lunes, 31 de diciembre de 2007

Bojan, el otro "noi de Linyola"

Todavía no has jugado un partido completo (de Liga) con el Barça. Pero, según tu madre, ya no puedes desayunar tranquilamente porque todo el mundo te conoce. Yo no sé si es bueno o no que todavía sin haber conseguido la titularidad, sin haber ganado nada, ya reclamen tu presencia en el equipo nacional que irá a la Eurocopa. Ya te ponen por delante de Raúl y Tamudo. Casi nada. Son los mismos que atizan a Rijkaard porque no sienta a Ronaldinho y te pone a ti en su lugar. Aunque nada tengáis que ver. Ni en el color. Ni en la musculatura. Ni en el paisanaje. Ni en la forma de jugar.

No importa.

Después de la derrota ante el Madrid, y en pleno estado de cabreo, Emilio Pérez de Rozas dijo por las ondas de "El Larguero" que lo que tenía que hacer Rijkaard era dejarse de cobardías y alinear a "Bojan y diez más". Y a las vacas sagradas, banquillo o puerta.

No es el único periodista que lo dice y lo piensa. Aunque el primer propagandista tuyo ha sido un periodista leridano, Miquel Rico. Hace cuatro/tres/dos años, cuando nadie hablaba de ti, ni te conocía, cuando Ronaldinho era intocable y Deco también, y cuando todo el mundo comenzaba a hablar de ese chavalín llamado Messi, él ya te iba pregonando. "Apúntate este nombre: Bojan Krkic". Y nadie sabía de qué ni de quién hablaba. Ni Rijkaard, y menos todavía Txiki Begiristain que, por oficio de la vida, no quería preguntar si se trataba de una película o de un nuevo planeta.

Los únicos técnicos que te conocían y apostaban por tí en el club era tu padre, que por eso te parió junto a tu madre, y los dos Costas. Primero Quique y después Pepe. No digamos ya los directivos que pese a tener hijos en el fútbol base no pensaban que llegases donde quieres llegar. Pero no es la primera vez. Tuvo que venir Capello a un Gamper para descubrir a Messi e impedir que fichara por el Espanyol.

En el Barça pasa siempre lo mismo. Se enteran de la existencia de sus estrellas cuando ya han alumbrado a todos.

Pero tu caso no tenía que pasar tan inadvertido. Sobre todo, al haber nacido en Linyola, el pueblo leridano que se dió a conocer porque dió a luz a Josep María Fusté, el primer "noi de Linyola". Fusté era un fuera de serie con la pelota en los pies. Jugaba de medio e interior, y comenzó a triunfar en Osasuna de la mano de un ex jugador y técnico barcelonista, Miquel Gual, un descubridor de talentos de los años cincuenta y sesenta. En Osasuna (por si no te lo han contado), tu paisano formaba media con un tal Zoco que acabó en el Real Madrid porque Samitier no lo quiso fichar porque dijo que era muy enclenque. Fue el único error de Sami en toda su vida. Fusté y Zoco, fueron la media de la selección que llevó a España a ganar la única Eurocopa que se ha conseguido. Era 1964. Fue un acontecimiento patriótico. Vencer a la URSS, a los temibles rojos-traidores, por 2-1. Franco, Matías Prats y España (incluída Catalunya) hizo un monumento a aquel equipo: Iríbar (hoy, abertzale); Rivilla, Olivella (ex jugador y ex directivo de tu Barça), Calleja; Zoco, Fusté (hasta tu llegada, el único y más grande de Linyola): Amancio. Pereda (otro culé), Marcelino (autor del gol heroico), Suárez (a los dieciocho años ya era titular en el Depor y meses después en el Barça) y Carlos Lapetra.

Luis Aragonés, tu futuro seleccionador, no fue, pero ya estaba viviendo del fútbol.

Del primer "noi de Linyola" se decía: "Cuando Fusté juega, el Barça juega". Y era cierto. Era un futbolista de talento con una zurda de maravilla. Basta decir que actuando retrasado marcó 111 goles en los 387 partidos que jugó con la camiseta blaugrana. Un récord.

De momento, él ya llegó. Incluso estuvo en camino de ser candidato a la presidencia del club. Pero finalmente se retiró a pesar del apoyo de Joan Manuel Serrat. Le dijeron que se uniera a Sixte Cambra ya que éste (con el apoyo de Prenafeta) sí podía ser presidente. Pero Núñez era mucho Núñez.

Ni tu presidente, Laporta, ni Cruyff, ni todo el Elefant Blau (es decir, casi toda la directiva actual) pudo nunca con Núñez. Se tuvo que ir él y aterrizar en la presidencia Pili y Mili (Gaspart y Reyna) para ganar.

Querido Bojan Krkic, lo tienes todo para pasar a la historia. Además de ser de Linyola, el día que tu nacistes, Josep Cuní ya estaba en TV3 (sigue y seguirá) entrevistando a un leridano universal: Joan Oró, el Nobel de la Terra Ferma.

De tu tierra, Lleida, nacen gentes con mucho poder. De entrada tu capitán, Carles Puyol, que manda aquí y en la selección, es paisano. Ya el primer capitán del Barça de después de la guerra, Antonio Franco (tío del periodista), era también leridano. Después, Enric Gensana, ha sido uno de los mejores medios-centrales azulgrana; y otro leridano, Enric Ribelles, un futbolista que hacía en un partido más kilómetros que media plantilla de tu actual equipo, lo utilizó el mago Helenio Herrera para sentar al mayor ídolo que ha tenido el barcelonismo, Kubala. Claro que HH acabó corriendo Rambla abajo, el presidente Miró-Sans (el que construyó el Camp Nou) dimitiendo y Ribelles en el Valencia. Triunfando, todo hay que decirlo. Porque Ribelles, además de correr y trabajar mucho más que Victor Muñoz -que ya es decir- sabía tocarla.

Y no me olvido de otro leridano, Antoni -Toni- Torres, de Balaguer, durante una década intocable en el sistema defensivo azulgrana. Tenía cara de buena persona (y lo era), pero en el campo se olvidaba y salía casi a tobillo de delantero contrario por partido. Eso le valió ser inexpugnable en el Barça y en el equipo nacional.

Pero Lleida además ha fabricado gentes de poder y de raza fuera del deporte. El último ministro de Asuntos Exteriores de Franco y el primero del Rey, era de La Pobla de Segur, Pedro Cortina Mauri, padre de uno de "los Albertos" (los de las gabardinas y de las Koplowitz) amigos siempre de los que mandan, Rey incluído.

Los panaderos leridanos, además de dar al científico Joan Oró (sus padres lo eran), también dieron a Josep Borrell, hijo del panadero de La Pobla y terror de los impuestos españoles en los mejores años del felipismo. Después Ministro de Obras Públicas al que, al menos, no se le paraban los trenes y con quien el Ave fue capaz de llegar a Sevilla.

El último presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, nació en el seno de una familia de banqueros de la Seu d´Urgell. El alcalde que más años ha durado en Barcelona, era notario de Balaguer (Josep María de Porcioles). Y otro alcalde barcelonés, Joaquím Viola Sauret, aunque nacido en Cebreros, el mismo pueblo de Adolfo Suárez, a los dos meses ya estaba en tu tierra porque era descendiente de una notable familia también de Balaguer. Viola, que junto a su esposa Montserrat, fue brutalmente asesinado en su casa del Passeig de Gracia, se dió a conocer como directivo del Barça en los años sesenta. Su "Libro Blanco" sobre las finanzas del club se hizo famoso y él también. En aquella directiva de Miró-Sans, los que más sabían eran Viola, Fabiá Estapé (que lo ha sido todo en la economía) y Llaudet que acabó siendo el presidente.

Y ya, querido Bojan, no voy a seguir hablando de las gentes de tus pueblos. Pero como buen leridano, y para no incomodar a tu padre que sigue siendo técnico del club, a la hora de firmar un nuevo contrato, no te dejes asesores por Soriano o Ingla, que acabaran engañandote. Para eso, echa mano de otro de tu tierra, de un pueblo más hermoso que el tuyo -y perdona-, de Guimerá, de Josep María Minguella que aunque está retirado, te asesorará y te pondrá en manos de su hijo que es también, como tú, una gran promesa del fútbol. Tu de los goles. El de los despachos.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Diego Forlán. Uruguayos en España

Siempre me ha interesado todo lo relacionado con Uruguay. Esta simpatía no me viene exclusivamente por lo que ha representado el fútbol uruguayo en el mundo, que lo ha sido todo. Sus futbolistas fueron ídolos mundiales, antes y después del "maracanazo" (la tarde que Uruguay conquistó su segundo título Mundial en Río, enmudeciendo el mayor escenario del mundo). Desde Héctor Scarone -"el mago"- a Juan Alberto Schiaffino -"Pepe"-, pasando por los Gambetta o Ghiggia, fueron los grandes cromos de todos los niños del mundo.

Mi admiración y simpatía por todo lo uruguayo, viene por muchas razones. Porque recuerdo con cariño lo que fue la "Suiza de América". Por la cultura de sus ciudadanos. Por cómo se portó con todos nuestros exiliados. Empezando por la más grande de las actrices catalanas -y españolas- Margaritu Xirgu, la "noia de Molins de Rei", de la que casi saben más los uruguayos y argentinos que nosotros. Fue la actriz que popularizó el teatro de Federico García Lorca primero en España y después en América. Uno de nuestros mejores actores, Sancho Gracia -el popularísimo Curro Jiménez- podría escribir unas memorias hablando exclusivamente de la Xirgu, de sus escritores (desde Onetti a Benedetti ) y de Uruguay, país que acogió a su familia, él incluído .

Y naturalmente, Sancho Gracia, podría hablar de fútbol, de los grandes futbolistas que ha dado aquel país como podría escribirnos un magnífico cuento esa excelente escritora y articulista, nacida en Montevideo, apasionada del fútbol y del Barça que es Carmen Posadas.

Pero soy yo -que sé mucho menos y escribo peor- quien va a hablar. Y todo viene a cuento por los éxitos que está logrando un delantero, Diego Forlán, el goleador adquirido por el Atlético de Madrid con el dinero ingresado por la venta de Fernando Torres a Liverpool, en una operación que ha salido redonda a todas partes.

Diego Forlán, hijo del gran Pablo Forlán, al que yo de muy joven tuve oportunidad de ver jugar en el Camp Nou con Peñarol, desde que llegó a España se dejó sentir. Fue un acierto del "submarino amarillo" su fichaje del Manchester United cosa que lo demuestra el hecho que Alex Ferguson ha reconocido posteriormente como uno de sus mayores errores el no retenerlo.

