, la operación sobrepasaría los cien millones de euros. Porque al valor de la transferencia hay que sumar el dinero a percibir por el jugador. O sea, una locura. Y no está para locuras la actual situación económica de la entidad después de la herencia recibida.

Que prospere o no la contratación de Cesc Fábregas es una cuestión cuya última palabra la tiene Sandro Rosell, guardian de los dineros de los socios. Sólo él, el presidente, sabe hasta dónde puede llegar. Y del tope que se ha marcado no moverá un sólo dedo, por mucha presión/agobiante que tenga diariamente. Y menos, si sus consejeros son cómo los que salen últimamente.

Que hablen.

domingo, 1 de agosto de 2010

El "caso" Cesc

Muchos/muchìsimos quieren a Cesc Fábregas en el Barça. Sobre todo, periodistas y algunos de sus ex compañeros. Especialmente Piqué y Messi, con los que jugó, hace años, en las categorías inferiores del club. También se apuntan a su regreso otros compañeros de selección. Es decir: las voces más influyentes están por su regreso al club de sus amores, del que también es socio. Algo en su favor.

Ahora bien: de todos los que piden su vuelta, ninguno ha dicho. "Si hay que pagar algo para contribuir a su traspaso, yo me apunto". Este es otro cantar. Que venga, pero pagando otros, es más fácil sumarse al coro.

Me consta, también, que Pep Guardiola lo quiere mucho/muchísimo. Andoni Zubizarreta, el nuevo director técnico del club, ha dicho que a él también le gustaría, pero si no viene, en la cantera hay gente que viene pisando fuerte.

El presidente Sandro Rosell también lo quiere, pero lo quiere dentro de un dinero razonable. Rosell mira la pela. No es Gaspart ni Laporta que como el dinero teóricamente no era de ellos, pagaban todos los caprichos a precio de oro. El Arsenal de Wenger ha tenido en el Barça a lo largo de esta década un chollo. Más que un chollo. Gaspart trajo a Marc Overmars (40 millones) y Emmanuel Petit (15 millones). Y, además, naturalmente sus correspondientes contratos. Un ojo de la cara y algo más. Laporta no se quedó cortó. También picó en el anzuelo inglés. Fichó en la fase terminal de su carrera a Thierry Henry (24 millones, más sus ingresos por millonarios por cada una de sus tres temporadas, el mejor pagado). La operación Henry, entre pitos y flautas, se ha ido a los sesenta millones de euros. No contentos con lo pagado hasta la fecha al Arsenal, también se contrató a Alexander Hleb (15 millones de traspaso más su ficha anual que todavía estamos pagando porque sigue en el club). Rendimiento, menos cero.
El único rentable ha sido el defensa Gio, barato y eficaz.

Ahora, el Arsenal y Wenger desean que el presidente Sandro Rosell esté en la línea de Gaspart y Laporta. O sea: que pague lo que quieren ellos, no lo quiere el Barça. Así es difícil el entendimiento. Más claro: me temo que antes Rosell se quedara con las ganas, que con hacer el primo. Pagar más de lo que cree que debe pagar. Como dice Javier Faus, "a mi no me pillarás". Pues bien: aún deseando Rosell que Cesc Fábregas termine en el Barça, lo hará por el precio que determine él, no el Arsenal. Y menos mal/menos mal que en la negociación no entra Antoni Rossich pues si el nuevo director general opinara, ni cincuenta, ni cuarenta, ni treinta, ni veinte, ni diez: !uno de la cantera! Afortunadamente, Rossich sólo es director general (para muchos, demasiado a juzgar por las lágrimas que corren por los pasillos de las oficinas...)

Y el socio culé, ¿qué opina? Al fin y al cabo finalmente es quien paga. El socio, en general, dice que lo que haga Rosell estará bien hecho. Y aunque la mayoría de socios son "pro Cesc", esa misma mayoría no olvida que Cesc Fábregas hace siete años se marchó por pasta. "Si tan culé/culé es, que se hubiera quedado".

Cesc Fábregas, un magnífico jugador, se ha convertido en un caso. Y que sea un caso tampoco facilita las emociones presidenciales.