Sólo llegar a nuestro fútbol, Forlán se convirtió en el primer uruguayo que conquistaba un "pichichi" en la historia de nuestra liga. Veinticinco goles marcó en esa campaña (04-05) y además, para mayor inri, ese galardón se lo arrebató a su gran rival -Etoo- en el propio Camp Nou, en una de sus grandes tardes, en que Villarreal empató a tres con el Barcelona de Ronaldinho -el de Ronaldinho, Ronaldinho- y Etoo, con tres goles del ariete uruguayo. Aquella tarde, entre gol y gol de Forlán, Etoo bajaba a maldecir a su defensa y al portero. Sabía, a una jornada del final del campeonato, que el uruguayo le había arrebatado el título.

Desde aquella imborrable tarde del uruguayo, siempre se especuló con su posible fichaje por el Barcelona, pero siempre se habló como "suplente o recambio" del camerunés. Un error. Porque Forlán es tan bueno -o más- que el africano. Y, además, tan serio y disciplinado fuera de la cancha como dentro.

De haber fichado Forlán por el Barça, no habría sido el primero. Ya en los años veinte fichó al considerado como el mejor futbolista uruguayo de todos los tiempos: Héctor Scarone, que acababa de proclamarse campeón olímpico en París. Pero no acabó de adaptarse al club azulgrana. Llegó como "el mago" y el Barça ya tenía otro "mago" (Samitier). Se habló de incompatibilidades entre los dos y se vió -eso sí- que en los partidos que jugaron, los compañeros de equipo buscaban a Samitier y no a Scarone. Se marchó a los pocos meses. Aún fue otra vez campeón olímpico (Amsterdam) y campeón del mundo con su país.

Una pena.

Sin embargo, los grandes éxitos del fútbol uruguayo tuvieron más fuerza que "la no adaptación" de Scarone en nuestro fútbol. Y después llegaron otros. Uno, desconocido aquí, pero que fue un gran ídolo del barcelonismo en los años treinta: Enrique Fernández, un interior de fábula, capaz de hacer jugar a cualquiera. La guerra civil impidió que se disfrutara más de su juego. Años después regresó, como entrenador, y sus éxitos fueron arrolladores. Ganó dos ligas consecutivas desde el banquillo de Las Corts. Lo malo -para los barcelonistas, claro- es que después también hizo campeón al Real Madrid.

Si Enrique Fernández había triunfado como jugador y entrenador, otro uruguayo hizo diabluras en los años cincuenta. Dagoberto Moll. Lo fichó el Deportivo (de A Coruña) y fue integrante de una de las mejores delanteras que ha conocido el fútbol español: "la Orquesta Canaro", la que formaban Corcuera, Oswaldo, Franco, Tino y Moll. Era una maravilla verles jugar. No ganaron ningún título, pero llenaban los estadios. El Barça fichó a Moll y de paso en la misma operación -gracias a la habilidad de un directivo llamado Tamburini, un gran empresario textil de Sabadell- se trajo de "torna" un jovencísimo jugador llamado Luisito Suárez.

Moll no tuvo suerte en el Barça. Una gravísima lesión cortó su trayectoria deportiva. Y aunque siguió jugando (incluso en el Condal, el filial barcelonista en su paso por la Primera División) ya nunca volvió a ser lo que era. La afición barcelonista y catalana disfrutó con sus genialidades en uno de los partidos que marcaron época en aquellos años. Un amistoso entre una Selección de Barcelona y el Bolonia de Italia, equipo de moda que fue arrollado aquella noche por una delantera en la que también jugaban Kubala y Di Stéfano juntos. Fue una noche memorable en la que los focos de Las Corts iluminaron los seis goles que marcó aquella excepcional delantera.

Grandes futbolistas uruguayos han llegado a nuestro fútbol. En los años cincuenta el Real Madrid disfrutó de uno de los mejores defensas centrales que ha tenido su historia, José Emilio Santamaría, el valladar del gran Madrid-de-Di Stéfano. Santamaría lo reunía todo: calidad, técnica, elegancia, contundencia y mala leche. Era un defensa insalvable. Después fue entrenador de éxito con el Español y no le acompañó la suerte como seleccionador nacional de España en el Mundial 82, una selección tan o más atemorizada por E.T.A. que por la propia presión de ser una de las favoritas.

Casi de forma paralela a Santamaria, fichó por el Barcelona otro gran jugador uruguayo: Ramón Alberto Villaverde. Había jugado junto a Di Stéfano en Millonarios. El Barça pidió informes a Enrique Fernández sobre él. "No es ni Kubala ni Di Stéfano, pero jugará cada domingo y nunca será el peor". Ciertamente fue así. Fue un interior de trabajo oscuro, pero de gran inteligencia, y que jugó con todos los entrenadores. Estuvo nueve años de titular en el Barça y todavía no se le ha hecho justicia a su juego y rendimiento.

Hubo un ex gran portero del Valladalod, y mejor técnico todavía, José Luis Saso, que cada vez que viajaba a Uruguay se traía un as. En un viaje se trajo a varios a la vez, entre ellos, un formidable medio, Eduardo Endériz y un excepcional defensa, Julio César Benítez. Los dos jugaron y triunfaron en el Real Valladolid. Los dos jugaron y triunfaron en el Zaragoza. Y los dos ficharon por el Barça. Pero Endériz cuando llegó era ya un jugador con los "huesos de cristal". Las lesiones le impidieron la continuidad. Salía de una y entraba en otra.

Benítez fue un ídolo. En Valladolid, en Zaragoza y sobre todo en Barcelona y en el Barcelona. Y explicaré porqué "en" Barcelona, además de en el Barcelona.

Desde el primer día que debutó como azulgrana, se metió a la afición en el bolsillo. Era un jugador descomunal. Con una técnica rayando la perfección y unas facultades físicas inpresionantes. Brillaba en todos los puestos. Como lateral derecho (su habitual puesto), lateral izquierdo, medio volante, interior y hasta cuando las cosas pintaban mal, de delantero centro. Benítez fue la mayor alegría de aquellos años sesenta en que Enrique Llaudet estaba más obsesionado en sanear la economía del club y vender el viejo terreno de Las Corts, que de los títulos del equipo. El Barça, en aquella década, se conformaba siempre con ser segundo. Y si la gente no incendió el Camp Nou era porque estaba Julio César Benítez, capaz de no dejar tocar pelota a Gento -"es el hombre que mejor me ha marcado en mi vida"-, de marcar un gol de fábula, de ejecutar una falta como Kubala, o de lanzar un obús como Puskas. Benítez era todo y lo era todo.

Pero la vida se lo llevó en lo mejor de la gloria. La última vez que se alineó fue en Pasarón, en Pontevedra (24-3-68). El equipo recibió grandes críticas por haber perdido. Y el domingo, aguardaba nada menos que el Real Madrid. Pero Benítez ya no llegó al encuentro. En la víspera de ese encuentro murió. Se habló de una intoxicación de mejillones en Andorra. De un virus extraño. Nunca se aclaró su muerte. Pero todo el mundo sabía que Benítez era el dueño de la calle Tuset, conocida entonces como Tuset Street en la época de la famosa "gauche divine" de Barcelona. Benítez podía con todo en el campo y fuera de él. Uno de sus compañeros de equipo y gran amigo, el defensa Gallego podría contar su vida. Y tanto o más que el defensa andaluz, podría explicar la vida y muerte de Benítez, uno de sus mejores amigos, Salvador Dinarés, propietario entonces de "La Gran Bodega", lugar de moda en la Ciudad Condal.

Casi un cuarto de millón de personas desfilaron por el féretro instalado en el Camp Nou. Nunca, jamás, una muerte y un entierro ha conmovido tanto a los barceloneses. Murió con 27 años. En plena gloria. En lo mejor de la vida.

Benítez dejó una profunda huella en todo el fútbol español.

Han venido otros uruguayos a nuestro fútbol, con mayor o menor fortuna. Aquel técnico del que he hablado, José Luis Saso, siguió probando fortuna en la Suiza americana. Trajo a los hermanos Bergara al Real Mallorca, dos formidables jugadores que triunfaron plenamente. Ignacio, defensa lateral, lo hizo también en el Español. Era un maestro lanzando faltas. También su hermano Alberto, que como interior también alcanzó fama en el Sevilla.

El Valencia fichó a un joven delantero, Héctor Núñez, que le dió un rendimiento extraordinario durante varios años. Después ha sido un excelente entrenador. También el Valladolid (¡otra vez Saso!) se benefició de un gran central, Mario Rolando Pini que también destacó en el Mallorca y especialmente en el Sabadell de Pasieguito donde fue santo y seña del equipo durante varias temporadas.

Al igual que ocurrió con Scarone, el otro gran ídolo uruguayo que llegó a nuestro fútbol y al Barcelona, Luis Cubilla, no acabó de cuajar. Un delantero de categoría, de excelente técnica, pero quw no terminó de dar lo mucho que se esperaba de él. Lo mismo le sucedió al Valencia con Fernando Morena que, tras jugar con el Rayo y con el aval de 500 goles marcados, su paso por el Turia fue efímero. Era/fue un gran goleador, pero no acabó de adapatarse al club valencianista.


Otros, sin embargo, han sentado escuela. Para no hacer la lista interminable, citaré a Víctor Espárrago, un gran interior, gloria del Nacional, que en España además también triunfó plenamente como entrenador. Su contratación garantizaba seguridad. Estuvo en varios clubs con buena fortuna.

Mazurkiewicz llegó tarde a un Granada que fue el mejor de su historia donde triunfaba su compatriotra Montero Castillo, integrante de una de las defensas más "duras" que ha conocido el fútbol español (con Aguirre Suárez y el "Indio" Fernández), y padre del famoso internacional de la Juventus, Paolo Montero.

Si el Real Zaragoza acertó con Benítez y Endériz, aunque la fuerza de los millones le impidió retenerlos, también acertó con otros dos grandes charrúas, Ruben Sosa "El Principito", un delantero imaginativo y goleador pero que acabó en la Lazio y el Inter, y Gustavo Poyet, un trabajador infatigable, que siempre estaba donde debía estar y marcaba goles cuando debía marcarlos. Dió un gran rendimiento hasta que se lo llevó el Chelsea y continuó triunfando.

Tampoco se puede ni se debe olvidar a un jugador que pese a la modestia de los clubs en los que jugó (Cádiz, Espanyol y sobre todo varios años en el Albacete) siempre fue un elemento importante y valioso en el centro del campo: José Luis Zalazar, autor además de uno de los mejores goles de la liga española (92-93) ante el Atlético de Madrid. Un jugadorazo que mereció estar en uno de los grandes.

Y grande fue aquel pequeño pero magnífico centrocampista del Sevilla, Pablo Javier Bengoechea, extraordinario en el pase y espectacular en el lanzamiento de faltas directas. Bengoechea se fue del Sánchez Pizjuán días antes de que entrara un devaluado Maradona. En el cambio, perdió el Sevilla.

Si a Diego Forlan le está reconociendo el futbol español sus grandes dotes y virtudes, la suerte no ha querido acompañar del todo a Walter "El rifle" Pandiani, un magnífico goleador. Es evidente que ha triunfado en nuestra Liga. En el Depor dejó su sello y también en el Español (capaz de hacerle un hat trick al Real Madrid en el Bernabeu con el Español, y acabar perdiendo 4-3). Fue el máximo goleador de la Copa de la UEFA y llevó a los blanquiazules a la final ante el Sevilla. Pero el Español tenía a Tamudo y Pandiani, pese a su rentabilidad, no le era imprescindible.

Al "Rifle" le ha faltado quizás tener la suerte de fichar por un Barça, Madrid o Atlético. De características distintas a Forlán (su fuerza es la cabeza), estaríamos hablando de los dos mejores uruguayos que han llegado a nuestro fútbol en los últimos años. Aún así nos quedan tardes para poder disfrutarlos, especialmente a Forlán que continúa cabalgando hacia arriba y aún no se sabe dónde está su límite.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Y después de Ronaldinho, ¿qué?

Ya está. Ya lo hemos conseguido. Ya nos lo hemos cargado. Cuando menos, moralmente. Es difícil salir a jugar y ser el mejor, por muy grande que seas, después de que todo el ambiente los días antes de un Barça-Madrid esté atizándote. Y mentalizando, predisponiendo, a todo un estadio de cien mil espectadores contra tí. Esa brutal presión no hay ser que la soporte por muy indiferente que uno sea.

Antes, se iba al Camp Nou esperando ver qué genialidad, qué magia, qué maravilla nos íba a deparar el brasileño. Y si fallaba, nada pasaba. Sabían/sabíamos que en cualquier momento era capaz de hacer lo imposible. Lo que nadie, desde hace muchos años, ha sido capaz de hacer. Y él jugaba con confianza, con seguridad.

Ahora, cuando menos un gran sector, ya va dispuesto a contemplar cuándo fallará, cuándo no podrá desbordar al contrario.

Más que uno de los nuestros, parece uno de los contrarios. Hace años que no había vivido algo similar. Quizás porque en muchos años no ha habido otro jugador como él.

Muchos son felices. El ídolo, ya casi ha caído. Es como un juguete roto.

No importa, no, que sólo tenga 27 años y muchos años y fútbol por delante. Hemos fichado a Henry, mucho mayor que él y tan roto como Overmans o como Roben, y aún se le presenta como la esperanza del barcelonismo. Es increible, pero es así. Pero a Thierry Henry lo han fichado éstos, los que actualmente gobiernan. Y Ronaldinho llegó a pesar de éstos. Es la diferencia. De la misma manera que a algunos de los que mandan ahora les jode en el fondo el triunfo de Messi porque no lo han fichado ellos. Venía en la famosa mochila que, además de deudas, tambien llevaba todo ese oro que significa Messi.

Pero volvamos a Ronnie.

No es el Barça sino los que mandan en el Barça los que se han empeñado históricamente en que sus ídolos acaben mal. El Camp Nou es incapaz de emular "La cantante calva" de Ionesco o "La ratonera", de Agatha Christie que se llevan representando ininterrumpidamente medio siglo en sus respectivos escenarios, en París y Londres.

Aquí, a los cuatro días, y si el que manda no ha sido el autor que se le ha ocurrido la contratación del genio, se va a por él. Sin compasión. Son, somos, así.

Los más mayores recordamos la división de la grada entre kubalistas y suaristas. Y recordamos como se vendió -o malvendió- a Luisito Suárez, pese a que aquellos 25 millones de la época constituyeran todo un récord mundial. Pero también nos acordamos cómo se gastó más, mucho más, buscando el sucesor que no llegó.

Y no hay que ir tan lejos en el tiempo. En el 2000, Gaspart prefirió la bolsa de diez mil millones (más I.V.A.) a intentar retener a Figo, desde entonces un ilustre traidor. Pero si el portugués jugó al mejor postor -o impostor- la directiva jugó a coger la pasta y gastarla rápidamente en un lesionado y medio (Overmars y Petit). Pero lo que importaba era mover dinero. Algo, siempre se pierde por el camino.

Ahora, salvando las distancias -en favor del brasileño- ya han conseguido que la gente comience a decir que hay que venderlo, que hay que largarlo. "Que ya no jugue más", sentenció un famoso periodista la noche del partido en la cadena Ser.

Los que nunca lo han tragado (Cruyff y cía), y los que cínicamente han hecho ver que lo tragaban (Laporta/Soriano/el cuñadísimo) ya están contentos. Esperan hacer cajar y enterrar lo que queda de la primera época en que llegaron al poder, con la inestimable colaboración de algún plumilla más pendiente de los canapés del palco que de los éxitos del campo.

Éstos, que quisieron traer la Triple A y recuperar a Roger y que han pretendido hacernos creer que Henry era la nueva estrella y Abidal y Touré Yayá las otras estrellas (dos buenos jugadores, pero nada más) son los que anhelan construir un nuevo Barça sin Ronaldinho, y de paso -si pueden- sin Deco. Los quieren ver lejos, muy lejos, del Camp Nou.

Ya están contando los días que faltan para terminar la temporada, como contábamos los días que nos faltaban para quedar "lilis" y librarnos de la mili.

Ellos, los que mandan desde la abundancia (no la calidad) del Drolma, pagando los socios, con la complicidad y complacencia de una cuadrilla de propagandistas arribistas, ya han logrado mentalizar a todos que él único culpable es el brasileño. Y cuanto más lejos, mejor.

Vale. De acuerdo. Ya estamos mentalizados. Pero, y después de Ronaldinho, ¿qué?.

El Diluvio Universal.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Ronaldinho, el espectáculo.

Desde hace meses, Ronaldinho es el pim, pam, pum de todos. La mayor parte de periodistas no tiene otra obsesión que ver al gaucho fuera del equipo, en el banquillo, humillado. Han sustituido los muñecos de Luis, Capello, Mourinho, por el del brasileño. Hay, además, una gran unanimidad en el acoso y derribo. Parece que hay consignas desde un hotel-restaurante de Passeig de Grácia, que para contentar las buenas minutas que dejan los directivos del club, machacan al futbolista como si fuera un huevo estrellado.

Pocos salen en favor del mayor ídolo que ha tenido el barcelonismo en el último medio siglo, desde la marcha de Kubala. Con qué ganas, con qué pasión, con qué rabia, destrozan al jugador. Antes pondrían de titular a la portera de Núñez que al brasileño. Qué ojeriza, Dios mío. ¿Se puede seguir así...?

Pocos, muy pocos salen en favor del jugador que ha cambiado el rumbo del club en los últimos años. Sólo he visto/escuchado/leído a compañeros como Messi, Deco, Gudjohnsen, Giovani, Zambrotta, mojarse en favor del compañero derribado. El resto, en silencio. No vaya a ser que salgan en defensa de él y se cabreen más Laporta, Soriano, Ingla y Echevarría, los primeros en traicionar al brasileño después de una gran cena en la que le prometieron contrato y felicidad de por vida.

De aquella cena, y de aquella promesa, nunca más se ha sabido.

¿Se imaginan por un momento este Barça sin Ronaldinho, Deco y Márquez y en vez de ellos Ayala, Albelda y Aimar, la famosa Triple A por la que suspiraban Cruyf y Txiqui...?

Aún están a tiempo de rectificar. Todavía es posible fichar a Albelda, despachado en el Valencia, y a Ayala-Aimar el Zaragoza los regala sin contraprestaciones.

No sé si Ronaldinho jugará o no contra el Real Madrid. Me imagino que sí. Hay que tenerlos muy bien puestos para dejarle chupando banquillo. Y no creo que nadie en el Barça, desde Laporta a Rijkaard, pasando por Txiki, tengan los cataplines suficientes como para dar ese paso.

Lo curioso del caso es que aún estando en horas bajas, Ronaldinho sigue siendo el segundo máximo anotador del equipo, detrás de Messi. Y casi sin jugar. Y los que dicen que lleva año y medio sin hacer nada, les recuerdo que en la pasada Liga, esa tan horrible, con Messi y Etoo fuera de combate por lesión varios meses, Ronaldinho no sólo tiró del carro, sino que aguantó el liderato varios meses y marcó 21 goles. Y no sólo a balón parado. Porque ahora resulta que es un delito marcar goles a balón parado, que es otra forma de criticar y machacar e intentar hundir al gran ídolo del barcelonismo de los últimos cincuenta años.

No hay compasión. Los enemigos del Barça no hay que buscarlos sólo a seiscientos kilómetros de la Plaça Catalunya. Aquí, en la propia casa y su entorno, están los peores. Y hasta que no vean salir por la puerta más pequeña del estadio a Ronaldinho no pararán. No es santo de devoción de todos ellos. De los que viven del cuento...y del no cuento.

!Pobre Barça! !Pobre Ronaldinho!

martes, 18 de diciembre de 2007

Rijkaard. Tengo una pregunta para usted.

Debo confesar, antes que nada, que siempre me ha caído bien. Como jugador. Como persona. Y como entrenador, pese a no ser un genio de las tácticas. Pero de los que viven del balón y del cuento, es de los que vale la pena.

Su imagen ya es típica. Es cierto que en los Paises Bajos hay toda mezcla de razas, pero lo hago más nacido Hawaii, en Fiji, en la Polinesia, en Tánger, que en Amsterdam. Incluso puede ser perfectamente un ciudadano de Ronaniemi, la mágica capital de Laponia, ahora tan de actualidad por ser la tierra de Papa Noel.

Me gusta también ese invento suyo llamado Eidur Gudjonhsen, que compite en patinete con su hijo en el Paseo Marítimo de Gavà, pero que en el campo de juego cada día crece más y más, a pesar de que Txiqui Begiristain le colocara el veintitrés o veinticuatro de la plantilla, compitiendo con Ezquerro. Menuda vista la de su secretario técnico. Por eso entiendo que cuando le ve venir, le diga que se tiene que ir.

Quiero Rijkaard hacerle una pregunta, naturalmente con mala uva, aunque no se lo merezca: ¿Qué coño pasa con Ronaldinho?.

Contésteme como si fuera el "Tengo una pregunta para usted". Seguro que tendría más audicienda que todos los políticos juntos.

¿Puede decirnos, sin mentir, porqué Ronnie ha caído en desgracia?. ¿Por qué le ha presionado la prensa, vía Laporta y/o el cuñadísimo?. ¿Por qué no quiere abandonar el banquillo azulgrana sin antes darle una satisfacción a Cruyff que desde el primer día ha soñado con verle en la situación actual? ¿Lo hace para que deje de darle palos ese pinche que se hace llamar chef y que dedica más tiempo a meterse con usted en diarios y radios que ha ejercer de cocinero?.

¿O simplemente porque le sale de las bolas sentar al ídolo, como cuarenta años antes Helenio Herrera hizo lo propio con Kubala?.

¿Es verdad eso que dicen algunos periodistas que Ronaldinho no juega porque no se va en el "uno contra uno", sólo mete goles a balón parado, entrena poco y revive las noches de Romario?. ¿O, simplemente, porque con Henry, Etoo, Iniesta, Bojan y hasta Giovani tiene más que suficiente?.

Seguro que el presidente, la directiva, Cruyff, Txiki, Patsy, el aprendiz de cocinero, y los periodistas que comen dia sí y día también con el cuñadísimo, se lo agradecen.

Frank, de verdad, le creo más listo e inteligente como para dar su brazo a torcer. Ahora, como entrenador es un hombre con suerte. No sólo lo digo por los éxitos y por saber conducir a toda la manada que le han puesto a su servicio. Suerte, digo, porque si en vez de San Ronnie, llega a tener a Cruyff, ya estaba en la hoguera pública. Recuerdo que cuando el Johan ya vivía del cuento-total-blaugrana, en un partido ante el Sevilla, a su entrenador, el alemán Weisweiler se le hincharon las narices y después de un año de vivir de ver como el delantero vivía a la bartola, dedicándose a hacer spots de pintura, vender parcelas y pollos y popularizar el Camel, pero sin pegar golpe en el campo, dedicándose a sacar los fueras de banda y metiendo menos goles que "la gallina Maxi", en el minuto setenta del partido, decidió sustituirle. Era la primera vez que un técnico era capaz, más que tomar una decisión, de convertirse en bonzo y hacerse el hara-kiri. Así fue. Tras la sustitución, el crak anunció: "Es la última vez que ocurre". Y tras reflexionar lo que había dicho, al día siguiente añadió: "O él, o yo". Naturalmente Montal sacrificó al honesto y trabajador alemán, para dejar vía libre a los caprichos del holandés.

Afortunadamente, Rijkaard, Ronaldinho no es Cruyff y nunca pedirá su cabeza públicamente a pesar de que como jugador Ronnie ha hecho más, mucho más, por menos dinero de costo, que lo que Cruyff hizo como jugador y como persona.

Antes de acabar, y hacer la pregunta que tengo que hacerle, no me ha gustado Rijkaard su reprimenda a Messi tras el partido contra el Espanyol porque con el balón en los pies buscaba "más al amigo que al equipo". Que culpa tiene Messi de llevarse bien con el gaucho dentro y fuera del terreno. Si le busca será porque confía más en él que en otros. No me imagino que ahora recrimine a su bien patrocinado Eidur Gudjonhsen por dedicarle el gol el pasado domingo a en Valencia al ídolo caído y decir que "Ronnie es mi amigo, mi amigo de verdad".

No deja de ser casual que los mejores amigos de Ronnie, Deco, Messi, Gudjohnsen, una vez sacrificados Motta y Belletti, sean los menos bien vistos por el staff barcelonista. Sorprendente.

!Ah!. No vaya a olvidarme. He dejado para el final de "Tengo una pregunta para usted", la que tiene que responder públicamente:

La suplencia, el ostracismo, la humillación por la que está atravesando Ronaldinho, ¿ no tendrá nada que ver con el romance itinerante que viven su hija y el futbolista?.

Como usted es un buen tipo, listo e inteligente, seguro que tendrá argumentos para contestar la pregunta que un invitado del programa televisivo le ha hecho. Si puede ser, conteste en 59 segundos.

Gracias.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Schuster, corazón culé.

Berd Schuster se ha sacado un peso de encima: Messi. Ya no habrá que pararlo "como sea", como dijo tras aquel Barça-Getafe en que el pequeño delantero emuló a Maradona marcando un gol de época. A Schuster, como entrenador, no le gustó el pasillo que hicieron sus defensas ante el arte del argentino. A Schuster, como amante del fútbol, seguro que le gustó el gol. Porque el alemán, por encima de filias y fobias, siempre ha sido un enamorado del buen fútbol.

Otra cosa es como técnico. Y otra más distinta todavía, como entrenador del Real Madrid que es de lo que ejerce ahora. Capaz de preguntar de dónde es el árbitro que les ha dirigido. Y de alegrarse ahora de que Messi no juegue "y si tampoco lo hace Ronaldinho, mejor".

No quiere obstáculos al objetivo que se ha marcado: hacer olvidar a Capello y seguir creciendo como entrenador.

Schuster es un personaje peculiar. Y ahora, a pesar de seguir ejerciendo como socio barcelonista (hay que tener cojones), ha entrado en la lista-negra de parte de los barcelonistas. Ayer, sin ir más lejos, en TV3, ya le comparaban con Mourinho y preguntaban al pueblo quién les da más rabia, si el portugués o el teutón. Y como Mourinho está en el paro, Schuster provoca más pasiones contrarias.

Schuster, que siempre ha confesado tener un corazón barcelonista, ha tenido de por vida una relación de amor/odio con el FC Barcelona. Desde el primer día que llegó, en 1980.

La directiva de Núñez estaba locamente enamorada por su fútbol. Era un superdotado físicamente y un talento extraordinario con los pies. Sabía colocar el balón en los pies de un compañero a cincuenta metros de distancia. Y sólo tenía 20 años. Una maravilla.

Con lo que no contaba -pues no pensaba que fuera un hueso tan duro de roer- era con Gaby, su esposa, que además era la negociadora. Fue la primera mujer que se sentó ante un presidente negociando un contrato de fútbol. Y era una roca. La propia Gaby Schuster, cuando su marido tuvo un conflicto con la selección alemana (1981) se tiró al cuello del seleccionador, y escribió un artículo en el diario Express de Colonia en el que, entre otras cosas decía: "Yo me convierto en una leona cuando se comete una injusticia con mi marido".

Era una mujer de armas tomar. Cuando Núñez, Casaus o Gaspart la veían aparecer, les cambiaba el color de cara y les temblaba todo el cuerpo. Gaby era mucha Gaby. Y Bernd ( o "Bernardo" como le llamaba José María García), mucho Bernd en el campo.

La historia de Schuster con el Barça ya la conocen. En sus ocho años de vida blaugrana pasó de todo. De ser el mejor entre los mejores (incluído el Maradona azulgrana); de sufrir las más alevosas agresiones de los contrarios (por mucho que Goikoetea siempre se justifique), a arrojarle la toalla y la camiseta al entrenador Venables por sustituirle en la desgraciada final de la Copa de Europa de Sevilla. Y es que a Terry Venables, con el marcador cero a cero, no se le ocurrió otra cosa que sustituir al alemán por Moratalla cuando quedaba buena parte de la segunda mitad, más prórroga y lanzamientos de penaltys. Fue tal la indignación del alemán que no quiso quedarse en el campo y sin autorización pidió un taxi y se fue al hotel. Era lo menos malo, porque era imprevisible qué hubiera hecho con su entrenador y con quién se le pusiera delante.

"Mientras yo sea presidente, no jugará más con el Barça", sentenció Núñez. El caso acabó en los tribunales de justicia y un año sin jugar.

Pero como Schuster era mucho Schuster como futbolista, y la cola de pretendientes era interminable -aunque muchos directivos foráneos temían la negociación con Gaby- la directiva de Núñez prefirió bajarse los pantalones y decir Digo donde dijo Diego y abrirle nuevamente las puertas del vestuario y la titularidad al equipo.

Aquel caso quemó tanto que, pese a que el jugador tuvo un comportamiento intachable tendiendo la mano a la directiva en la revuelta del Motín del Hesperia en el que la plantilla solicitó la dimisión del presidente a causa de un conflicto con los contratos de imagen y Hacienda, acabó marchándose y fichando por el Real Madrid.

Cuando se presentó en el Camp Nou vestido con la camiseta blanca, le dijeron de todo y más, pero menos que a Figo. Porque a Schuster, aunque en ese momento se le odiaba por haber fichado por el gran rival, en el fondo siempre se le había admirado por su personalidad dentro y fuera del campo.

Más tarde, regresó también al Estadio con la camiseta rojiblanca del Atlético de Madrid. Pero ya no era lo mismo.

Los ocho años de Schuster barcelonista han pesado -pesan- mucho. En el Madrid jugó tan sólo dos años (de fábula también) y tres en el Atlético de Madrid (y Jesús Gil respetándole, que era mucho respetar).

El tiempo había cicatrizado para los barcelonistas su pasó por el madridismo. Al fin y al cabo también lo habían hecho antes uno de los pioneros (Comamala), el gran ídolo Samitier, y hasta Tejada y Evaristo, por citar otros dos ejemplos carismáticos.

Su madridismo, para los barcelonistas, ya era historia, y se volvía a considerar/querer/apreciar y hasta admirar al ex futbolista. Schuster, además, volvía a estar presente en las vidas tertulianas como un azulgrana más. Eso sí, crítico. Porque Schuster nunca se ha callado nada y si algo no le ha gustado, lo dice. En eso es como su mujer.

Su trayectoria como entrenador del clubs modestos ha sido seguida y elogiada, y siempre se especulaba con la posibilidad de que un día acabara en el banquillo barcelonista. Pero fichar por el Getafe cambió su vida y el entorno. Cuando se le ocurrió censurar a sus defensas por no impedir la galopada de Messi, Schuster ya volvió a entrar en la onda de los antibarcelonistas, y cuando el Getafe eliminó al Barça de la Copa, creció su impopularidad en sectores de la prensa que quisieran ver siempre perdedores a todos los contrarios, lo que es claro imposible.

La guinda de volver a ser un hombre odiado desde la óptica azulgrana se produce cuando decide regresar al Real Madrid como entrenador. Y además, ganar. Y preguntar a un periodista dónde ha nacido el arbitro que les ha dirigido el partido. Y encima líder, ganando partidos a "lo" Capello, pero también ganando otros a "lo" Schuster. Es decir, sin término medio. O partizado de sombrero o bostezo italiano.

Ahora, el domingo, Schuster volverá al Camp Nou, al escenario de sus grandes éxitos, con el carnet de socio barcelonista en su bolsillo y sentándose en el banquillo blanco para intentar ganar y si es posible golear al Barça.

Es bastante previsible saber como gran parte de los socios barcelonistas recibirán el domingo al socio barcelonista sentado en el banquillo blanco. Pero es más imprevisible saber como lo despedirán....y como responderá él.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Raúl Tamudo/Raúl González.

Cada vez falta menos para la Eurocopa y saber con qué delanteros-punta contará Luis Aragonés. Como es costumbre, al seleccionador ya le están haciendo el equipo. Los que deben ir y no ir. Nadie duda de la segura presencia del Niño Torres y de Villa. Sería un terremoto nacional que no se cumpliera la lógica.

Otra parte de la prensa comienza a reivindicar (justamente) el nombre de Raúl González. Pero tanto si va como si no va, la lluvia de críticas caerán sobre Luis Aragonés. Si no va, le tildarán de rencoroso; si va, y España cae como siempre en cuartos de final, le moleran a palos. A Luis y a Rául.

Es un disco cantado.

La prensa catalana comienza a hacer campaña en pro de Bojan. Aún no es titular en el Barça, pero ya le colocan entre los fijos para la Eurocopa. Es evidente que se trata de un excelente delantero, y de una gran promesa, quizá la más firme esperanza, pero todavía hay que verlo ante los defensas-estopa.

De Raúl Tamudo, sin embargo, nadie habla. Miento. Sólo habla Tomás Guasch. El resto de la prensa habla cuando no le queda más remedio que hablar de él. Ha tenido ya más portadas de los diarios deportivos catalanes Bojan que Tamudo. Y uno lleva diez años peleándose casi solo con las mejores -y peores- defensas, y marcando goles tan decisivos como espectaculares. Pero su lastre, su pobreza (o su grandeza) es que juega en el Espanyol.

Si Tamudo hubiera sido jugador del Barça (que lo pudo ser en su etapa infantil pero tras estar a prueba en La Masia varios meses acabó inclinándose por el Espanyol) sería uno de los grandes iconos del fútbol catalán, nacional e internacional.

En los diez últimos años, no han habido mejores delanteros-punta en el fútbol español que los dos raules. El del Bernabéu y el de Sarriá/Montjuich. Raúl González ha conocido el cielo (tres Copas de Europa), pero también el infierno (la brutal campaña que ha sufrido los dos anteriores años). Y ha conocido también la injusticia: no ser Balón de Oro. Que un delantero como Raúl González y un defensa como Paolo Maldini, no hayan sido considerados los número uno, es como para cerrar las revistas y las organizaciones que proclaman estos premios. Una vergüenza y una sinvergüencería.

Yo no sé que delanteros-punta-punta se llevará Luis Aragonés. Ahí tiene para elegir, además de los raules, a los Fernandos (Torres/Morientes), a Villa y al recién llegado Bojan. Pero si no fueran los raules me parecería una de las mayores injusticias del fútbol español en toda su historia.

España ha tenido grandes "puntas" a lo largo de las décadas. Antiguamente, los puntas eran los arietes. Los de la furia ("a mi, Sabino, que los arrollo"). Más tarde se les conocieron simplemente como delanteros centros. Nombres que poco o nada dicen a las nuevas generaciones.El bilbaino Pichichi (que murió en plena juventud), el donostiarra Bienzobas; el barakaldés Agustin Sauto "Bata" que, en una inspiradísima tarde, le marcó siete goles al Barcelona (12-1); el asturiano Isidro Lángara, tres veces pichichi antes del exilio y que siguió siendo pichichi en América. El, para los sevillistas, inolvidable Marcelino G. González "Campanal I", el ariete que dirigió la famosa delantera sevillista de los "stuka"; el mítico Telmo Zarraonaindia "Zarra", el nueve que dirigió la famosísima delantera del Athletic, ganador de seis pichichis y autor del legendario gol ante Inglaterra en el Mundial de Río de Janeiro (1950) con el que Matías Prats padre, a través de Radio Nacional, lanzó a todos los españoles a la calle.

No acaban aquí las grandes leyendas de nuestro fútbol. Hay que añadir los Mundo, Pahiño, Mariano Martín, Arza, Barinaga, Pruden, Arcas....y especialmente César Rodríguez, "El pelucas". Su calvicie fue la más famosa de España y nadie ha marcado más y mejores goles de cabeza que el leonés. Jugando con el Granada (cedido por el Barça) marcó una tarde seis goles al Castellón. Los récords de Bata (7) y César (6) todavía no han sido superados por ningún otro delantero español. Sólo los nacionalizados Kubala y Eulogio Martínez, lograron también igualar la marca de Bata. El húngaro le metió siete al Gijón en Liga, y el paraguayo siete al Atlético de Madrid en Copa.

En este recordatorio de los grandes puntas españoles se encuentran también Marcelino, ariete de "Los 5 magníficos" (la mítica delantera zaragocista) y autor del gol que derrotó a la URSS en la final de la Eurocopa (entonces Copa de Europa de Naciones). Después del gol de Zarra a Inglaterra, el de Marcelino ha sido el más celebrado, también cantado por Matías Prats ya por la televisión en blanco y negro.

Después, el más afortunado fue Peiró, que se lo llevó HH del Atlético de Madrid al Inter, y junto a Suárez, vivieron la época dorada del Inter.

Pero el mejor de todos, en los años sesenta y setenta, ha sido sin discursión José Eulogio Gárate, el delantero del Atlético de Madrid que era todo un espectáculo ver su juego (junto a Luis Aragonés, Ufarte, Adelardo, Irureta...) y su elegancia en cada jugada. Hasta los defensas más violentos -que los había en abundancia- se rendían ante su escuela y sus goles.

Aunque nunca fue un nueve, pero sí un punta, el coruñes y después madridista Amancio ha sido una de las grandes celebridades de nuestra historia. Como buen gallego, nunca se sabía por donde íba a salir, pero acababa matando a las defensas contrarias, hasta que una tarde, ya en plena gloria, un defensa paraguayo del Granada, Fernández, terminó con sus filigranas en el área y le hizo saber lo que era una grave -gravísima- lesión.

Un ariete que pudo ser, fue Miguel Angel Bustillo. Pero no lo fue. El zaragocista era el ariete más prometedor, pero en su debut oficial con el Barça en el Bernabéu, tras marcar dos goles en los ocho primeros minutos de juego, una entrada de Pedro De Felipe acabó con él de por vida. Se pasó dos años en la enfermería y ya no volvió a contar el Barça con él.

Los últimos grandes delanteros centros del fútbol nacional han sido el madridista Carlos Santillana (el mejor cabeceador) que jugó con un sólo riñón sin saberlo nadie hasta que una lesión en Sarriá se lo descubrió; y el asturiano Enrique Castro "Quini", probablemente el último gran mito de los goleadores y con Zarra el que más pichichis ha obtenido. En su etapa final, siendo jugador del Barcelona, fue secuestrado. El calvario duró un mes, tiempo que mantuvo en vilo a toda la afición española y que al Barça le significó perder una Liga que tenía practicamente en el bolsillo.

Y entre éstos últimos, Emilio Butragueño, un atípico-punta (el ariete era el mejicano Hugo Sánchez) fue quien más revolucionó las áreas y las defensas contrarias. El sumum de sus actuaciones fue en un encuentro del Mundial de México ante Dinamarca en que marcó cuatro goles y mereció los titulares de todo el mundo. Butragueño fue un artista del balón. Una vez, en un partido importante, a su entrenador Benhakker se le ocurrió sentarlo en el banquillo. Horas después el presidente Mendoza citaba al técnico para decirle: "Que sea la última vez que lo hace. Está usted jugando con el patrimonio del Real Madrid".

Tras todo este escaparate de grandes puntas -y recuerdos- y sin olvidar otros magníficos arietes (de Ansola a Pepillo, de Marianin a Quino, de Sarabia a Satrústegui), indiscutiblemente la dupla Raúl González-Raúl Tamudo ha sido -y es- la mejor. Aunque uno, el madridista, haya sido víctima de la incomprensión del seleccionador y de una gran parte de la crítica por muy en horas bajas que estuviera; y el otro, Raúl Tamudo, cuyo pecado ha sido jugar en un club como el Espanyol, injustamente seudo olvidado por la prensa mediática barcelonesa sólo pendiente de quien respira...en el Barça.

Si hay justicia, no hay otra dupla para la Eurocopa que los dos raules. El resto, a la cola.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Ronaldinho y Kubala.

Ronaldinho jugó anoche ante el Stuttgart. Lo digo por si alguien todavía no se ha enterado. Para una gran parte de prensa, sólo estaba presente Bojan. Para la otra, el gol de Eto'o. Pues bien. Entre los dos delanteros más mimados del régimen laportiano (Txiki no aplaudió el gol de Ronnie, mientras Laporta envió un beso al camerunés cuando marcó el suyo) también jugó Ronaldinho. Y sin hacer un extraordinario partido, estuvo entre los mejores, y sin duda el que aportó -como siempre- mayor talento ofensivo. Además, marcó un gol y no fue a balón parado.

Pero ya no importa nada de lo que haga el brasileño. El régimen laportiano ha decidido ponerle la proa, aguantar los meses que vienen, y facturarlo. No lo soportan.

¿Ha cometido algún crimen el gaúcho?. No; simplemente que no está en la corte del régimen imperante. Anoche, aún no había casi ni terminado el encuentro, que en las emisoras radiofónicas ya preguntaban por el once azulgrana que jugará en Valencia. Los del régimen no dudaban. Apostaban por Bojan, Etoo y nueve más. No incluían a Henry porque está lesionado, sino, la delantera ya estaba formada: Bojan, Etoo y Henry.

Messi, amigo de Ronnie, ya comienza a contar poco, por no decir nada. Porque el argentino tampoco es de la cuerda del régimen imperante. Y también ya les sobra, aunque de momento lo disimulen más. Ahora, el objetivo y los focos están centrados en el brasileño. Ya le llegará el turno al excepcional Messi.

Gary Lineker, un excepcional ariete barcelonista de los ochenta, al que Cruyff aburrió y hundió haciéndole jugar lejos del área, pegado a la banda, para que no marcara goles y así justificar su traspaso, acaba de decir que en el Barça siempre hay líos. Y el mismo día, Deco, se quejaba amargamente del trato a que está siendo sometido Ronaldinho:"Aquí estamos matando a nuestros jugadores".

El caso Ronaldinho me traslada al tunel del tiempo. A los años cincuenta y sesenta. Cuando un entrenador (Helenio Herrera), un presidente (Miró-Sans) y un reducido pero importante grupo de prensa quiso acabar con Kubala. Y todo por celos, por envidias.

Para los más jóvenes, para los que no lo han conocido, Kubala ha sido el más grande jugador que nunca jamás ha tenido el Barcelona. Y junto a Di Stéfano, los mejores extranjeros llegados a nuestro fútbol. Con respeto para otros (Ben Barek, Wilkes, Puskas...). Kubala, además, era una extraordinaria persona. Humanamente difícil de superar. Kubala se peleaba con la directiva para que subieran el salario a sus compañeros de equipo, a los de la cantera. En cambio, Helenio Herrera, el entrenador que se lo quiso cargar, se enfrentaba a la directiva por los jugadores pero pensando en él. Fue quien impuso las primas dobles para los entrenadores en el fútbol español. Y lo logró, claro. Desde entonces, todos los entrenadores del mundo cobran el doble por cada victoria.

Kubala, sin querer ser protagonista, lo era por sí mismo. Fue quien enseñó a ejecutar faltas dándole al balón por encima de la barrera. Hasta entonces, los que lanzaban faltas lo hacían a base de potencia, pero nunca de técnica. Kubala fue el innovador. Al igual que con el lanzamiento de penalties. También se ejecutaban sólo a base de potencia, y Kubala fue quien aportó la técnica de engañar al portero y colocar el balón junto a la madera.

Cuando llegó HH al Barcelona, Kubala ya tenía treinta años. Había ganado todo y había vivido todo. Junto a sus compañeros y amigos César y Biosca, acabaron con las noches barcelonesas. E incluso en las vísperas de muchos partidos se fugaban de las concentraciones para irse de bailoteo o de lo que hiciera falta por las noches barcelonesas. Entonces, las noches de la ciudad, eran noches, noches. No como ahora.

A pesar de las noches mágicas, Kubala seguía siendo el mejor, y si un día no lo era, sus compañeros le auxiliaban para que lo pareciera. Y hacían siempre piña junto a él.

La directiva de Miró-Sans le tenía envidia y celos. Los eclipsaba sin querer hacerlo. Y la directiva comenzó a mover sus piezas (periodistas) para amargarle la vida. Y movió a HH, al que no hacía falta, porque ya sentía celos de él desde su llegada, para comenzar a sentarle en el banquillo. Inicialmente no se atrevió a hacerlo en casa. Lo hacía fuera, alineando a un leridano (Ribelles, un gran jugador que más tarde triunfó en el Valencia) y sentando a Kubala en el banquillo.

Una parte de la grada, manipulada por la directiva y un sector de la prensa, hicieron ver que la suplencia del ídolo se debía a su incompatibilidad en el juego con Suárez. Mentira. Todos sabían que no era cierto. Pero parte de la afición lo creyó y así se fabricó una gran división en los graderios, mientras HH y Miró-Sans se frontaban las manos. Todo por celos.

Así, de esta manera, se comenzó a debilitar la figura del mayor ídolo que ha tenido el FC Barcelona. El hombre que hizo el Estadio. Miró-Sans lo construyó, pero el autor, el creador fue Kubala que hizo pequeño Las Corts.

A fuerza de mentir y de humillar, llegó el día en que Helenio Herrera (una sonora derrota ante el Real Madrid) tuvo que salir corriendo del Camp Nou. Poco tiempo después lo hizo Miró-Sans aunque intentó amarrarse al poder, pero los bancos, que solo entienden de dinero, le apretaron tanto el grifo que tuvo que lanzar la toalla. Miró-Sans había dejado un agujero económico, no sólo amputable a la construcción del Estadio. La directiva, que vivía viento en popa, gastaba más que entraba.

Al final, pues, saltaron primero HH y después Miró-Sans, y Kubala regresó a la titularidad del equipo. Y en el Camp Nou se volvió a ver fútbol de calidad, jugadas de maestría y goles de ingenío. Se llegó a disputar la famosa final de la Copa de Europa en Berna. Se perdió 3-2 ante el mejor Benfica de todos los tiempos. Pero aquella tarde, el Barça mereció ganar por goleada. Cuatro remates se estrellaron en los postes, y la defensa azulgrana -extraordinaria- no tuvo su día más feliz.

Kubala salió por la puerta grande de Berna, pese a la derrota.

Después fue entrenador y acabó entrenando y jugando en el Español, junto a Di Stéfano. Los dos grandes ídolos destronados en Sarriá.

¿A cuento de qué viene todo esto...? Fácil. Que con Ronaldinho se está jugando con fuego. El brasileño, al igual que le sucedió a Kubala, tampoco quiere irse del Barça ni de Barcelona, pero entre el régimen laportiano actual, la inseguridad del entrenador presionado desde arriba, y la complicidad de plumas y micros al servicio de quienes mandan, están intentando el exilio del mejor jugador extranjero que ha tenido el Barça después de Kubala. (Cruyff sólo duró un año, aunque, eso sí, es el que más se enriqueció). Pero con una diferencia: que Ronaldinho aún tiene veintisiete años. Y la caza y captura sobre Kubala comenzó a los treinta y uno. Y también tuvo, como todo ser humano, sus horas bajas.

martes, 11 de diciembre de 2007

Piris y Goicolea

En el diario "La Vanguardia" de hoy (11-12-07), el periodista José Martí Gómez, que siempre se ha confesado y confiesa españolista, escribe sobre el significado histórico del club. "Sufrir, destino perico". Al referirse a ese agridulce 3-3 en Zaragoza (tras ir ganando 1-3) se refiere a su alegría cuando Tamudo marcó su primer y hermoso gol, "y lleva ya algo así como tropecientos goles que parecen extraídos de la chistera de un mago, escribí en el cuaderno en el que tomo notas que debía pedir hora al fisioterapeuta para que me pusiera en buen estado las cervicales a fin de tenerlas a punto el día en el que tenga que cargar con Tamudo a hombros, reverdeciendo actos heroicos de juventud".

Y añade Martí Gómez: "Porque yo, en mi juventud, cargué a hombros al portero Piris que andaba por el metro noventa y pesaba una barbaridad. De ahí vienen mis problemas con las cervicales, aunque yo diga que la culpa es de la máquina de escribir. Cargué con Piris, un buen portero de un flojo Espanyol, celebrando un éxito del equipo".

Al éxito que se refiere fue al ascenso del Español a Primera División (62-63) en una dramática promoción ante el Mallorca. Era la primera vez que el Espanyol estaba en Segunda División. Junto al Madrid, Barcelona y Athletic, eran los únicos supervivientes en la máxima categoría desde su nacimiento en 1929.

En aquella promoción de ascenso (con desempate en Madrid resuelto con un gol con la nariz del ariete andaluz Idígoras), Piris, fue la estrella de la final. Paró lo posible, lo imposible y lo que no está escrito.

Muchas generaciones no saben probablemente quién fue, quién es, Rafael Piris. Un guardameta excepcional, nacido en un pueblo de Baleares y que se dió a conocer en el Granada con el que llegó a jugar la final de Copa ante el Barcelona.

El Español, por recomendación de Ricardo Zamora, se hizo con los servicios del cancerbero balear-granadino. Estaba llamado a ser internacional. Pero Piris no era ambicioso. Le gustaba jugar y nada más. Incluso no jugar. Eso sí. Estar siempre con el equipo, animándole, empujándole a la victoria.

Piris se encontró en el Español con otro gran guardameta, López, suplente de Carmelo en el Athletic de Bilbao muchos años. Piris le dejó vía libre a López. "No me importa chupar banquillo", comentaba. Era un hombre querido y admirado. Por la afición en el campo, y por las mujeres fuera de la cancha. Recuerdo que vivía en una pensión en la calle París, entre Villarroel y Casanova, junto a otro españolista, cedido por el Real Madrid, Santos Bedoya, que acabó triunfando en el Sevilla. Un volante de extraordinaria calidad.

Las quinceañeras les perseguían en su recorrido desde la calle a Paris hasta el campo de Sarriá que hacían diariamente a pie.

Esa temporada que el Español jugó en Segunda, López fue el titular y Piris el suplente. Pero llegó la promoción. López se lesionó. Y al guardameta suplente no le quedó otra alternativa que jugar. Y lo hizo de tal manera que conmocionó con sus paradas a todos. Fue el gran héroe del equipo a su regreso a Barcelona en esa fecha en la que Martí Gómez le llevó a hombros. Toda la afición se volcó con el guardameta y con el delantero Idígoras, autor del histórico gol.

Piris siguió en el Español en Primera División. Fue suplente del gran Carmelo (padre de Cedrún, para los más jóvenes) y jugó con Kubala y Di Stéfano de blanquiazules, algo de lo que no pueden presumir muchos futbolistas. Fue compañero y amigo de ellos. A Kubala le tuvo también de entrenador en Sarriá.

Sólo he conocido a dos guardametas en el fútbol español que no les importara ser suplentes: a Piris y a un vasco llamado Patxi Goicolea, que llegó tras triunfar en el Real Valladolid y que se quedó de suplente del gran Antoni Ramallets. Estuvo cuatro años en el Barça y hubo colas de clubs intentando hacerse con sus servicios. Pero Goicolea, al igual que Piris en el Español, era feliz con su situación en la reserva. Siempre dijo "Prefiero ser suplente de Ramallets que titular en otro equipo". Dicho y hecho.

Por cierto, Goicolea hubiera sido vecino de Piris en Barcelona si hubieran coincidido en el tiempo. Uno vivía próximo a la Diagonal (calle París) y el otro montó un negocio de tejidos cinco o seis calles más abajo (en Valencia). La industrial textil se llamó "Goicosua" porque su socio era, ni más ni menos, que un joven gallego llamado a ser estrella universal, Luisito Suárez.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Raúl y Ronaldinho. Calderón y Laporta.

Nos acabamos de enterar: Calderón quiso cargarse a Raúl del Real Madrid. Con un año de retraso, Capello lo ha desvelado. El italiano tenía ganas de decirlo. Calderón ha tenido que tragarse las palabras del técnico. Ya lo puede desmentir el presidente, que entre la palabra del técnico y la del dirigente nos quedamos con la del entrenador.

Capello puede caer antipático a algunos por el fútbol que práctica. También discutible. Pero cuando habla es para decir verdades. Aunque duelan.

Calderón, en cambio, intenta cuidar las relaciones públicas. Dar buena imagen. Pero miente más que habla. Nunca nos ha gustado. El Madrid es él. Los demás no pintan nada. Ni sus antecesores. Ha criticado vilmente a Florentino Pérez e, incluso, ha cuestionado la figura de Santiago Bernabéu. Cuando se le ha preguntado de qué vive, ha dicho que Bernabeu vivía del club. Puede ser. Pero el patriarca no hizo nunca una vida de exhibiciones. Ni la menor ostentación. De Madrid a Santa Pola. Del fútbol a pescar.

Calderón, sin embargo, se exhibe por todas las partes. Es presumido. Muy presumido. Potente y prepotente. Y yo me apunto a los que se preguntan de qué vive. Sólo se le conocen sus banquetes, fiestas y viajes con el Madrid. De su trabajo poco. O nada. Todo el mundo sabe/sabía qué hace/hacía Florentino Pérez.

Es la diferencia.

Lo último que me faltaba conocer era ese propósito por intentar deshacerse de Raúl. Objetivo frustrado. Es cierto que Raúl ha atravesado una crisis. Si se quiere, una fuerte crisis deportiva y goleadora. Pero entra en la lógica. Desde los 17 años es titular indiscutible y referencia del madridismo. Algún día tenía que tener un bajón. Y lo ha tenido. Lo tuvo hasta Di Stéfano/Pelé/Maradona/Kubala. El más duradero fue el de Cruyff. De sus cinco años en España, sólo jugó la primera temporada. Pero cobró en oro las otras cuatro. Y ahora critica. Vive de la crítica.

Ahora, Raúl, ha resucitado. Me alegro. Se lo merece. Ha sido (es) un ejemplo de jugador, de goleador y de futbolista. Y es una institución ya en el Real Madrid y en el Fútbol Español. No podía salir por la puerta falsa como pretendía su presidente. Si la vida es justa, se irá antes del Real Madrid Calderón que Raúl. Y con una diferencia: Raúl se quedará por vida. Inmortalizado.

El caso Calderón y Raúl me recuerdan al de Laporta y Ronaldinho. Tampoco se sabe muy bien de qué vive Laporta. Habla de su despacho de abogados. Pero ese despacho -cuando menos antes de ser presidente- tenía más telarañas que clientes. Se pasaba la vida tramando cómo y de qué manera acabar con Núñez para llegar él. Fue su obsesión y su trabajo. Y desde que alcanzó la presidencia no ha hecho otra cosa que hablar, hablar, hablar. Comer, comer, comer. Viajar, viajar, viajar. Relacionarse en pro de él más que del Barça.

Al igual que Calderón con Raúl, Laporta también tiene una obsesión: ver la salida de Ronaldinho. Por mucho que diga palabras en favor del brasileño y le elogie, nadie -o pocos- le creen. Laporta también miente más que habla. Y en el caso de Ronaldinho todavía más. Nunca ha digerido los éxitos del gaúcho, y su sueño es verle lejos del Camp Nou. Para ello, se ha rodeado ya de un "ejército de periodistas" a su favor que no dejan de machacar al brasileño. El domingo, sin ir más lejos, un importante diario barcelonés titulaba "De número uno a uno más". Mayor crueldad, imposible.

Es decir, Ronaldinho no puede tener las horas bajas que tiene cualquier humano. Le están acorralando para que tire la toalla. Laporta está moviendo bien esas fichas periodísticas. La vergüenza es que algunos periodistas no se revelen, no contra Ronnie, sino en contra del presidente que además pretende poner y quitar directores.

Barcelona y Madrid, pues, viven un paralelismo presidencial. Nadie sabe de qué viven sus presidentes. Y si uno pretendió sacarse de encima a Raúl, el otro sueña con intentar hacer lo mismo con Ronaldinho.

Quizás, también, le salga el tiro por la culata. Ojalá.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Ronaldinho: acoso y derribo.

Es vergonzoso, lamentable y hasta cruel lo que está sucediendo con Ronaldinho. Y todo bajo una campaña orquestada y dirigida por Laporta y Cía que no han asimilado desde el primer día el éxito y el triunfo del brasileño. Desde que fichó, querían y deseaban su fracaso, a pesar de la hipocresía de las palabras.

Laporta y sus cómplices, siempre dicen una cosa y actúan de otra manera. Nunca dan la cara. Ahí tienen a un estómago agradecido y desagrecido como Badía para dar consignas y que el ejército de periodistas pelotas, desaprensiv0s y/o interesados por las promociones que otorga el club a los diarios, cumplan a rajatabla lo que hay que hacer: acosar y derribar a Ronaldinho en una guerra sin cuartel.

Que iban a por el brasileño se percibió desde el primer momento de su fichaje. Ellos (Laporta, Txiki, Cruyff, Patsy...) querían la famosa Triple A (Albelda, Aimar y Ayalar) a lo que el vicepresidente deportivo de entonces se opuso radicalmente. Laporta, ante el temor que sólo ser proclamado presidente le dimitiera su vicepresidente deportivo por disconformidad con la política de fichajes y denunciara ingerencias externas en los fichajes, cedió. Y así llegaron Ronaldinho, Deco, Márquez, Edmilson, Belletti, un lateral mejor que sus sucesores y autor del gol que significó la Copa de Europa. También se incorporaron el meta Rustu y el delantero Quaresma, un excelente delantero al que Rijkaard se empeñó en ponerlo al mismo nivel que Sergio Santamaría (la última temporada en el Sant Andreu, en Tercera División).

El vicepresidente deportivo de entonces no trajo a Mario (deseo de Eusebio) y tuvo que elegir entre Valdés y Reina. Uno de los dos tenía que salir porque eran incompatibles por edad, por carácter y por otras incompatibilidades.

En la cartera de fichajes del vicepresidente tan odiado por el "laportismo" en el número tres estaba Kaká. El uno era Ronaldinho, el dos Deco y el tres Kaká, pero la débil tesorería de entonces impidió su incorporación.

Ante una política de fichajes tan exitosa y determinante, los celos, las envidias y otras causas, generaron una batalla cruel contra Ronaldinho. No hay que olvidar que Johan Cruyff en sus artículos semanales jamás reconoció las virtudes del brasileño y censuró duramente la política de fichajes brasileños. Su inseparable Patsy señalaba más los defectos que las virtudes de la nueva estrella y aún no había transcurrido año y medio que ya recomendaba su traspaso para ingresar dinero y fichar otros jugadores. Naturalmente, otros jugadores que fueran de su agrado y del entorno por él representado.

Han aguardado a unas horas bajas del brasileño para hacerle la vida imposible, para tirar a matar. Eso sí, Laporta, Soriano, Ingla y Txiki siguen sin dar nunca la cara. Para eso ya tienen a cocineros del "Drolma" (si quiere comer bien no vaya al Majestic) dispuestos a hacerles el caldo gordo a los dirigentes atacando todo lo que huele a Ronaldinho.

Es una vergüenza, una auténtica vergüenza, todo el proceso condenatorio que se está viviendo en torno al mayor ídolo que ha tenido el Barça desde la marcha de Kubala, el hombre que hizo el Camp Nou.

Los grandes ídolos del barcelonismo han sido Samitier, Kubala y llevaba camino de serlo Ronaldinho. Cruyff fue flor de un día, exprimió las arcas del club y se cargó un equipazo influyendo ante Michels y Montal para eliminar a Sotil y fichar a Neeskens. Y tras Sotil, Juan Carlos y Marcial, cargándose el mejor equipo azulgrana desde el de "les 5 Copes" (el de Kubala). Cruyff se cargó aquel equipo como años más tarde también lo hiciera con el Dream Team para colocar en la titularidad a su hijo Jordi e incluso a su yerno Angoy.

Ronaldinho, que podía ser santo y seña del barcelonismo a lo largo de varias generaciones, está siendo destruido. Y con una doble moral por parte de la directiva. Diciendo una cosa y actuando de otra manera. Han contribuído a lograr una atmósfera anti para que la afición se canse y se enfurezca con el jugador pidiendo su marcha.

Ronaldinho nunca ha dicho que quería irse. Todo lo contrario. Vive y es feliz en Barcelona y en Cataluña, pero está pagando el pecado de haber llegado en contra de la opinión de los hoy gobernantes dominantes.

Pero Roma no paga traidores y algún día les pasaran factura de esa doble moral. Y ojalá, la próxima directiva que llegue, levanten las alfombras actuales. Pueden dejar pequeño a Gaspart.

Periodistas deportivas.

La mujer cada vez está más interesada por el deporte en general y por el fútbol en particular. Hablan, discuten y polemizan. Atrás quedan aquellos años en que no se veía bien (más bien mal) a la mujer en los estadios y sobre todo a la mujer-periodista-deportiva. Si la memoria no me falla, la primera reportera deportiva fue una gran intelectual: Anna María Martínez Sagi, que fue además la primera directiva del fútbol español (en el FC Barcelona). Anna María, hija de directivo, hermana de futbolista (Martínez Sagi) y prima de futbolista (Sagi Barba), empezó como deportista, practicando y destacando en varios deportes. Más tarde, ejerció de cronista deportiva, para ser más tarde periodista cultural, cronista política, poeta, republicana y feminista cuando el feminismo no existía. Fue una gran agitadora intelectual.

Después de Anna Maria Martínez Sagi tuvieron que transcurrir muchos años para que la mujer estuviera presente en el periodismo deportivo. Hubo, sí, excepciones.

Las profesionales que "rompieron" en el periodismo deportivo fueron Mari Carmen Izquierdo y Mercedes Milá. Fueron pioneras en televisión. Mari Carmen Izquierdo se dedicó especialmente al fútbol y en los telediarios su presencia era todo un acontecimiento. Mercedes Milá, la otra pionera audiovisual, rompió moldes en los deportes en general, especialmente en el motor, donde sobresalió por sus reportajes y entrevistas a Angel Nieto y Niki Lauda. Aunque su debú fue también con el fútbol. Fue la primera mujer que entrevistó en directo a Johan Cruyff, que fue además su debú televisivo. En el programa "Polideportivo", plataforma de las primeras mujeres periodistas televisivas: Teresa Aranda, que se pasó después al reportaje político, y Olga Viza, una gran periodista deportiva, la "cara" de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

Entre ese grupo de pioneras televisivas también están Maria Escario (hoy sigue siendo la "imagen del deporte" en TVE) y Elena Sánchez.

Paralelamente a estas mujeres que llamaron la atención por su dedicación al deporte, otras también se dejaron sentir. Nuria Pastor escribió de golf cuando casi ni los hombres escribían de este deporte.

Isabel Bosch fue la primera voz femenina en aparecer en "las noches de García" desde Barcelona junto a Joaquim María Puyal. Hoy está en TV3 junto a Inma Pedemonte, otra de las "heroicas" periodistas deportivas todavía en candelero en el canal autonómico catalán.

Siempre he seguido el papel de la mujer en el deporte. He leído con gran interés las crónicas periodísticas de Angels Piñol en "El País", al igual que de Ketty Calatayud en "La Vanguardia" (que ahora no escribe en deportes). Y he seguido, y sigo, la profesionalidad de Ruth Vilar y Rosa Gordillo en Catalunya Rádio, así como de Laura Martinez en la Ser o Mónica Palenzuela en el Força Barça de Arús.

Y Pilar Calvo, que de unos años aquí, me ha parecido siempre una de las mejores, tanto en radio como en televisión, y que no está suficientemente explotada.

Como me atrae también el conocimiento, el temperamento, la garra de Cristina Cubero, una reportera de raza tanto en "El Mundo Deportivo" como en el Força Barça y antes en El Rondo. Además, la mejor informada sobre futbolistas brasileños, argentinos e italianos. Lo que hace, se lo curra.

Me gustaba también el descaro de Lourdes García Campos en "El Rondo", un vacío que se sigue sintiendo en la programación de TVE.

He seguido también con interés los pasos de Cristina Villanueva desde sus inicios -creo- en Teledeporte, antes de su salto a La 2 y ahora en La Sexta, como sigo actualmente los primeros compases de Susana Guasch en las retransmisiones de la Sexta. Me gusta -no La Sexta sino ella-.

A la que no sigo, ni pienso perder el tiempo es a una tal Mireia Canalda, cuya trayectoria profesional no se fundamenta en el interés y en el trabajo periodístico, sino en razones extradeportivas, según propia confesión. Se ha dado a conocer por ser ex-de-Ronaldo, y ahora "amiga de Etoo", según comentó una noche en "¿Dónde estás corazón?"

Querer abrirse paso y camino en el periodismo deportivo sólo por ser amiga de futbolistas no es razón suficiente para tener una plataforma. Y menos en una televisión pública (TV3), que pagamos todos los contribuyentes, y que le brinda esa oportunidad negada a otras profesionales que manifiestan su talento y su profesionalidad pero que no se dedican únicamente a ser amiga de.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Marc Ingla, un pulpo en un garaje.

Del nuevo vicepresidente deportivo del FC Barcelona, tenía las peores referencias: un ambicioso. Capaz de pisotear a quien sea para alcanzar sus objetivos. Al Barça llegó de la mano del ex directivo Bartomeu y a él fue a quien primero traicionó. Se unió a Laporta y dió la espalda al entonces responsable de las secciones del club. Suficiente.

Después, en su parcela, el marketing, nada de nada. Mucho humo y poco fuego. Junto a su -de momento- inseparable Soriano, autor del "gran negocio" de la venta de la camiseta azulgrana a la China. Puro cuento chino.

Su gestión al frente del marketing ha sido una nube de promesas y una lluvia de desilusiones.

Ahora, le han encomendado la parcela deportiva y ya ha hecho sus primeras declaraciones. Más decepcionantes, imposible. Le escuché en RAC y en Catalunya Ràdio y no sé donde dejó de manifiesto su mayor incompetencia. Dijo, entre otras perlas, que los jugadores le conocen "porque el último día que los vió les dió un Audi a cada uno". (sic) O que le gusta más un Camp Nou en silencio que uno que anime y grite en exceso...

Habló también de cuestiones técnicas. Dijo que los primeros empates del equipo no fueron por problemas de actitud de los jugadores - a los que calificó de "adorables"- sino porque las soluciones técnicas no fueron las mejores o no encontraron la fórmula de ganar los partidos. Toda una carga crítica contra Rijkaard.

Dijo que le había gustado el Betis de "Joaquin y Denilson" (sic).

Puntuó a Laporta con un "diez" (más pelota, imposible); a Txiki Begiristain con un "notable alto"; a Rijkaard con sólo un "notable"....y a su ex compañero de junta Sandro Rosell con un "aprobado". Junto a Bartomeu, Rosell fue quien proporcionó su ingreso a la directiva, y si a su antecesor en el cargo después de fichar a Ronaldinho, Deco, Márquez....lo califica con un "aprobado", apaga y vamonos. Muy alto se ha puesto el listón.

Deprimente.

No quiero añadir más "perlas". Son suficientes para dejar de manifiesto su falta de ética para ocupar el puesto con el que ha sido obsequiado. Un trepa sin escrúpulos. Un pelota del presidente y un desagrecido con quien le abrió las puertas de la directiva.

Veremos si él es capaz no sólo de igualar o superar al anterior vicepresidente deportivo sino tan sólo de llegarle a la suela de sus zapatos.

Tipos como Ingla (pelota, desagradecido y desmemoriado) desmerecen a la directiva del Fútbol Club Barcelona. Pero es lo que quiere Laporta. De tal árbol, tal astilla.

martes, 4 de diciembre de 2007

Thierry Henry, el nuevo "saldo" del Arsenal.

Thierry Henry, cuando tuvo que fichar, no fichó. El Arsenal no estaba por la labor y el delantero, dicho sea de paso, tampoco. Después de la final de París dijo que no podía dejar a su club en ese instante y además censuró y criticó a varios jugadores barcelonistas.

Pero del dicho al hecho transcurrió un año. Henry había tenido una pésima temporada, jugando sólo diecisiete partidos de los ochenta que disputó su club. No por falta de calidad sino porque las molestias en la zona lumbar iban en aumento, y su velocidad -su principal virtud como fubtolista- iba decreciando. Thierry ya no era/es el que era. Seguía/sigue siendo un buen jugador pero en la curva descendente.

Todos los obstáculos que años antes puso Arséne Wenger a su traspaso se convirtieron en facilidades. Wenger ya no pensaba en Henry como líder del conjunto. Su nuevo líder era/es, paradójicamente, un catalán del Barça: Cesc Fábregas.

El Barça, que dejó escapar increíblemente a Cesc, se empeñó en traer a Henry. Lo necesitaba. No para el campo. Como paraguas de la pésima temporada anterior. Y el mismo día que concluía el campeonato, que el Madrid se proclamaba campeón de Liga y de baloncesto, Laporta fichaba al delantero francés como tapadera de los éxitos del rival y de los errores propios. La gente ya tenía en quien entusiasmarse. Se vendió como el más fantástico de los fantásticos. El delantero que con el respaldo de la directiva y de Txiqui Begiristin iba a eclipsar además a Ronaldinho, Deco y Eto'o. Incluso Laporta felicitó públicamente a Soriano por su magnífica negociación. Magnífica, ¿para quién?. Evidentemente para el Arsenal.

Henry llegaba con más de treinta años, lesionado, divorciado aquelos días, y un coste total de 50 millones de euros sumando el traspaso y la ficha del jugador. Y todos contentos. El Arsenal, naturalmente, más contento. Por segunda vez en la historia, en escasos años, hacía el gran negocio con el Barça. Primero, con Gaspart en la presidencia, que pagó el oro y el moro por Overmars y Petit, en una caótica operación en la que unicamente ganaron el Arsenal, los jugadores y -supongo- los interesados en la operación.

Mientras, entre Overmars, Petit y Henry, Arséne Wenger y el Arsenal se llevaron a Cesc Fábregas por tan sólo un cambio de residencia y un millón de euros en concepto de formación.

El negocio, más redondo, imposible.

Hoy, sin embargo, hay que seguir aplaudiendo el traspaso y tener paciencia, como acaba de manifestar Laporta que, además, ha agradecido al jugador su comportamiento por jugar con el dolor que arrastra. !Sólo faltaría que con lo que ha costado y lo que cobra su comportamiento fuera reprimible!.

Horas antes que Laporta, Johan Cruyff ya había dejado escrito en El Periódico su apoyo al delantero francés. Y también su aplauso. "Aplaudo a este futbolista en la actividad y en la inactividad. En la actividad por su mentalidad de ayudar hasta ahora al equipo jugando con dolor. Y en la inactividad, por haber aguantado y parado pensando de nuevo en el equipo. Se para justo cuando sabe que va a volver Etoo. Tal y como yo lo veo -sentenciaba Cruyff-, es como si le diese el relevo. Sin casualidades. Le criticaban y estaba dando más de lo que podía. Otro se habría bajado del barco mucho antes".

¿Sin cobrar....?

De esto no habla Cruyff, el entrenador que se especializó en avalar jugadores desahuciados que cobraron sus buenos millones para tampoco jugar. ¿O acaso alguien ha olvidado los fichajes-de-cristal de Gica Hagi y Robert Prosinecki, después de fracasar en el Madrid y rotos por todas las partes....?

Ya sé que en el Real Madrid pasa lo mismo y otro día hablaremos del Madrid, de Calderón y de Mijatovic. Pero hoy, toca Barça. Y es que nos la han vuelto a meter, bien metida.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Ronaldinho y Messi.

¿Quién criticaba a Messi? ¿Quién comenzaba a decir ya que es demasiado individualista? ¿Quién decía que su amistad con Ronaldinho le estaba perjudicando...? ¿Quién...? ¿Quién...?

A Messi se le comenzaba ya a censurar. Todos los elogios eran -casi aún son- para Iniesta y Bojan, y la búrbuja catalanoargentina parecía declinar. "Dime con quién andas y te diré quien eres", le comenzaban a advertir.

Después del partido ante el Espanyol, en que volvió loco a su compatriota Clemente (estará meses soñando con él, como le sucedió años atrás a Olivella con Gento) estos días ya nadie señalará con el dedo acusador al pequeño pero gigante extremo blaugrana. Y supongo, supongo, que comenzará a devolvérsele ese protagonismo hurtado en favor de otros jugadores, buenos ellos, pero que no son ni mucho menos que Messi.

Ahora, para felicidad de Messi y de los buenos amantes del fútbol, sólo falta que dejen de humillar a Ronaldinho en el banquillo de los acusados. Es lastimoso que se haya llegado a ese extremo. Ronaldinho cojo, es mejor que todos. Ante el Español, en los pocos minutos que le sacaron de la humillación, demostró que con partidos y confianza volverá a ser el Ronaldinho que ha maravillado a todos.

Algunos ignorantes del papel y de las ondas sólo han querido subrayar que cuando el brasileño se incorporó al titular el equipo que ganaba acabó perdiendo. Hay que decir a esos manipuladores de la opinión pública que con Ronnie en el campo volvió a revivir el equipo y Messi que estaban ahogados y perdidos ante un Español que de ser goleado pudo acabar venciendo.

Ronaldinho, andando, lanzó una falta que no fue gol por la mano milagrosa de Kameni; cabeceó un balón que no fue gol por la estirada milagrosa del camerunés. Y junto a Messi realizaron las dos mejores jugadas de la noche, salvo la del primer gol azulgrana.

Además, Ronaldinho comenzó a volver a sonreir. Y su compañero y amigo, Messi, todavía más.

Querer seguir humillando al brasileño con el banquillo que no se ha hecho para su figura (y recordemos que sólo tiene 27 años) y querer cuestionar a la primera de cambio al argentino, nos parece injusto, penoso y vergonzoso.

Sólo nos parece explicable si algunos juntaletras y juntapalabras (estómagos agradecidos por un plato de judías ) siguen consignas de celosos directivos todavía sin digerir que ni Ronaldinho ni Messi hayan sido avalados por ellos.

Si quieren hablar y cuestionar a jugadores, ahí tienen el caso Henry, el fichaje-estrella para tapar el fracaso de la campaña anterior. Pero no se preocupen, no, que seguirán dale que dale humillando a Ronnie y esperando que Messi vuelva a tener un partido tonto, para volver a asociarles con el mal.

Y es que Ronaldinho, en las horas bajas, y Messi en las horas normales, continúan siendo, además de los mejores, amigos dentro y fuera del campo y queriendo jugar el uno junto al otro, lo que no digieren algunos envidiosos e, incluso, algunos interesados, que también los hay.